Jimani es un puesto fronterizo. A pocos kilómetros del centro se encuentra la aduana y el mercado libre de impuestos, que, al igual que su ciudad hermana del norte, Dajabon, tiene lugar los lunes y jueves. El bullicio se asemeja al de Haití, con el tráfico y el regateo por el ron haitiano Barbancourt, por ejemplo. Desde el terremoto de 2010, esta frontera está más concurrida y el ambiente es tenso, agitado, embarrado y polvoriento. Los convoyes humanitarios acuden en masa, los tap-taps (camiones haitianos pintados con escenas ingenuas de vivos colores y repletos de mercancías) son legión, la carretera es mala y las estafas, habituales.

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