RUINAS DE LA CIUDAD ANTIGUA

Desde el museo, un puente suspendido permite acceder al yacimiento de las ruinas de la ciudad antigua. Merece la pena subir a la colina, tanto más cuanto que las vistas hacia las montañas de Meskhetia, las casas de Vani y las verdes colinas por un lado, y la llanura del Rioni y las montañas de Svenetia por el otro, conforman un decorado espléndido. El lugar está lleno de granados, por lo que, si es temporada, no deje de probar sus suculentos frutos. El espacio que ocupaba la antigua ciudad era de unas doce hectáreas, de las cuales a día de hoy solo se han excavado sistemáticamente menos de la mitad. Los mejores vestigios sacados a la luz por las excavaciones son un túnel de canalización, diversas tumbas de niños y de adultos, algunos sectores de muros de edificios civiles o religiosos, y unas magníficas marcas de escalera en lo alto de la ciudad. Anécdota divertida: justo encima del yacimiento hay una casa de piedra; poco antes del descubrimiento un campesino había construido su casa simplemente cogiendo piedras de los edificios antiguos. Dicen que cuando se enteró del valor de las piedras que había desenterrado, se avergonzó tanto que estuvo dispuesto a destruir su casa.