Restaurants cuisine régionale Zanzibar Town

Una institución en Stone Town. En Lukmaan se comen especialidades locales, pero en un entorno adaptado para los turistas. Agradables mesas en el exterior, una terraza delante en la calle sombreada por un bello baobab y una carta repleta de especialidades. En primer lugar, todos los platos presentados en bufé pueden encargarse directamente en la barra, entre los que destacan los pescados y mariscos a la plancha. También se puede optar por platos típicos de la isla, no los clásicos para los turistas, sino los auténticos, aromatizados con especias locales, deliciosos y que encontramos en las ollas familiares, a imagen de este pulpo en su curry de coco, acompañado de plátanos verdes o boniatos al coco también. Hay que volver varias veces para probar las maravillas. También dispone de un juice bar con zumos originales (aguacate-plátano, remolacha-naranja-zanahoria, piña-maracuyá...). Todos los platos son mucho más baratos que en un restaurante clásico. En caso de afluencia, sírvase en la barra, ya que la espera es larga y trate de no llegar al final del servicio cuando ya no queda gran cosa.

Detrás del Emerson Spice Hotel hay un edificio en ruinas donde la naturaleza ha reclamado sus derechos. Un exuberante jardín secreto con una bonita decoración de antiguos carteles publicitarios y mesas y sillas a la sombra de enormes guirnaldas verdes. Es mágico Un santuario de calma y frescor. A mediodía, el menú es sencillo y asequible; por la noche, los platos son espectaculares y deliciosos, como el tierno queso de cabra en su arroz biriani, bajo una corteza de pan, o su tartar de atún. Fascinantes conciertos de taarab y ngoma los miércoles y viernes, y excelentes cócteles.

Situado en la primera planta de un edificio que se encuentra justo enfrente de la playa central de Stone Town (sobre el club de submarinismo One Ocean), Ocean Grill ofrece atractivos platos de marisco y pescado fresco a precios francamente razonables, incluso por la noche. El king fish, con sus plátanos verdes, y los platos suajilis son muy buenos. La terraza es agradable, con unas vistas despejadas. No sirven alcohol, pero ello no le impide comprarlo fuera para consumirlo en sus mesas. En cambio, el servicio es muy lento (perfecto para los contemplativos que observan las idas y venidas de los barcos) y no siempre pueden servirle todo lo que anuncian en la carta (prueba de que los productos son frescos pero decepcionante cuando se quiere un plato específico; infórmese al llegar).