shutterstock_1695879796.jpg
shutterstock_1643368195.jpg

La historia de los mayas

Aunque las primeras aldeas agrícolas se han fechado en el año 1500 a.C. en la costa del Pacífico guatemalteco y en el 800 aproximadamente en el altiplano, el periodo preclásico -que abarca desde el 1500 hasta el 250 aproximadamente- sigue siendo poco conocido por los historiadores. Lo que sí es cierto es que la edad de oro de la civilización maya y el apogeo de sus grandes ciudades se produjo con el periodo clásico, entre el 250 y el 950 d.C.

El periodo clásico (250-950). Después de haberse beneficiado de la influencia olmeca, los mayas sufrieron, a principios del periodo Clásico Temprano -hasta el año 550-, la de la civilización de Teotihuacán, que irradiaba desde el actual México. Sin embargo, estos conquistadores fueron adoptando las costumbres mayas, creando una cultura "mixta": la Esperanza, cuyo símbolo es la ciudad de Kaminaljuyú (en Ciudad de Guatemala). Luego, del 600 al 900, la civilización maya existió sin ninguna influencia externa, y finalmente alcanzó su apogeo, ejemplificado por Tikal, su ciudad más prestigiosa, en el Petén, en el norte. Aunque los estándares arquitectónicos de las diferentes ciudades son comunes, su topografía, el tamaño de los edificios y los motivos decorativos utilizados son específicos de cada una. Al igual que el mundo griego antiguo, se trataba de una civilización formada por un grupo de ciudades, no un imperio políticamente unificado. Así, el poder de Tikal fue igualado por el deUaxactún,El Ceibal, Piedras Negras y Quiriguá.

El periodo postclásico y el declive de la civilización maya (950-1523). La llegada de los españoles en 1524 no puso fin a la era maya. El grueso de la civilización se había derrumbado mucho antes, al final del periodo clásico tardío, a principios del siglo X. Faltan fuentes para establecer las causas de este declive sorprendentemente rápido -en menos de un siglo- y hay muchas hipótesis. Una posibilidad es que la densidad de población fuera demasiado alta, lo que provocó el agotamiento de los frágiles suelos tropicales, hambrunas y epidemias. Otra posibilidad es que una crisis de sequía, combinada con un número insuficiente de agricultores, podría haber estado correlacionada con un cambio en las estructuras sociales. También parece que las élites mayas desaparecieron repentinamente, como lo demuestra el cese de las construcciones a gran escala -¿quizás fueron barridas por revueltas populares masivas? Una última posibilidad es la estructuración del Imperio Maya en ciudades independientes, lo que favoreció las rivalidades entre ellas, así como el malestar social, poniéndolas al alcance de enemigos externos. Por ejemplo, entre los años 900 y 1000, guerreros procedentes de Tabasco -cuya cultura era más mexicana que maya- se establecieron durante un tiempo en Altar de Sacrificios, al norte de Guatemala, en el Petén, en la confluencia de los ríos navegables más importantes de la zona central del país. En las Tierras Altas, algunos yacimientos fueron abandonados, probablemente por su estrecha relación con la civilización clásica. Otras, como Zaculeu, la capital de los mayas mam, siguen habitadas. Por otro lado, en el sur del país, en el Altiplano, los pueblos cakchiquel-quiché subsisten en torno a ciudades como Utatlán e Iximché, lejos de experimentar la influencia de los del periodo clásico. Fueron estos pueblos los que encontraron los españoles a su llegada.

El periodo colonial y moderno (de 1524 a la actualidad). Después de la Conquista, los fugitivos encontraron refugio en la parte central de la zona maya. Poco a poco, la población indígena de Yucatán y de las Tierras Altas se concentró en pueblos evangelizadores y fue víctima de terribles epidemias: casi el 90% de los habitantes murieron durante el siglo XVI, provocando la despoblación total de la costa del Pacífico. A imagen y semejanza de Esperanza, nació una nueva cultura, formada por elementos indígenas y españoles mezclados y modificados. Esta es la cultura que sigue existiendo hoy en día en los pueblos de montaña más inaccesibles de Guatemala y Chiapas, México. Además, el crecimiento demográfico iniciado a finales del siglo XVIII permitió que la población indígena alcanzara -e incluso superara- las densidades prehispánicas. Hoy en día, la aceleración de las actividades económicas está cambiando cada vez más la cultura tradicional heredada del periodo colonial.

La cultura maya

Más que por los acontecimientos históricos, es más fácil caracterizar a los mayas por sus rasgos culturales. He aquí una presentación no exhaustiva:

Organización del poder. Los mayas vivían en una monarquía absoluta: cada ciudad estaba gobernada por un Halach Uinik - "hombre verdadero"- que concentraba todos los poderes y los transmitía a su hijo. Los Batabo'ob - "Batab" en singular- gobernaban pequeñas ciudades y tenían funciones sociales, religiosas y militares. Por último, cada localidad tenía su propio jefe militar, llamado Nacom. Este grupo constituía la nobleza, mientras que el clero estaba dominado por los sacerdotes, los Ah Kin, cuyo cargo era hereditario. Sometidos a reglas de vida muy estrictas, debían realizar mortificaciones periódicas para ofrecer su sangre a los dioses. A continuación venía el pueblo, en su mayoría agricultores. Las mujeres se ocupaban del hogar -con tareas como la cocina, el tejido y la jardinería-, mientras que los hombres cultivaban la tierra.

