Qué ver y hacer Maramures

Junto al Museo Etnográfico, situado en la pintoresca Colina de las Flores, el Museo de la Aldea (muzeul Satului) presenta, al aire libre, interesantes casas tradicionales de la región, con interiores y exteriores reconstruidos: graneros, pocilgas, instalaciones agrícolas y maquinaria agrícola de la época. También verá cruces, puertas y una iglesia de madera de 1630, traída del pueblo desde Chechiș. Sin embargo, aunque esta reconstrucción rural es vasta y apasionante, no sustituye a las vacaciones en el campo.

Ubicado en un edificio del siglo XVIII cerca del casco antiguo, expone más de 250 obras de la Escuela de Nagybánya (nombre húngaro de Baia Mare), una colonia de pintores fundada por Simon Hollósy en 1896, en la época en que la ciudad formaba parte del Imperio austrohúngaro. Influido por el Impresionismo, este movimiento, muy famoso en Europa, se caracterizaba en particular por la pintura plenairista, al aire libre. El museo cuenta también con colecciones de obras de arte rumano y europeo de gran valor, que se muestran en exposiciones temporales.

Es el símbolo de la ciudad. Con una altura de 50 m, la Torre de Esteban (turnul Ștefan), de estilo gótico, es el antiguo campanario de una iglesia destruida en el siglo XIX tras graves daños. Su construcción se remonta al siglo XV, ordenado por el príncipe Iancu de Hunedoara para marcar la victoria de Ialomița sobre los otomanos. Se completó durante el reinado de su hijo Matías Corvin en 1468. Sus impresionantes escaleras le llevarán a la cima, donde disfrutará de una hermosa vista de la ciudad y de los cerros que la rodean.

Está ubicado en la antigua Casa de la Moneda, construida en el siglo ^XVIII y actual sede del Departamento de Minas. Una sección del museo recorre la larga historia de la minería en Baia Mare. También se pueden ver monedas, armas, fotos, documentos diversos y objetos antiguos, así como una sorprendente colección de unos 300 relojes. En cuanto a la arqueología, hay una exposición permanente dedicada a los "Tesoros de la Edad de Bronce en el norte de Transilvania".

En la pequeña ciudad de Carei, a 36 km al suroeste de Satu Mare, este soberbio castillo barroco bien merece una visita. Construido en 1792 por la poderosa familia Károlyi en el emplazamiento de una fortaleza ^{del siglo XV}, fue transformado de nuevo en 1894 para adoptar su ecléctica forma actual, con aires de castillo medieval: se le han añadido varias torres y las fachadas están decoradas con elementos románticos y neogóticos. Los interiores, amueblados con muebles de época, recrean el ambiente de una residencia aristocrática de finales ^{del siglo XIX}.

Ubicado en un edificio Art Déco de 1936, cuenta con colecciones históricas, etnográficas y arqueológicas. La sección etnográfica, con sus ricas colecciones de cerámica, textiles y otros objetos de uso cotidiano, refleja el multiculturalismo de la región. La sección histórica se centra especialmente en el periodo de entreguerras, con interesantes reconstrucciones (café, salón social, etc.). La sección de arte, situada en la piața Libertății, expone obras de artistas rumanos como Corneliu Baba, Ion Jalea y Aurel Popp, todos ellos nativos de la región.

Esta hermosa iglesia neoclásica, con sus cúpulas y fachada decorada con columnas corintias, fue construida entre 1830 y 1837. Tiene dos altas torres que la hacen reconocible en toda la ciudad. En su interior destaca el órgano de más de 4.000 tubos y el altar mayor de mármol de Carrara. Se trata de una catedral católica frecuentada principalmente por la comunidad húngara de la ciudad y la región. Cerca, en la strada 1 Decembrie 1918, se encuentra el palacio episcopal (1851), también de estilo neoclásico.