Qué ver y hacer Bucarest

Se trata de una vasta plaza equipada con una fuente cuyo tamaño no desmerece la amplitud del recinto. Construida en la década de 1980, la fuente fue renovada en 2018 y ahora ofrece hermosos espectáculos nocturnos, con chorros de agua, juegos de luces, proyecciones y música, una «sinfonía de las aguas» gratuita que se interpreta todos los fines de semana de mayo a octubre. Los edificios, que albergan multitud de pubs, son idénticos en tres de los lados, solo la parte norte sobrevivió a la destrucción. El centro comercial Unirea, instalado en 1976, vio la apertura del primer McDonald's del país en 1995, un emblema del capitalismo emergente.

La «plaza romana» es un importante punto neurálgico donde se cruzan varios ejes viarios y de transporte urbano, con la presencia de las líneas 1 y 2 de metro. La atraviesa el bulevar Dacia, y en ella desembocan los bulevares Magheru y Lascăr Catargiu. Está rodeada de varios bellos edificios, como el edifico que alberga la Academia de Estudios Económicos, al norte. Varias fachadas están adornadas con publicidad. La más notable, y emblemática de la zona, es la enorme botella de un conocido refresco, que se ilumina por la noche.

Situado frente al Museo Nacional de Arte, este soberbio edificio de 1895 es obra del arquitecto francés Paul Gottereau. Construido por el rey Carol ^I, alberga la biblioteca central de la universidad, la más antigua de la ciudad. Gravemente dañado durante la revolución de 1989, el edificio, que consta de tres secciones, ha sido renovado. En 2010, se instaló una estatua ecuestre de Carol ^I frente al Palacio de la Fundación, el edificio original.

Frente al imponente edificio del Hospital Colţea se alza la estatua de Mihai Cantacuzino, construida en 1869. Fue él quien, en 1704, decidió construir este hospital, el primero de la ciudad. Fue reconstruido dos veces. La iglesia Colţea también fue fundada por Mihai Cantacuzino en 1702. Sufrió numerosas reformas tras un incendio (1739) y un terremoto (1838). Te llamará la atención su singular pórtico, su estilo barroco italiano y los motivos florales de los ornamentos. El interior contiene pinturas de Tattarescu que datan de 1871.

Conectan la plaza Universității con la plaza Romană, y son uno de ejes viarios y comerciales más importantes de la ciudad, por lo que están muy transitados, a menudo congestionados. Construidos a principios del siglo XX, estas vías rectilíneas contrastan con las sinuosas calles que las rodean. Muchos de los edificios datan del período de entreguerras, de estilo art déco o moderno. Entre los más destacados están los hoteles Ambasador y Lido, y el asombroso garaje Ciclop (n.º 6).

Dominada por el Grand Hotel (anteriormente el Hotel Intercontinental), la plaza de la Universidad es uno de los lugares emblemáticos de la revolución de 1989 y de las «mineriadas» de los años noventa, las manifestaciones y protestas violentas de los mineros rumanos, como atestiguan las numerosas cruces, placas y mausoleos que rinden homenaje a sus víctimas. En el centro se alza la estatua ecuestre del héroe nacional Mihai Viteazul (Miguel el Valiente), erigida en 1876. Hoy en día, la plaza y sus alrededores son un animado lugar de encuentro para los jóvenes bucarestinos en torno a una pequeña fuente. También sigue siendo punto de encuentro de manifestantes.

La iglesia está situada sobre una colina y es uno de los monumentos de la fe rumana más importantes. Fundada en 1658 por el voivoda Constantin Șerban, se convirtió en la iglesia del metropolitano de Valaquia unos años más tarde y en la catedral del patriarcado en 1925. El edificio es bastante imponente, con una fachada porticada y tres campanarios, añadidos en 1698 por Constantin Brâncoveanu. La ornamentación interior es impresionante, pero quizá lo más fascinante es el fervor que desprende. Al lado, el palacio del Patriarcado alberga la sede de la Iglesia Ortodoxa Rumana.

En la entrada del centro histórico, en la confluencia de la calle Lipscani y el bulevar Brătianu, se alza la estatua Lupoaicei, una reproducción de la famosa loba romana que amamanta a Rómulo y Remo. Fue donada a la ciudad por el municipio de Roma en 1906, para resaltar la latinidad de la cultura rumana. Réplicas similares pueden verse en otras ciudades rumanas, como Timișoara, Alba Iulia y Târgu Mureș, donadas por varios municipios italianos. En Bucarest, la loba ha cambiado varias veces de ubicación.

