Binomio con Argentina
Las primeras películas paraguayas se remontan a una serie de tomas mudas filmadas en el país en 1905 por un director argentino llamado Ernesto Gunche. No fue hasta 20 años después cuando se rodó la primera película paraguaya, el documental mudo Alma Paraguaya (1925), una película de diez minutos sobre la peregrinación a Caacupé. Los dos directores, Hipólito Carrón y su sobrino Agustín Carrón Quell, filmaron posteriormente otros documentales mudos en blanco y negro, como La Catástrofe de Encarnación, que mostraba la devastación causada por el huracán de 1926, y el funeral del Presidente Eligio Ayala, asesinado en 1930. En esos años se rodaron otros documentales, aunque casi todos se han perdido. Las primeras películas de ficción realizadas en Paraguay datan de la década de 1950, dirigidas por argentinos y protagonizadas por actores paraguayos. El largometraje Codicia (1955), del director ítalo-argentino Catrano Catrani, fue el primero de una larga serie de coproducciones argentino-paraguayas, siendo probablemente la más conocida La Burrerita de Ypacaraí (1962), de Armando Bó. La película cuenta la historia de Isabel, la bella hija de un granjero, que se enamora del hombre equivocado y ambos pierden la vida en las cataratas del Iguazú. En los años cincuenta y sesenta surgió un guionista de talento: Augusto Roa Bastos. La Sed (1961), ambientada en la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, es una adaptación de su novela Fils d'homme.
De la dictadura a un tímido avance
En la década de 1970, el grupo Cine Arte Experimental (CAE), formado por el escritor Jesús Ruiz Nestosa, el periodista Antonio Pecci y el director de fotografía Carlos Saguier, entre otros, realizó varios documentales. Desgraciadamente, debido a la falta de financiación, de interés público y, sobre todo, a la censura de la dictadura de Alfredo Stroessner, la industria cinematográfica en Paraguay se resentía y quedaba muy rezagada con respecto al resto del mundo. En 1978, hubo una excepción a esta opresión: Cerro Corá. Esta ficción histórica de Guillermo Vera, basada en episodios de la Guerra de la Triple Alianza, fue financiada por el régimen en el poder y constituyó de hecho un verdadero alegato a favor de la política de Stroessner. En la década de 1980 surgió una oleada de cortometrajes, como Peregrinación a Caacupé, de Hugo Gamarra, Liberada, de Ray Armele, y Ya no hay islas, de Bernardo Ismachovie. También se rodaron en Paraguay varias producciones brasileñas. En 1989 se reinstauró la democracia en el país, y en 1990 se creó la Fundación Cinemateca del Paraguay y se inauguró el Festival de Cine de Asunción. En la década de 1990 se rodaron también la excelente Miss Ameriguá (1993), dirigida por el chileno Luis Véra, y El Toque del Oboe (1998), de Cláudio Mac Dowell, que narra cómo el sonido de unoboe cambia la vida de un pequeño pueblo.
Marcelo Martinessi y Paz Encina
Dos de los directores que se han dado a conocer en los últimos años están contribuyendo a dar a conocer Paraguay en el mundo del cine. Marcelo Martinessi es el director de Karaí Norte (2009), un cortometraje basado en un relato de Carlos Villagra Marsal; La voz perdida (2016), que ganó el premio Horizontes de Venecia al mejor cortometraje en el 73º Festival de Venecia; y, sobre todo, es el director y productor del magnífico largometraje Les Héritières (2018). Chela y Chiquita, ambas sexagenarias, viven en una lujosa villa de Asunción. Tras dilapidar la herencia familiar, Chiquita es encarcelada acusada de fraude y Chela trabaja como taxista en su coche particular. Chela conoce entonces a Angy, una joven que pone su vida patas arriba. Les Héritières se dio a conocer en la 68 Berlinale (Festival de Cine de Berlín), donde la película no sólo ganó el Oso de Plata a la mejor actriz por Ana Brun, sino también el Premio Alfred Bauer (concedido a una película con una visión innovadora y singular). La directora Paz Encina es otra figura comprometida del cine paraguayo actual. Su largometraje Hamaca Paraguaya (2006), rodado íntegramente en guaraní, cuenta la historia de Cándida y Ramón, una pareja de ancianos campesinos que esperan el regreso de su hijo, movilizado para la Guerra del Chaco. La película obtuvo numerosos premios, entre ellos el FIPRESCI (Premio de la Crítica Internacional) en la sección Un Certain Regard del 59º Festival de Cannes.
Fuera de las sombras
En el Festival de Cannes de 2009, Joaquín Baldwin ganó el primer premio en la competición de cortometrajes con El Vaudou de Sebastián. Poco después llegaron Felipe Canasto, de Darío Cardono (2011), y Cuchillo de Palo (2010), un duro y conmovedor documental de Renate Costa sobre la homosexualidad en Paraguay bajo la dictadura de Stroessner. 7 Cajas, la primera película de Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia, estrenada en 2012, marcó un antes y un después en el cine paraguayo. Es el mayor éxito de su historia, con más de 500.000 entradas vendidas en todo el país, ¡el triple que Titanic! Este thriller sin aliento con personajes típicos está ambientado en el Mercado Cuatro de Asunción. Los diálogos humorísticos en jopará (mezcla de español y guaraní) y el suspense sin aliento son dignos de aplauso. En 2018, el primer largometraje de Marcelo Martinessi , Les Héritières, ganó dos Osos de Plata en el 68º Festival Internacional de Cine de Berlín. Otras películas que han cosechado cierto éxito en los últimos años son: Latas Vacías (2013) y La Redención (2018) de Herib Godoy, Luna de Cigarras (2014), El Tiempo Nublado (2014), Hospital de Pobres (2018), El supremo Manuscrito (2019) y Matar a un muerto (2019).
Y en cuanto a películas extranjeras protagonizadas por Paraguay, no puede faltar la gran Misión (1986), de Roland Joffé, protagonizada por Robert de Niro y Jeremy Irons, con una grandiosa partitura de Ennio Morricone. La película narra la utopía de las misiones jesuíticas en el siglo XVIII, con las magníficas cataratas del Iguazú como telón de fondo. Ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes de ese año. Otras películas son El Niño Pez (2008), de la argentina Lucía Puenzo (protagonizada por las talentosas Inés Efron y Mariela Vitale), parte de la cual transcurre en torno al lago Ypoá, y la sobrecogedora Descansar en paz (2024), del director argentino Sebastián Borenzstein, que se puede encontrar en Netflix.