HALLER PARK - BAOBAB TRUST
El Parque Haller, un santuario para más de 30 especies en peligro de extinción de la Lista Roja de la UICN
Este sitio merece su propia historia. En 1959, el Dr. René Haller, naturalista y agrónomo de formación, fue contratado por la Bamburi Cement Company para producir alimentos para los empleados de la planta de cemento. En 1970, convenció a la dirección de que ampliara su mandato para rehabilitar las canteras de cemento de la costa de Mombasa, que habían sido abandonadas por años de explotación minera. El reto es desalentador, ya que el suelo se ha vuelto tan árido como la superficie de la luna, sin dejar nada que crecer. El Dr. Haller estudió y experimentó con no menos de 26 especies de árboles. Sólo el filao, una especie muy resistente originaria de Australia, crece en estas difíciles condiciones. Pero también fue necesario introducir microorganismos esenciales para la vitalidad de estos árboles, así como milpiés "de patas rojas", que se alimentan de las hojas de filao, transformando estas hojas en agujas de pino que caen al suelo en forma de humus. Esta primera capa fértil permitirá el retorno de la vegetación. El Dr. Haller consiguió que una gran parte de los 7 km² de Bamburi pasara de ser un paisaje árido y polvoriento a un paraíso ecológico. Se plantaron más de un millón de árboles y, al cabo de diez años, se desarrolló una vegetación más diversa y se introdujeron especies autóctonas que atrajeron a muchos insectos, reptiles, aves y mariposas. El lugar, rebautizado como Parque Haller, es ahora un santuario para más de 30 especies en peligro de extinción incluidas en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En 1991, el Dr. Haller creó The Baobab Trust y trabaja en estrecha colaboración con las comunidades locales. El objetivo es promover y desarrollar ecosistemas sostenibles mediante la educación, la formación y las iniciativas comunitarias. Las canteras se mezclan ahora con lagos, humedales y praderas de sabana para formar un gran parque natural con rutas de senderismo y ciclismo. El parque sigue siendo un auténtico "laboratorio vivo" para los estudiantes interesados en la biología, la botánica, etc. En concreto, los visitantes de hoy pueden disfrutar de un agradable paseo a pie o en bicicleta; se ofrecen rutas más o menos dinámicas. Desde los 3,5 km hasta los 10 km, los senderos discurren entre la vegetación y se pueden observar aves, reptiles y mariposas en abundancia.