BASTIDA HISTÓRICA MOLINARD

En el corazón de la pintoresca ciudad de Grasse, la Maison Molinard ha grabado su nombre en la historia de la perfumería desde su fundación en 1849. Sus modestos comienzos en la fabricación de eaux de fleurs y eaux de Cologne fueron el preludio de una fulgurante expansión. Ya en 1860, la Casa presentó fragancias emblemáticas como "Jasmin", "Rose", "Mimosa" y "Violette", cada una de ellas en frascos de elegancia atemporal elaborados con el célebre cristal de Baccarat. El año 1900 marcó un punto de inflexión: la Casa se instaló en una antigua fábrica de perfumes, cuya estructura de destilería lleva la firma del célebre ingeniero Gustave Eiffel. Allí, la esencia de Molinard se mezcló con el encanto provenzal, acogiendo a una clientela adinerada que incluía a ricos extranjeros ingleses y rusos. El año 1921 pasó a los anales del diseño con el lanzamiento de dos productos emblemáticos que siguen siendo populares hoy en día: "Habanita", conocido como "el perfume de los cigarrillos", y "Concréta", la primera esencia sólida elaborada directamente a partir de la cera vegetal de las flores. Animado por estos éxitos, Molinard recurrió a artistas de renombre como René Lalique y Viard para crear frascos de un esplendor sin igual. Durante los locos años veinte, la cristalería Baccarat también ofreció su experiencia, creando piezas excepcionales para Molinard, a pesar del tumulto de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual nació el famoso "Paquete del prisionero". Hoy en día, Molinard sigue siendo un pilar de la industria de la perfumería, combinando brillantemente tradición e innovación a lo largo de las décadas, para deleite de los amantes de las fragancias de todo el mundo. Molinard, declarada Patrimonio Vivo, encarna el saber hacer francés. Actualmente emplea a unas cuarenta personas y factura casi seis millones de euros

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En la boutique, podrá llevarse las fragancias más emblemáticas de la marca, así como productos de belleza como agua micelar y crema de afeitar, y velas perfumadas.