TEKKE DE BLAGAJ (BLAGAJ TEKIJA)
El tekké más famoso del país acoge de nuevo a una comunidad de derviches nakshibi turcos y bosnios.
Este «convento» sufí es el más bello de los cinco tekkes del período otomano que subsisten en el país. Goza de una ubicación magnífica, bajo el acantilado del afloramiento del río Buna. El tekke de Blagaj, lugar de peregrinación para los chiítas y suníes del mundo entero, acoge hoy una comunidad de derviches y un museo.
Historia
Un lugar representativo del sufismo – El tekke fue fundado en el siglo XVII por el muftí de Móstar para acoger a los derviches de la gran fraternidad mística musulmana (tariqa) de la orden halveti. Aparece citado por primera vez en 1664 por el escritor Evliya Çelebi. Antes de la llegada de los otomanos (1454), el sitio habría acogido un importante lugar de culto de la Iglesia de Bosnia (los bogomilos) y quizás un templo romano durante la Antigüedad. La fraternidad más pujante del sufismo de los Balcanes durante el periodo otomano, los halvetis, prosperaron hasta el siglo XIX, atrayendo a muchos discípulos. El tekke se benefició también de la ayuda de los sultanes, en particular para servir de relevo al poder central durante el reinado de Ali-pacha Rizvanbegović, visir del Estado semiindependiente de Herzegovina (1833-1851). Pero la orden halveti experimentó un largo declive, en particular frente a la de Naqshbandiyya, una poderosa {1}tariqa{/1} competidora, introductora de ideas reformistas que conducirían a la creación de la Turquía moderna (1923). Esta nueva fraternidad tomó posesión del lugar en el siglo XIX. El tekke permaneció activo hasta el fallecimiento del último baba (padre espiritual), el jeque Sejdo Šehović, en 1925.
Del olvido al renacimiento – A partir de la Segunda Guerra Mundial, los tekkes del país fueron oficialmente clausurados y algunos destruidos, como el de Bentbaša, en Sarajevo (recientemente reconstruido). El tekke de Blagaj, salvado por el régimen comunista, cayó en el olvido hasta que a partir de 1974, la comunidad musulmana fue autorizada a reformar los edificios. El complejo se convirtió en un importante lugar de peregrinación, especialmente para el Al Mawlid (el nacimiento del Profeta). El edificio ha sufrido muchos daños desde su creación, no tanto por las guerras como por las caídas de rocas y ramas de los árboles procedentes del acantilado. Treinta años después de la reconstrucción del tekke en 1851, el edificio fue destruido de nuevo por una enorme roca y reconstruido según el modelo original en 1891. Restaurado en 2011, acoge de nuevo una comunidad de derviches naqshbandiyyas provenientes de Turquía.
Visita
Complejo – Está formado por varios edificios (alojamientos, antiguos baños turcos, sala de oración, etc.), de los que se ha transformado una parte para acoger a los visitantes (restaurante, tienda, café). Es un ejemplo único de arquitectura barroca otomana en Bosnia y Herzegovina, bastante abundante en Estambul, con las mezquitas Nuruosmaniye (1755) y Laleli (1763).
Musafirhana – Esta «casa de acogida a los viajeros» alberga hoy el museo. En parte incrustada en el acantilado del afloramiento del Buna, se construyó antes de 1664 y fue reconstruida en 1851. Se le añadió un porche en la primera planta que domina el río y sirve aún hoy para la oración y los cantos religiosos. En esta pequeña sala llamada semahana se puede asistir a veces al {1}zikr{/1}, una práctica colectiva o individual de las más emblemáticas del sufismo. Estos cantos ritmíticos y repetitivos suelen ir acompañados de tambores. Sirven para conducir a los participantes a un estado de éxtasis. Se trata de composiciones de los grandes poetas místicos musulmanes transmitidas de forma oral desde el siglo XV.
Tumba (turbe) – El complejo también cuenta con una tumba de seis metros de altura, que contiene los sarcófagos de Sari Saltik y de su discípulo Achik Basha. El primero fue un misionero turcomano de la hermandad Bektashi del siglo XIII, quien según la leyenda, había exigido que sus restos mortales fuesen depositados en ocho ataúdes y enviados a ocho países diferentes para islamizar a las poblaciones. Así, en los Balcanes hay actualmente otras dos tumbas de Sari Saltik, en Kruja (Albania) y en Kaliakra (Bulgaria).