Guía de viaje -Jill Ej

Las eflorescencias salinas de la sebkha de Ej-Jill puntúan de blanco este rincón del desierto entre el Sáhara Occidental y la ciudad de F'Dérik. Probablemente explotado a partir de los siglos X u XI, el yacimiento de Ej-Jill desempeñó un papel clave en el comercio transahariano de caravanas. Al igual que Bilma, en el actual Níger, o Teghazza (suplantada por Taoudenni en 1585), en el norte de Malí, Ej-Jill debía su fama a la sal. La sebkha fue, de hecho, una importante etapa entre las ciudades del norte de África, como Marrakech y Sijilmassa, y los centros urbanos subsaharianos, como Koumbi Saleh (capital del imperio de Ghana) y Niani, durante el periodo medieval. Las barras de sal extraídas se transportaban al sur en camellos. Situada en la encrucijada de varias rutas comerciales importantes, Uadane se benefició de esta industria de la sal, sobre la que tenía, en su mayor parte, el control. El oro y el marfil del oeste de Sudán y la sal de Ej-Jill, utilizada sobre todo para la conservación de alimentos, pasaban por la ciudad. La decadencia del Imperio maliense y la llegada concomitante del Imperio songhai en el siglo XV provocaron el desplazamiento de las rutas caravaneras hacia el este, relegando a Ej-Jill y Uadane a un segundo plano. Las cantidades de sal recolectadas cayeron entonces en picado. La actividad se recuperó en el siglo XIX, alcanzando su punto álgido entre 1875 y 1891 (1.200 toneladas producidas al año). Hoy en día, los salineros siguen realizando esta tarea de forma tradicional.