Este bello parque de exuberante vegetación fue fundado en 1860 por el famoso médico Carol Davila. Sus 18 hectáreas están divididas en varios sectores, dedicados a plantas exóticas, a la flora de Dobrogea y a las plantas mediterráneas. Cabe destacar también el jardín de la abuela, el jardín italiano, el jardín medicinal, la rosaleda, etc. Los invernaderos (atención: horarios de apertura restringidos) albergan plantas tropicales y subtropicales, cactus y palmeras. En total, más de 5.000 variedades, sin contar los 500.000 ejemplares del herbario.

En un agradable barrio junto al bulevar Lascăr Catargiu, esta llamativa casa roja de 1911 alberga una excelente colección del escultor Frédéric Storck, figura destacada del arte moderno rumano, así como pinturas de su esposa Cecilia Cuțescu-Storck y obras del padre y el abuelo de Storck, ambos también escultores. La colección también incluye dibujos a tinta y carboncillo, pasteles, acuarelas, gouaches y placas de bronce, así como objetos de coleccionista como iconos y monedas antiguas.

Este imponente edificio de ladrillo, situado en la esquina de las calles Luterană y General Berthelot, se inauguró en 1884. Es la catedral de la archidiócesis católica romana de Bucarest, religión que profesan más de 800.000 rumanos, la mayoría de ellos húngaros. La iglesia, de estilo principalmente románico, incluye algunos elementos góticos. La entrada está coronada por un gran rosetón. El interior, oscuro y elegante, alberga un impresionante órgano.

Ubicado en el espléndido palacio de Correos, este museo recorre la historia del país desde la prehistoria. Las distintas secciones albergan ricas colecciones. En el lapidarium, verá una réplica de la columna Trajana de Roma, así como numerosos frescos y estatuas. La sala más interesante es sin duda la del Tesoro, que contiene la famosa «Gallina con polluelos», una refinadísima colección de piezas de oro que se cree que perteneció al rey visigodo Atanarico.

Este pasaje cubierto, diseñado por el arquitecto Félix Xenopol e inaugurado en 1891, está dividido en dos ramales (Macca y Vilacrosse), que se unen bajo una elegante rotonda. Ambos pasajes están ocupados por tiendas y cafés. Las ventanas abovedadas amarillas crean una atmósfera de luz muy especial, sea cual sea la hora del día. Es un lugar tranquilo y agradable, testigo de una época en la que Bucarest brillaba y emulaba a las grandes capitales de Europa.

Los restos de la antigua corte principesca (Curtea Veche), que datan del siglo XIV, son el monumento más antiguo de Bucarest. El complejo estaba situado en el corazón de la ciudad medieval. Fue bajo el reinado del voivoda valaco Vlad el Empalador (que inspiró el mito de Drácula), entre 1456 y 1462, pero sobre todo bajo el de Constantin Brâncoveanu (1688-1714), cuando la residencia principesca gozó de su mayor influencia. Dañados por incendios y terremotos, los prestigiosos edificios fueron abandonados progresivamente a finales del siglo XVIII.

Instalado desde 2004 en un ala del Palacio del Parlamento, el museo cuenta con un amplio espacio de exposición. Presenta las obras de artistas rumanos contemporáneos, a menudo satíricas, como una miniatura del lugar. También hay obras de artistas extranjeros. El MNAC tiene una colección única, heredada del régimen comunista, que refleja la propaganda de la época. Parte de ella está expuesta en el primer piso. En el cuarto piso, una bonita azotea ofrece una vista incomparable de la ciudad.

Es un edificio de ladrillo rojo de estilo brâncovenesc situado entre bloques de viviendas a la entrada de la plaza de la Revolución. La iglesia fue construida en 1722 por iniciativa del boyardo Iordache Crețulescu (o Kretzulescu), yerno del príncipe Brâncoveanu. Los frescos interiores, de 1860, son obra de Tattarescu. La iglesia sufrió numerosas reformas en el siglo XX. Amenazada de demolición por el régimen comunista, finalmente no fue derruida. Sí sufrió daños durante la revolución de 1989, pero luego fue restaurada entre los años 1990-2000.

