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Donde se juntan las aguas

Sena y Marne es el mayor departamento de Île-de-France, con una superficie de unos 6.000 m², casi el 50% de la superficie total de la región, y comprende cinco distritos: Meaux (771), Melun (772) , Provins (773), Fontainebleau (774), Torcy (775), 37 cantones y más de 500 municipios. Pero bajo el Antiguo Régimen no existía como tal. Hasta diciembre de 1790 no se fijaron definitivamente sus límites. Y eso no es todo, ya que su nombre cambió varias veces: "Brie, Meaux y Melun", "Melun", "Brie y Gâtinais"... hasta el 4 de marzo de 1790, cuando finalmente se denominó "Seine-et-Marne". Es un departamento que es todo agua El agua lo atraviesa por todas partes. Al sur, el Sena y sus afluentes, el Yonne, el Loing, el Ecole y el Yerres, recorren 100 km. Al norte, el Marne fluye a lo largo de casi 110 km, reforzado por los dos Morins, el Thérouanne y el Ourcq. Se trata de toda una red repartida en una veintena de cuencas hidrográficas. En total, Sena y Marne cuenta con más de 1.100 cursos de agua, incluidos más de 4.000 km de ríos y 395 km de canales. En resumen, toda una red hidrográfica que estructura una zona de mesetas calcáreas separadas por los valles del Sena, Yerres, Marne, Ourcq, Grand y Petit Morin.

¿Una diosa traviesa?

¿Sabía que no es el Sena el que fluye hacia París, sino el Yonne? Esta anomalía nace en Montereau-Fault-Yonne, en Sena y Marne. Cuando dos ríos confluyen, el afluente es el de menor caudal. El Yonne tiene mayor caudal que el Sena. Algunos creen que esto se debe a Sequana, la diosa que antaño residía en un manantial de la meseta de Langres, en la Côte-d'Or. El nombre de Sena o Sequana se conservó sin duda para congraciarse con la diosa. Y con razón, como veremos..

El agua, fuente de enriquecimiento

El agua siempre ha sido una fuente de alimento que ha permitido regar los cultivos, pescar, utilizar la energía hidroeléctrica y explotar las aguas subterráneas, como en Chelles, en una zona cuyo nombre y el del agua embotellada evocan el canto de las ranas arborícolas que antaño croaban en la zona... Con sus ríos y la diversidad de sus suelos, Sena y Marne ha sido tierra de molinos, cervecerías y azucareras, como en Souppes-sur-Loing, pero también de muchas otras actividades: minería, metalurgia, producción de cerámica y cal, fábricas de papel... Desde la prehistoria, el agua ha servido para transportar personas y mercancías - en piraguas, coches d'eau, marnois, nacelles, flettes, bachots o péniches... Desde tiempos inmemoriales, también ha sido fuente de riqueza a través de la recaudación de impuestos en forma de peajes.

Olas caprichosas

Aunque el agua es preciosa y una garantía de enriquecimiento y desarrollo, también es una amenaza que puede arrasar con todo, como ocurrió en 1910. Ese año, los ríos Sena, Marne, Yonne, Loing y Fusain se desbordaron, causando daños considerables y numerosas víctimas. En diciembre de 1801 y enero de 1802, las inundaciones afectaron con la misma gravedad a la cuenca del Sena. Las aguas de los ríos Yonne y Sena rodearon Montereau. Melun también se vio afectada, con casas derrumbadas, carreteras cortadas y arcos y puentes bloqueados por los escombros y la madera. En Nemours, las aguas del Loing inundaron las calles, ahogando mercancías, hornos de pan y muchos animales. En junio de 2016, tras las lluvias torrenciales y la crecida del Grand Morin, se inundaron más de 140 localidades de la región de Seine-et-Marn. En 2018 se produjeron nuevas inundaciones.

Paisajes: cambiando con los tiempos

Antes de 1850, aproximadamente, las orillas eran más bajas y menos regulares, lo que hacía que el agua fuera indómita y la tierra vulnerable. Estos peligros ya se trataban en la antigüedad, no sólo mediante ofrendas a diosas y ninfas, sino también mediante técnicas bien establecidas que han modificado el curso de los ríos y los paisajes a lo largo del tiempo: también se crearon acueductos y canales, como el Ourcq, excavado en el siglo XIX para llevar agua potable a París y luego para la navegación fluvial. Estos cambios afectaron también al sureste de Meaux, donde los estanques, numerosos antes de la Revolución, acabaron por abandonarse y desaparecer. También fue el drenaje de los suelos arcillosos lo que, a lo largo de los siglos, transformó las mesetas de Multien, Goële y Brie central en tierras de cultivo. En resumen, ¡el paisaje que conocemos hoy es muy diferente del de antaño! Si bien la gestión de los cursos de agua, los estanques y las tierras de cultivo y el desarrollo de la vivienda y la industria han tenido un impacto duradero en el paisaje, muchos topónimos reflejan hoy la riqueza de la zona o son testigos de actividades ya olvidadas. Por ejemplo, el nombre del municipio de Veneux-les-Sablons alude a la presencia de arena, mientras que el de Grez-sur-Loing se refiere a la presencia de arenisca. Las localidades con la palabra "Tuilerie" se refieren a antiguas actividades artesanales.

Nunca digas fuente, no beberé tu agua

Ciudades como Noisiel, Saint-Mammès y Melun se construyeron en torno a vías navegables, pero el desarrollo de las actividades artesanales e industriales, el transporte fluvial (de alimentos y materias primas), la mecanización del transporte fluvial y la creciente extensión de las viviendas contribuyeron a la contaminación de las aguas (vertidos de curtidores, tintoreros, carniceros, etc.) y a la propagación de epidemias) y la propagación de epidemias, lo que llevó a mejorar la calidad y la cantidad del abastecimiento de agua, como demuestra el gran número de lavaderos construidos en el siglo XIX. Hoy en día, el agua goza de un resurgimiento del interés en todos los ámbitos: transporte fluvial, movilidad suave, actividades locales de ocio (salas de baile, playas, deportes náuticos). Una nueva mirada sobre el agua como patrimonio natural que hay que preservar y mantener. A este respecto, nos han dicho que incluso habrá quien se bañe en el Sena en el verano de 2024, en el marco de los Juegos Olímpicos