Dirección de París que ofrece productos, carnes y postres de calidad
¡Un lugar muy agradable! Y una bonita decoración contemporánea en la que la madera, el cristal y el negro se responden y donde hay iluminaciones bien elegidas que añaden al elegante lugar. Se pueden ver las cacerolas de cobre y un trozo de cocina detrás de una gran cristalera. Colocadas en un suelo de damier blanco y negro, una gran mesa de huéspedes para comer entre amigos y mesas individuales de moda parisino: unas al lado de otras, muy apretadas… En el plato, el chef juega con su doble origen y no chorro con la calidad de los productos: la terrina de campaña con figatellú, compuesta de cebollas rojas y guindiana huele bien a Córcega, como los cannellonis al brocciu, espinacas y menta fresca. En cambio, las avellanas de cordero son de Limousin y van acompañadas de una blanqueada de habas con tocino campesino. Al manchar la sartén de frambuesas, con la miel cortada, el helado cedrado, que nos reconduce directamente en la isla de Belleza.