Este imponente edificio de 1900, uno de los más bellos de la capital, fue diseñado por el arquitecto francés Paul Gottereau. Construido en un estilo ecléctico que recuerda al Petit Palais de París, es uno de los símbolos de la influencia francesa en la arquitectura rumana de principios del siglo XX. Su fachada, ricamente decorada, está dominada por una gran cúpula central que ilumina el vestíbulo. El monumental arco de entrada, sostenido por cuatro columnas, alberga un reloj, enmarcado por Hermes y Deméter. En la actualidad, el palacio alberga la sede del CEC Bank.

La oficina municipal de turismo se encuentra en el paso subterráneo de Piaţa Universităţii. En este espacio recientemente renovado encontrará algunos folletos, mapas e información práctica sobre transporte, puntos de interés en la capital, servicios de excursiones y visitas guiadas, así como actividades culturales. La información no es abrumadora, pero esta pequeña oficina puede ser útil. Un miembro del personal en el sitio puede proporcionarle información.

Esta pequeña estación es de cierto modo una estación de "prestigio". Aquí se encuentra el Orient-Express, antes de llegar a Estambul.

Ubicada dentro de la antigua corte principesca (Curtea Veche), la iglesia de San Antonio el Grande, también conocida como iglesia de la Buena Nueva (Buna Vestire), fue construida entre 1545 y 1554 por el príncipe Mircea el Pastor, que aparece representado en los frescos. Ha sido bastante bien restaurada a lo largo de los siglos, a pesar de los muchos daños que ha sufrido: incendios, invasiones y terremotos. Destaca la elegancia y originalidad de su fachada exterior, que alterna el ladrillo visto y el enlucido rugoso.

La iglesia de la Princesa (Biserica Doamnei) fue construida en 1683 por la princesa María, esposa del príncipe valaco Șerban Cantacuzino. Con su entrada adornada con una rica decoración floral, este edificio rectangular anuncia el estilo brâncovenesc (el renacimiento valaco), al tiempo que conserva las características del estilo más austero que prevaleció durante el reinado de Matei Basarab. Es una de esas iglesias que el comunismo ocultó, literalmente encerrada por otros edificios. Invisible desde la avenida Victoriei, hay que atravesar un porche junto a un Pizza Hut para llegar hasta ella.

La iglesia de San Nicolás o de los Estudiantes (Biserica Sfântul Nicolae sau a Studenților) fue construida entre 1905 y 1909 por iniciativa del embajador ruso de la época. Sus cúpulas doradas le dan el aspecto de una iglesia ortodoxa rusa. Vista desde la plaza Universităţii, es muy fotogénica. Su iconostasio, obra de artistas moscovitas, sigue el modelo del de la iglesia de los Apóstoles Pedro y Pablo del Kremlin. Hoy se utiliza como capilla para estudiantes.

Este pequeño y reciente museo es el único de su género en Bucarest. Nada más llegar, le recibirá un guía que le explicará las distintas etapas de la visita. En la primera sala se exponen documentos (escritos, sonoros y de vídeo) que recorren la historia del régimen, desde su advenimiento hasta las horas más oscuras de la dictadura de Ceaușescu y su caída. Para que la experiencia sea aún más envolvente, a continuación tendrá la oportunidad de pasear y residir en las habitaciones de un piso completamente recreado con muebles y objetos de época.

He aquí un edificio que está cristalizando pasiones y creando polémica. Y con razón: esta catedral, cuya construcción comenzó en 2011, ha costado hasta ahora más de 200 millones de euros, la mayor parte procedentes de fondos públicos. Además del debate sobre la estética de este gigantesco edificio junto al Palacio del Parlamento, con el que rivaliza, una gran parte de la población considera que ese dinero debería haberse destinado a fines más útiles (escuelas, hospitales, etc.).

La "Patrulla Roja" le propone recorrer las calles de Bucarest a bordo de un mítico Dacia de los años 70 y 80, restaurado, el vehículo ideal para recorrer las huellas del pasado reciente de Rumania. Entre los tours, dos son posibles en francés: el gran clásico "tour comunista", en el que se puede incluso conducir el Dacia y que le mostrará los lugares clave de este período, y el tour de la "Bucarest de los contrastes", que le llevará desde el barrio burgués de Cotroceni hasta los grandes bloques de Ferentari y Drumul Taberei.

