Guía de viaje Horezu

En todo el país, el nombre de Horezu es sinónimo de cerámica. El pueblo alberga a algunos de los mejores alfareros del país, que producen unas piezas extraordinarias. Son el fruto de una habilidad única que se ha transmitido de generación en generación y que desde 2012 figura en la Lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. La producción es totalmente manual, y generalmente se reparte entre hombres y mujeres. Los hombres extraen la arcilla, la limpian, la transforman en pasta y le dan forma. Las mujeres se encargan de la decoración, utilizando para ello un cuerno de vaca ahuecado y un palo rematado por alambre para dibujar los motivos tradicionales: el pavo real, la espiral, el manzano, la serpiente y, sobre todo, el gallo. Los colores dominantes son el marrón oscuro, el rojo, el verde, el azul y el marfil. A continuación, el objeto se cuece en un horno. Si quiere visitar alguno de los talleres de los alfareros, diríjase a la calle de los Alfareros (Strada Olari), que sube desde el centro hacia el norte. Está repleta de casas de artesanos, que reconocerá por las piezas de cerámica que adornan sus paredes. En la Casa de la Cultura (Casa de Cultură; Strada 1 Decembrie, 9; de martes a domingo, de 9 a 16 h) podrá contemplar algunos ejemplos de gran calidad. El primer domingo de junio, no se pierda el animado Festival de los Alfareros, conocido como Cocoşul de Horezu (el Gallo de Horezu), llamado así porque el gallo es la figura que aparece con más frecuencia en los platos locales. Por lo demás, el pueblo en sí no tiene mucho interés: una pequeña calle peatonal y algunas tiendas. Quizá cabe mencionar la iglesia de Târgului por sus bonitos murales.El queso de Horezu, aunque menos conocido que la cerámica, es también el orgullo del pueblo. Elaborado con leche de oveja (principalmente de la región de Sibiu) y madurado durante varios meses, este queso dorado y ligeramente picante se exporta a toda Europa, e incluso ha ganado algunas medallas en concursos internacionales.