La religión. Elemento esencial de la cultura maya, se basa en una división del universo en tres niveles: el inframundo, la tierra y el cielo. Cada uno de ellos se subdivide en varios reinos, sobre los que reinan diferentes dioses. Su "jerarquía" va desde Ah Puch, el dios de la muerte, en el noveno nivel subterráneo, hasta Itzamná, el dios del cielo, hijo del creador Hunab Ku, en el decimotercero. Los dioses más importantes parecen haber sido Kinich Ahau, el dios del sol, Kukulkán, el dios del viento y el agua, y Yum Kaax, el dios de las plantas y los animales salvajes. En la concepción maya, la Tierra era un frágil espacio intermedio, creado generosamente por los dioses para que los humanos pudieran tener un territorio. A cambio, la gente debía mostrar la máxima gratitud, en particular mediante donaciones de sangre y corazón: las ofrendas debían multiplicarse, de ahí el frecuente recurso al sacrificio humano, al que a menudo se reduce la religión maya.

La escritura. La escritura maya es la más elaborada de la América antigua. Rica en ideogramas y fonogramas, fue el único modo de expresión escrita del continente que suprimió toda representación gráfica de un objeto, sustituyéndola por elementos abstractos combinados para formar palabras.

Vestimenta. Los hombres vestían un sencillo cache-sexe, una banda de algodón alrededor de la cintura y sujeta en la entrepierna, que sujetaba dos paneles decorados, a menudo con bordados y plumas. Esta forma de vestir apareció ya en el periodo Preclásico y duró hasta el siglo XVI. Las mujeres vestían grandes túnicas decoradas, similares a las que aún se usan en Yucatán. Los mayas usaban xanabs, sandalias con una tira decorada en el talón que llegaba hasta el tobillo, y que aún usan los nativos de la actual Guatemala. Por último, la civilización concedía especial importancia a los peinados como medio de reconocimiento social. Estaban formados por una gran variedad de adornos -joyas, plumas y telas bordadas- que descansaban sobre estructuras de madera.

La ciencia. Como los mayas veían a sus dioses más poderosos en el cielo, trataban de observarlo. Esta fascinación -reflejada en el meticuloso registro de las horas de salida y puesta del sol- les permitía calcular los ciclos solares y lunares y predecir los eclipses. En matemáticas, tenían un sistema de veinte unidades -del 0 al 19- y símbolos lógicos de cálculo: el cero se representaba con una concha, el punto valía uno y la raya, cinco. Así, 11 se escribía con dos guiones rematados por un punto. Más allá de 20, la posición de los signos de arriba abajo indicaba el número de múltiplos de 20 que había que considerar.

Elarte. La escultura se utilizaba para decorar los edificios. La piedra se cortaba, se pulía con abrasivos -a menudo una mezcla de agua y polvo de jade- y luego se pintaba de un rojo oscuro -a base de óxido de hierro-. Omnipresente en las ciudades descubiertas, es la forma más conocida del arte maya. La pintura también se utilizaba en los monumentos, en una amplia gama de tonos según el rango y el sexo de las figuras representadas. Otra forma de arte maya de renombre es la cerámica. La cerámica, que se remonta al menos al 2.500 a.C., se fue refinando progresivamente, tanto en la técnica como en los colores utilizados, hasta alcanzar su apogeo durante el periodo Clásico. Se utilizaba una gran variedad de motivos, inspirados en la naturaleza, la geometría o la mitología.

Los mayas de hoy

De los 14,9 millones de habitantes de Guatemala, casi la mitad -6,2 millones o el 41,66%- pertenecen a los 22 pueblos mayas. Aunque la Constitución Política de la República reconoce la existencia de los pueblos indígenas, y a pesar de los acuerdos internacionales ratificados por el país sobre sus derechos, persiste la brecha social, económica y política, situación que es mucho peor para las mujeres. En términos de salud, educación, empleo e ingresos, los mayas siguen estando al margen de la sociedad, víctimas de grandes desigualdades y de la exclusión social.

Esta exclusión social se ve perpetuada por los medios de comunicación nacionales, que dan prioridad al español como lengua oficial, mientras que los medios en lenguas indígenas tienen una cobertura local limitada. Otra muestra de la falta de representatividad es el porcentaje de diputados indígenas -y otros cargos públicos de este nivel-, que apenas alcanza el 15%(según una investigación publicada en 2023 por la ONG Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas - IWGIA). Además, la profunda desigualdad étnica que prevalece en el país se ha puesto de manifiesto por las consecuencias de la pandemia de Covid-19 a principios de esta década. La vulnerabilidad de la población indígena ante la crisis se vio agravada en gran medida por su pobreza, que afecta al 75% de ellos, frente al 36% del resto de la población. La brecha es la misma cuando observamos el índice de pobreza multidimensional: las tasas de incidencia son del 80% y del 50,1% respectivamente.

El patrimonio maya es parte integrante de la cultura guatemalteca, y el contraste entre el interés que despierta y la situación de los indígenas es sorprendente. Cada año, cientos de miles de turistas se sienten atraídos por los mayas, por su historia, tradiciones, festivales, artesanía y lugares como Tikal. Tal es la popularidad que no es raro ver recorridos especialmente diseñados que se centran en sus secretos y misterios. Así que, aunque el camino hacia la igualdad pueda parecer largo, los viajeros también tenemos un pequeño papel que desempeñar. Esto significa favorecer tiendas, establecimientos y agencias turísticas que trabajen directamente con las comunidades locales o que tengan vocación social -apoyando proyectos educativos, por ejemplo-.