Este parque cargado de historia es una delicia para pasear entre sus árboles centenarios. Fue inaugurado en 1906, con motivo de una exposición jubilar. Construido en la colina de Filaret, al sur de la capital, ofrece una de las pocas vistas panorámicas de la ciudad. En el centro, un mausoleo de 48 metros de altura alberga la tumba del Soldado Desconocido. También verá una maqueta de la ciudadela de Poienari (una de las guaridas de Vlad Țepeș), que hace las veces de torre de agua. Más al sur, el Parque de la Juventud(Tineretului), creado bajo el comunismo, es mucho más grande y cuenta con un gran lago.

Entre Piața Victoriei y el Arco del Triunfo, la Chaussée Kiseleff(șoseaua Kiseleff), que debe su nombre a un gobernador ruso ^{del siglo XIX}, es un lugar agradable para pasear. La calle está bordeada primero a ambos lados por un parque, y luego ofrece una sucesión de magníficas residencias, incluidas algunas embajadas. El Palacio Elisabeta (nº 28), de 1937, es uno de los más bellos. También está la Casa Doina, en el número 4, y la Casa Titulescu, en el número 47. Todos estos palacios datan de la época en que Bucarest brillaba y la arquitectura atrevida era la norma.

Escapó a la destrucción bajo el comunismo pero, al igual que el monasterio de Antim al otro lado del bulevar Unirii, se encuentra encajonado entre los bloques de pisos. Construido por Matei Basarab en 1636, fue embellecido por Cantacuzino en 1775. La puerta está protegida por un pórtico, cuyas seis columnas están bellamente decoradas con motivos vegetales. En su interior se pueden ver numerosos retratos: Matei Basarab, Ștefan y Constantin Cantacuzino, la princesa Păuna..

Considerado uno de los edificios más bellos de Bucarest, este palacete ha recuperado su antiguo esplendor tras años de abandono. Su nombre, "Mița la ciclista", hace referencia a la mujer que ocupó el inmueble, Maria Mihăescu, la primera mujer que montó en bicicleta en Bucarest y figura clave de la escena social bucarestina en la primera mitad del siglo XX. Era conocida por sus "extravagancias", pero sobre todo fue una mujer libre y adelantada a su tiempo. Este magnífico ejemplo de Art Nouveau alberga hoy un centro cultural, una librería y un bar de cócteles.

Este inmenso cementerio es el equivalente al Père Lachaise de París. Fue creado en 1858, en terrenos cedidos por el barón Barbu Bellu. Es un lugar tranquilo, inmerso en el verdor, realmente agradable. Uno tiene la sensación de pasear por un bosque en el que se han dispuesto algunas tumbas. Entre las tumbas figuran las de personalidades como Mihai Eminescu, poeta nacional, y el dramaturgo Ion Luca Caragiale. Están enterrados junto a miembros de ricas familias locales, que competían por construir las tumbas más bellas, como el imponente mausoleo de Cantacuzènes.

La iglesia lleva el nombre y alberga la tumba de la hija de Constantin Brâncoveanu, fallecida en 1751. Construida en 1885, es la cuarta versión, ya que las tres anteriores fueron destruidas por incendios, inundaciones y terremotos. Sus colores ladrillo y naranja resaltan maravillosamente sobre los edificios grises que la rodean. Destacan las vidrieras de Viena y la lámpara de araña fabricada en Múnich. En el patio hay una estatua dedicada a la princesa, realizada en 1881.

Es difícil no verlo. Todavía coronado por decenas de antenas parabólicas, el Palacio de los Teléfonos(Palatul Telefoanelor) no desentonaría en Gotham City. Inaugurado en 1934, este edificio, que recuerda a los antiguos rascacielos neoyorquinos, es testigo de las locuras arquitectónicas de la época. Durante muchos años fue el edificio más alto de la ciudad, con 52,50 metros. Es emblemático del estilo Art Déco, bien representado en Bucarest con los hoteles Ambasador y Lido, en el bulevar Magheru, y el Union International Centre, en la calle Câmpineanu.

Monumento neobrâncovenesc, elPalacio del Instituto de Arquitectura (Palatul institutului de arhitectură), construido entre 1921 y 1927 por Grigore Cerchez, alberga la Universidad de Arquitectura y Urbanismo Ion Mincu, que lleva el nombre de este gran arquitecto y promotor del estilo neorumano. Su fachada, recientemente limpiada, muestra lo hermosa que podría ser la ciudad si se diera el mismo tratamiento a los numerosos edificios ennegrecidos por los humos de los coches.

