AMULET HOTEL
Esta pequeña madrasa se transformó en hotel hace diez años. Desde entonces, la gestión no ha hecho más que mejorar el confort y la calidad de los servicios, y hoy la fuerza de este establecimiento reside en su incomparable encanto. Las habitaciones están dispuestas en las antiguas celdas, alrededor de un patio fresco y agradable donde le esperará un reconfortante té después de un día de caminata por la ciudad. Las habitaciones y sus muebles son el orgullo de la tradición y de la artesanía (con magníficos suzanis en las camas y en las paredes); son casi un viaje en el tiempo, sin descuidar el confort. Sin embargo, al pasar por el baño se entra en el siglo XXI, con cabinas de ducha y equipos de última generación. Un hotel verdaderamente único, visitado por huéspedes distinguidos (delegaciones de las embajadas de Francia y Alemania residían allí durante nuestra visita). El personal es profesional y muy amable. No dude en disfrutar aquí de su cena, ya que el restaurante del hotel ofrece una cocina muy sabrosa. Pida visitar la mezquita adyacente, de trescientos años de antigüedad, cuyas paredes aún conservan algunos vestigios de la decoración original.