PARQUE ARQUEOLÓGICO DE SAN AGUSTÍN

El Parque Arqueológico de San Agustín fue creado en 1935, y sesenta años después (1995) fue clasificado por la Unesco como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. Este es también el caso de los otros dos parques arqueológicos de la zona: el Alto de las Piedras y el Alto de los Ídolos. Es un sitio bien mantenido, muy agradable de recorrer, con caminos claros, que alternan partes a la sombra del bosque y a través de grandes praderas abiertas, donde están instaladas las estatuas. A la entrada del parque se encuentra el Museo Arqueológico Luis Duque Gómez, que lleva el nombre de un prestigioso arqueólogo que trabajó durante mucho tiempo en el yacimiento de San Agustín. Es aconsejable visitar el museo (entrada incluida en el pasaporte) antes de explorar el parque, y no después, sobre todo porque hay muy pocas explicaciones delante de las propias esculturas. Hay información interesante, en español e inglés, sobre la vida y los ritos funerarios de las civilizaciones agustinianas, así como sobre la historia del descubrimiento del yacimiento en 1860.

El parque arqueológico consta de varios yacimientos divididos en cuatro zonas principales: un conjunto de estatuas dispersas en un pequeño bosque(bosque de las Estatuas), cuatro claros con tumbas custodiadas por imponentes guardianes de piedra(mesitas A, B, C y D), un arroyo tallado con formas enigmáticas(Fuente deLavapatas) y una explanada que destaca los restos más antiguos del yacimiento(alto de Lavapatas). La visita dura unas 3 o 4 horas. Trate de llegar allí tan pronto como se abra para que pueda tener el sitio para usted. Lleve calzado cómodo, protección solar e hidratación. En la entrada hay una cafetería donde podrá refrescarse tras la visita.

Las Mesitas. Corresponden a antiguas viviendas de las que se han despejado grandes plazas artificiales(mesitas) para la construcción de viviendas y espacios funerarios.

Mesita A. Cerca del montículo más oriental, una estatua de estilo expresionista sorprende por el acabado del trabajo escultórico y el realismo que emana de él.

Mesita B. Aquí se encuentra la estatua conocida como El Obispo, de más de 4 metros de altura. El templo está orientado al este y está custodiado por una enorme cabeza triangular y un águila que sostiene una serpiente en el pico. En el túmulo más meridional, unas figuras abstractas flanquean la entrada a un túnel en forma de dolmen, en cuyo fondo se puede ver la figura de una mujer con un niño en brazos.

Mesita C. Una serie de estatuas de notable acabado. Fíjate en el chamán con su tocado y sus bigotes de felino, y en la estatua de los monos siameses.

Mesita D. Aquí se han encontrado tumbas cubiertas con piedras planas y custodiadas por pequeñas estatuillas.

Fuente de Lavapatas. A este lugar se llega caminando por un pequeño sendero en pendiente en el bosque. El manantial de Lavapatas (literalmente "fuente de lavado de pies") alberga quizá la obra escultórica más original e impresionante de la zona. El agua se abre paso a través de un sinuoso laberinto excavado en la roca. Entre los pequeños estanques, las diminutas cascadas y los canales hay esculturas de rostros humanos, lagartos, salamandras, sapos, serpientes y tortugas con figuras antropomórficas. El trabajo del hombre aquí está en armonía con el desgaste natural de las rocas. Es probable que el lugar fuera el sitio de las ceremonias religiosas y las abluciones rituales.

Alto de Lavapatas. Desde aquí se puede disfrutar de una vista única de todo el valle de San Agustín. Es también en las alturas de estas colinas donde se agrupan los restos más antiguos de la región (2600-1960 a.C.). Aquí hay tumbas, incluida una que parecía estar reservada a los niños. Está estrechamente custodiada por una escultura bicéfala que retoma el mito de El Doble Yo ("la doble personalidad"). Este mito podría estar relacionado con creencias primitivas, probablemente heredadas de ciertas danzas practicadas por las tribus indias americanas. Durante la celebración de los ritos, los hombres solían vestirse con pieles de animales para atraer las virtudes y el poder natural atribuido a cada animal. La cabeza de la bestia se superponía a la del guerrero, como en las estatuas bicéfalas de El Doble Yo.

Bosque de las Estatuas. Una treintena de esculturas de muy diversa procedencia encontradas en lugares poco accesibles se han agrupado aquí, a lo largo de un pequeño sendero sinuoso en el bosque. Es como estar en una selva de cuento de hadas habitada por todo tipo de criaturas extrañas, mitad humanas, mitad bestias. Estas estatuas ofrecen un buen panorama del patrimonio escultórico de la región de San Agustín. Pueden clasificarse en cuatro estilos diferentes, según la clasificación Reichel-Dolmatoff definida en 1972: el estilo naturalista, que conserva las características esenciales de los seres esculpidos (estatuas 6, 10, 11, 13 y 27), el estilo arcaico, con una factura más bien primitiva (estatuas 12, 14, 16, 19, 22, 23 y 34), el estilo expresionista, cuyas formas tridimensionales muestran un alto nivel de elaboración (estatuas 1, 2, 3, 5, 8, 9, 14, 17, 24, 25, 26 y 32), y el estilo abstracto, que agrupa figuras imaginarias (estatuas 2, 7 y 29).