Los inicios

La literatura georgiana comenzó con el cristianismo, tras la invención del alfabeto en el siglo IV. A principios de la Edad Media, era esencialmente religiosa, junto con las crónicas principescas. La primera obra conservada es El martirio de Shushanik, atribuida a Yakob Tsurtaveli ( siglo VI ). A partir del siglo VII, los monjes georgianos tradujeron obras religiosas (vidas de santos, la Biblia). Al mismo tiempo, aparecieron obras originales como los sermones del obispo Ioanne de Bolnissi. Los siglos XI y XII estuvieron marcados por la influencia persa( el georgianoVis ramiani, traducido y adaptado del persa Vis y Ramin ). Es imposible no mencionar a Chota Roustaveli (1172-1216), uno de los más grandes escritores georgianos de la Edad Media, a menudo llamado el "Homero del Cáucaso". De hecho, su obra cumbre, El caballero con piel de tigre, es una epopeya de 1.671 cuartetas, obra maestra de la literatura georgiana. Es una obra que se encuentra en todos los hogares y se estudia en la escuela. Ningún estudiante debería perderse esta obra literaria.

Los siguientes siglos

Durante la dominación mongola, la literatura entró en decadencia. No fue hasta finales del siglo XVII cuando comenzó el periodo de la "Edad de Plata", que concluyó en el siglo XIX. Durante este periodo se desarrolló una literatura secular y filosófica. Soulkhan-Saba Orbeliani (1658-1725), también estadista que visitó la corte de Luis XIV y conoció a Jean de La Fontaine, fue la figura más importante: fue traductor, lexicógrafo y fabulista. Sus cuentos filosóficos, inspirados en la mitología persa, figuran entre las mejores obras de la literatura nacional. A partir de 1801 (fecha de la anexión de Georgia a Rusia), este país sirvió de puente a los movimientos culturales europeos que se afianzaban en Georgia (Ilustración, Romanticismo). A finales del siglo XIX, la élite literaria de Kutaisi y Tiflis desarrolló una literatura inspirada en el sentimiento de identidad nacional. Los grandes nombres de este periodo fueron Nikoloz Baratashvili (1817-1844), Akaki Tsereteli (1840-1915) e Ilya Tchavtchavadze (1837-1907).

El siglo XX

A principios del siglo XX surgieron movimientos de vanguardia inspirados en la vida literaria de París. El año 1915 se considera el nacimiento del movimiento simbolista georgiano, que a partir de 1916 publicó la revista Les Cornes bleues. El grupo, del que formaban parte Paolo Iachvili, Titsian Tabidze, Guiorgui Leonidze y Valerien Gaprindachvili, continuó sus actividades hasta 1932, año en que fue prohibido. El gran novelista de este periodo fue Mijaíl Djavajishvili.

Mientras que el comienzo de la era soviética favoreció a movimientos vanguardistas como el futurismo, el periodo estalinista fue el del realismo socialista. Sólo se permitía la literatura de propaganda sin autores, y la élite literaria del país fue diezmada durante las grandes purgas. Tras la desestalinización, la literatura disidente se convirtió en un vehículo del nacionalismo, personificado por Konstantine Gamsakhourdia.

Nodar Doumbadze, Gouram Dotchanachvili y Otar Tchiladze fueron los otros grandes novelistas de los años 1960-1980, imágenes de una literatura del "deshielo" más libre e individual, que abordaba la realidad georgiana de forma humorística, a veces folclórica y bonachona.

Después de la Unión Soviética

El periodo que siguió a la desintegración de la Unión Soviética, marcado por el caos en el que se sumió el país, no fue muy propicio para la literatura. No obstante, aparecieron algunos nombres nuevos en la escena literaria. Entre ellos estaban Datho Barbakadze y David Tchikladze, cuyos escritos reflejaban una nueva mentalidad y una nueva visión del mundo y sus convulsiones. La escritora Aka Mortchiladze(Viaje a Karabagh) y el dramaturgo Lacha Boughadze son los nombres más populares de esta nueva generación, que aborda temas difíciles de la sociedad georgiana contemporánea con sentido del humor.

Echemos también un vistazo a algunos autores contemporáneos. Omar Tourmanaouli (1959-2019), escritor y traductor del georgiano al francés, ha publicado poemarios(La Mère des jours et les nuits, 1984; Les Péchés et les marguerites, 1991; Que, 1994) y dos novelas(L'Abkhazie... les notes du soldat, 1993; La Veuve, l'hirondelle et le voyant, 1998). El guionista y escritor Mikho Mossoulichvili (nacido en 1962) es conocido por sus colecciones de relatos(Les Icônes de jour de lune, 1990; La Pierre de la miséricorde, 2011), novelas(Le Chevalier à n'importe quel temps, 1999; Le Vol sans un fût, 2001; Le Grand Elle-ours, 2013) y obras de teatro(Mon rouge-gorge, 2012; Laudakia Caucasia ou Un portrait psychanalytique joyeux d'un siècle furieux, 2013). Nacido en 1973, Zaza Burchuladze es parte integrante de la nueva escena literaria georgiana. Al igual que Mikho Mossoulichvili, es guionista, dramaturgo y escritor. Ha escrito cinco novelas: Jazz minérale Tbilissi (2003), Évangile selon âne (2005), Adibas (2009) y L'Ange gonflable (2011). Esta novela futurista, basada en la revelación del alma de la Georgia contemporánea, recibió el premio a la mejor novela georgiana. Paata Shamugia (nacido en 1983) es redactor del semanario Liberali y poeta. Entre sus colecciones figuran L'Extraterrestre (1999), SOS (2000), Révolution (2005), Antikhaosani (2007), L'Avantage (2010) y Akhatistos (2011). Paata Shamugia ganó el premio Saba por esta última colección.

Por último, algunos autores de origen georgiano que viven en el extranjero. Kéthévane Davrichewy, nacida en París en 1965, estudió literatura moderna, teatro y cine. En 1995, gracias a los recuerdos de sus abuelos, escribió una colección de cuentos georgianos. Elena Botchorichvili, que vive en Canadá y es también periodista, ha inventado un nuevo género literario: la novela taquigráfica (escritura en frases muy cortas). Entre sus novelas destacan Le Tiroir au papillon (1999), Opéra (2002), La Tête de mon père (2011), Belle vie (2015)..