PARQUE PAISLEY

Un lugar mítico para todos los fans de Prince y de la música en general, a solo veinticinco minutos en coche de Minneapolis. Antes de la trágica muerte del 'Chico de Minneapolis' en abril de 2016, Paisley Park era a la vez estudio de grabación y residencia privada; era aquí donde pasaba la mayor parte del tiempo. Fue en 1985 cuando mandó construir este gigantesco edificio cuadrado, de fachada blanca (y no morada, como cabría esperar). Prince organizaba a menudo conciertos y fiestas legendarias en Paisley Park, a las que invitaba a todo el mundo: sus amigos, sus colaboradores, los habitantes de las Ciudades Gemelas... No era necesaria una invitación oficial: el boca a boca hacía su trabajo y, cuando corría el rumor, miles de personas hacían el viaje a Paisley Park, sin ninguna certeza de ver al cantante, pero en un ambiente siempre sobreexcitado. A veces llegaba en plena noche e incendiaba Paisley Park hasta el amanecer, haciendo las delicias de sus fans más acérrimos. Fuertemente inspirado por el Graceland de Elvis Presley, Prince siempre ambicionó convertir Paisley Park en un museo y, en vida, algunas de las salas ya exhibían algunos de sus trajes, discos y premios. Una visita a Paisley Park, que la estrella consideraba a la vez su hogar y su centro espiritual, es realmente sobrecogedora. Ciertas estancias, como su estudio, han quedado congeladas en el tiempo y nos dan la sensación de entrar en su vida privada: una maleta abandonada en un rincón, unos cuadernos sobre un escritorio, objetos cotidianos que no se han movido desde su muerte. A la izquierda, en el vestíbulo, se puede ver el ascensor en el que fue encontrado inconsciente antes de ser trasladado al hospital. Paisley Park es también un mausoleo, ya que la urna que contiene las cenizas de Prince, tras haber estado expuesta en el vestíbulo durante un tiempo, se encuentra ahora en la cámara acorazada del sótano, que desgraciadamente no se puede visitar. La urna tiene la forma de Paisley Park, naturalmente, y lleva el famoso símbolo del amor. Tampoco se puede acceder a los pisos privados de arriba. Las fotos y los vídeos están estrictamente prohibidos y, al entrar, su teléfono móvil se guardará en una funda cerrada con llave. Los guías que dirigen las visitas son voluntarios apasionados que conocen un sinfín de anécdotas sobre Paisley Park y Prince. Una visita cautivadora.