MERCADO
Mercado al aire libre en Chichicastenango donde se puede encontrar artesanía de todo el Altiplano, cerámica y tejidos.
Todos los jueves y domingos, Chichicastenango cobra vida: sus calles se llenan de puestos de todo tipo, convirtiendo el municipio en una auténtica fiesta de color. Organizado en torno a la plaza central marcada por la iglesia de Santo Tomás al este y la capilla del Calvario al oeste, el mercado se extiende por la mayor parte del centro de la ciudad. Incluso la calle 8A, que lleva al cementerio, está plagada de vendedores sentados en el suelo, con aves de corral apiladas en enormes cestas delante de ellos, o con ropa y zapatos -similares a los que se encuentran en los mercados franceses- dispuestos en grandes franjas de lona.
A medida que se adentra en el corazón de este alegre bazar al aire libre, descubre una sucesión de productos artesanales procedentes de todo el Altiplano, desde cerámica hasta tejidos por centenares, pasando por máscaras de madera, bolsos de cuero, alfombras, joyas, juegos de ajedrez de jade y vajillas. El conjunto se ve interrumpido aquí y allá por puestos de frutas y verduras, así como por carnes secas y grandes ollas que los habitantes cocinan a fuego lento. Es un espectáculo tanto visual como olfativo.
Cuanto más se avanza hacia Santo Tomás, más difícil es moverse. Las multitudes son densas y las paradas son frecuentes; uno se sumerge por completo en el ambiente local. Hay que tener en cuenta algunas reglas. La primera es vigilar tu bolsa. La segunda es comparar los productos antes de comprarlos. La última: regatear, teniendo en cuenta que unos cincuenta quetzales marcan la diferencia para muchas familias guatemaltecas.