Este austero edificio de 1950 albergó primero el Ministerio del Interior, antes de convertirse en la sede del Partido Comunista. Fue desde el balcón de este edificio donde, el 21 de diciembre de 1989, Ceaușescu pronunció su último discurso, que fue interrumpido por la multitud. Al día siguiente, tras una noche de caos, el dictador y su esposa huyeron del tejado en helicóptero y los manifestantes invadieron el palacio. Posteriormente albergó el Senado hasta 2005, cuando recuperó su función original.

Es una hermosa iglesia, restos de un monasterio del siglo XVI fundado por el príncipe valaco Alexandru II. Es florida, colorida y bien cuidada. Es un lugar tranquilo y reposado, a un paso de los amplios y ruidosos bulevares. La capilla es magnífica, con sus paredes interiores, cúpulas y techos enteramente cubiertos con pinturas policromadas, resaltadas por hermosas columnas verdes. Se puede llegar a esto conduciendo por el Dâmbovița, desde Piața Unirii, y girando a la derecha en la Iglesia de Bucur.

Esta diminuta iglesia encaramada sobre el Dâmbovița está encajonada entre un bloque de hormigón y un edificio de cristal. Fue construida en el siglo ^XVII por monjes del vecino monasterio de Radu Vodă, en el emplazamiento de una iglesia más antigua cuya construcción se atribuye a Bucur el Pastor(Bucur Ciobanul), el legendario fundador de Bucarest. Anecdóticamente, bucur significa "alegría", lo que convierte a Bucarest en la "ciudad de la alegría". La pequeña colina ha sido bellamente ajardinada, con cenadores, flores y bancos que hacen de ella un lugar muy agradable.

Todavía hay tres cementerios judíos en Bucarest. Uno, sefardí, está cerca del cementerio de Bellu, al otro lado de Piața Eroii Revoluției. Otro cementerio sefardí se encuentra más al sur, en el distrito de Giurgiului (șoseaua Giurgiului, 62). Con unas 40.000 tumbas, es el más grande. Aquí se ha erigido un monumento a las víctimas del pogromo de 1941 perpetrado en la capital. Por último, el cementerio de Filantropia (bulevardul Mihalache, 91) está reservado a los judíos asquenazíes. Fundado en 1865, contiene casi 30.000 tumbas. También alberga un oratorio.

Esta plaza es, ante todo, un inmenso cruce de caminos donde se cruzan constantemente el metro, los tranvías y los autobuses. Es un poco como los barrios obreros del sur. Por otro lado, es un lugar muy animado. Entre las manzanas y la fábrica de electricidad, verá vastos mercados que a veces atraen a impresionantes multitudes. En el sur de la ciudad, se suceden los barrios de bloques: Vitan (donde se encuentra el centro comercial Bucureşti Mall), Berceni, Rahova... Ferentari es conocido como el gran barrio romaní de la ciudad y es muy deprimido.

Ubicado en un bello y macizo edificio neobrâncovenesc de 1906, está dividido en catorce secciones: geología de Rumanía, hidrocarburos, paleontología, paleobotánica, etc. El sótano contiene minerales fluorescentes de colores asombrosos. Se puede admirar una buena colección de piedras de todo el mundo y aprender más sobre las placas tectónicas que sacuden de vez en cuando Rumanía. También hay muchas reproducciones de dinosaurios.

Magnífica casa construida en estilo Tudor en 1940-1941 para el ingeniero Dumitru Minovici. Legada a la Academia Rumana por su esposa, con una colección de más de 900 objetos, ha sido transformada en museo. Verá tapices flamencos, cuadros de artistas europeos, muebles, vidrieras, armas medievales y modernas y una biblioteca de libros raros. La casa está rodeada de un hermoso jardín, con esculturas y un estanque.

Strada Paris atraviesa un barrio soberbio. Sus calles, con nombres de capitales de todo el mundo, están bordeadas de atrevidas mansiones en perfecto estado. Algunas albergan embajadas. Hay pocos coches y muchos árboles. La hiedra, la enredadera de Virginia y las glorietas crean un ambiente casi pueblerino. Strada Paris conduce a Piaţa Dorobanţilor, el corazón de este barrio de lujo donde las casas opulentas se codean con tiendas de lujo y restaurantes de renombre.

Un paraíso para los amantes de los mapas. Inaugurado en 2003, este museo cuenta con más de 1.000 mapas y grabados de los siglos ^{XVI al} XX: de Rumanía, los continentes, las ciudades e incluso el cielo. La cambiante percepción del mundo, las guerras, la propaganda... ¡todo está aquí! El escenario no estropea nada: el museo ocupa una preciosa casa neogótica de los años 20, adornada con vidrieras y techos pintados... ¡de nuevo con mapas! Un viaje fascinante a través del tiempo y el espacio.

