Alrededor De Ciudad De México

No podemos recomendar este restaurante lo suficiente, ya que es conocido como el mejor restaurante del pueblo (y tendemos a estar de acuerdo). Tanto los lugareños como los visitantes acuden aquí para disfrutar de su comida. El platillo del bosque ofrece una mezcla de proteínas para despertar a los muertos: arrachera, chorizo, nopales, puré de frijoles, guacamole y quesadilla. Y el plato huasteco tampoco está mal... Para los tímidos, la ensalada con arrebato. El conjunto es muy abundante, por una excelente relación calidad-precio. No busques más.

El lugar tiene dos locales en la misma calle, este parece un pequeño bistró montado bajo los pórticos: dos pequeñas mesas en el interior y las otras -muy coloridas- en la terraza. La carta ofrece platos más elaborados e internacionales que en otros lugares del pueblo: cassolettes de queso fundido, callos y huesos de tuétano como entrantes, carnes y pescados notablemente bien cocinados (atún, salmón), y las inevitables truchas locales con diferentes salsas. La hamburguesa está muy bien hecha (sobre todo porque puedes elegir la cocción).

Cuando los empleados de la compañía minera inglesa llegaron de Cornualles en 1824, se llevaron la receta de un pequeño pan relleno de patatas y carne llamado pasty . Con el tiempo, las esposas de los mineros de toda la región comenzaron a elaborar este plato, fácil de transportar a la mina, añadiendo ingredientes locales. Este restaurante ofrece una amplia variedad de estos tradicionales buñuelos, tanto salados (de papa y carne, de frijoles, de mole, de atún, de pollo, de verduras) como dulces (de chabacano, de mora, de piña, de fresa, de chocolate, de guayaba, etc.).

En el corazón del pequeño mercado artesanal, de techos altos, luminoso y bien amueblado, se encuentra un espacio dedicado a la cocina regional. Aquí, la frescura de los ingredientes, la fruta y la verdura es lo más importante. Encontrará platos típicos de carne y aves, así como algunas propuestas de pasta y ensalada. El menú del almuerzo es muy barato, pero quizás un poco ligero para aliviar los grandes apetitos. No dude en pedir las magníficas enmoladas. La sala del restaurante, que se asemeja a un patio interior, es luminosa y agradable.

Inaugurado en 2014, este excelente restaurante tenía la misión de impulsar los límites culinarios en torno a la cemita, el tradicional panecillo con el que se elaboran los bocadillos en todo el continente latino. Aquí, el toque contemporáneo es claro, limpio y preciso. Misión cumplida, el chef sigue sirviendo sus hermosas cemitas, pero también adapta e interpreta la cocina de la otra Puebla: la de las montañas, los pastos, la niebla, el humo, los arroyos helados, la fruta, el aire puro y los volcanes.