Situada a pocos kilómetros de la frontera con Brasil, Punta del Diablo sólo existe como aldea desde los años sesenta, cuando fue ocupada ilegalmente por pescadores que venían a capturar tiburones en las aguas cercanas (el aceite de hígado de tiburón era una lucrativa exportación). En los últimos años, la zona ha experimentado un notable aumento del turismo. Ahora tiene unos 1.000 residentes permanentes y recibe 20.000 veraneantes, muchos de ellos jóvenes "baba cool". La afluencia turística alcanza su punto álgido entre diciembre y febrero. Hay campings, albergues, hoteles boutique y de lujo, y una plétora de restaurantes. Hay muchas pescaderías que venden la pesca del día y empanadas de marisco. Mientras compra, pídales que le lleven a la Isla de la Coronilla, hogar de las focas lobo. Del Diablo tiene un carácter único en la costa de Rocha: desde lo alto de las colinas arenosas en el corazón del pueblo, o desde las rocas donde se asientan los pescadores, se puede admirar la playa salvaje hasta donde alcanza la vista y las dunas vírgenes. Entre julio y finales de octubre, se pueden ver ballenas migrando hacia el sur. Una larga excursión por Playa Grande, Playa del Barco y Playa Achiras le conducirá al suntuoso Parque Nacional de Santa Teresa, que alberga las playas más sublimes del país.

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Punta del Diablo. Giacomo Ciangottini - Fotolia
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