Situado al sur de Cotroceni, al final del bulevar Eroilor, es un edificio que es difícil de perder si se está conduciendo por esta parte de la ciudad. Muy masiva y cuadrada, se levanta sobre uno de los raros relieves de la capital. Construido en 1938 por Duiliu Marcu, alberga en su explanada una estatua en memoria de los héroes de la patria (Eroilor Patriei), soldados que lucharon por la libertad del país durante la Segunda Guerra Mundial. El edificio albergó a las autoridades nazis durante este período. Ahora es la sede de la Universidad de Defensa Nacional.

Este cementerio contiene la tumba de Nicolae Ceauşescu, situada en el lado izquierdo. Su esposa Elena está enterrada cerca. No muy lejos está también su hijo Nicu, que murió de cirrosis en 1996 tras una vida de libertinaje. Sus tres tumbas están permanentemente decoradas con flores e iluminadas con velas por los nostálgicos de aquella época. El cementerio también tiene una sección militar, donde descansan los soldados caídos. Al otro lado de la calle está el cementerio turco, originalmente un cementerio militar otomano.

Situada cerca de Piaţa Amzei, esta sinagoga es la más antigua de la ciudad aún en uso. Construida en 1840, es famosa por su estilo arquitectónico, con influencias neomoriscas, y por la belleza de su vestíbulo interior (balcones de madera tallada, etc.). En el exterior, bajorrelieves adornan los tímpanos sobre las puertas. El más alto de la fachada representa los Diez Mandamientos. Tras un largo periodo cerrada, la sinagoga fue restaurada en 2007 y ahora es utilizada por la comunidad Lubavitch.

La Iglesia del Icono(biserica Icoanei) se encuentra cerca del parque del mismo nombre. Data del siglo ^XIX y debe su nombre a uno de los iconos que contiene: una representación de la Virgen María ^{del siglo XVII}, donada por el príncipe valaco Constantin Brâncoveanu. El exterior blanco está finamente esculpido en algunos lugares. Los interiores son deslumbrantes: las paredes están cubiertas de frescos y el dorado es omnipresente. Apartado de los principales bulevares, el barrio, caracterizado por una agradable falta de armonía arquitectónica, está lleno de encanto.

Ocupa una casa que recuerda a un barco, construida en 1910 por el almirante Vasile Urseanu. Como presidente de la Sociedad Astronómica de la época, quería dar acceso al cielo al mayor número de personas posible. El edificio tiene una cúpula con techo practicable, que alberga el telescopio. Hoy, sin embargo, las observaciones astronómicas se realizan desde la azotea. Los telescopios se utilizan para observar el Sol, sus erupciones y otras estrellas. La exposición permanente sólo está abierta a grupos.

La gente viene aquí tanto por las obras expuestas como por el edificio que las alberga: la Casa Melik, que debe su nombre a la familia que la habitó en el siglo ^XIX. Es una de las mansiones más antiguas y bellas de la capital, construida en 1750 por un rico comerciante armenio. Es el escenario de la colección legada en la década de 1960 por la familia Răut. Además de pinturas, grabados y dibujos del artista rumano Theodor Pallady, se pueden admirar cuadros europeos de los siglos ^XVI al ^XIX, esculturas, muebles, cerámica y otros objetos preciosos.

Todo el mundo conoce este edificio situado en medio de un cruce de Bucarest. Se trata de una torre de vigilancia y alerta contra incendios, construida en 1891 para sustituir a otra anterior erigida en 1715. En aquella época albergaba un gran depósito de agua, bombas contra incendios y caballos para transportarlas. Fue utilizada por el cuerpo de bomberos hasta 1935, cuando se convirtió en un museo que cerró recientemente.

En el corazón de una hermosa zona residencial, este museo presenta la colección privada del comerciante armenio Krikor Zambaccian (1889-1962), una de las más ricas de Rumanía. Legada al Estado en 1947, incluye el único Cézanne del país, así como obras de Renoir, Sisley, Picasso, Matisse y artistas rumanos de finales ^{del siglo XIX} y principios ^del XX como Brâncuşi, Baba, Pallady, Luchian y Grigorescu. Un tesoro expuesto en una magnífica mansión que este apasionado del arte hizo construir para albergar su colección.