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Un país de gran biodiversidad

Considerado un país "megadiverso" por la COP10, Guatemala tiene una biodiversidad extremadamente rica, con 14 zonas de vida, nueve dominios bioclimáticos, siete ecorregiones terrestres, 46 comunidades naturales y 13.866 especies, sin incluir los invertebrados. De ellos, 1.561 son acuáticos, 1.988 pertenecen a la fauna y 10.317 a la flora. Esta última es muy variada e incluye especies originarias de Estados Unidos durante el Cretácico, como algunas coníferas y robles, mientras que otras han sido "traídas" de Sudamérica, como las orquídeas, las palmeras y la caoba, entre otras. En general, los bosques del país albergan multitud de otras especies, como el cedro y la ceiba , el árbol nacional de Guatemala. Asimismo, muchas plantas cultivadas son originarias de aquí, como el maíz, el frijol, la semilla de amaranto, la calabaza, el chayote, el aguacate, el cacao y el chile.

Las razones de esta elevada diversidad biológica incluyen el origen geológico relativamente antiguo del territorio y su ubicación, ya que está situado en medio de los océanos Pacífico y Atlántico y entre dos regiones biogeográficas diferentes: el Holártico y el Neotrópico. Otros factores son su altitud variable, desde el nivel del mar hasta más de 4.000 metros, y el trazado de sus cadenas montañosas, que permiten los corredores migratorios entre los hemisferios norte y sur.

Siete ecorregiones terrestres

La selva tropical húmeda. Una extensión exuberante, ocupa la parte norte y este de las tierras del Petén, con un relieve esencialmente plano. Aquí vive una gran cantidad de fauna.

Selva tropical. Ubicada en las partes bajas de las montañas de Santa Cruz-Chamá y en las tierras mayas, hasta el valle del río Usumacinta en el Petén, abarca pantanos, bosques "inundables", ciénagas, estuarios, selvas, pastizales y el litoral caribeño.

Selva tropical. Se trata de la mayor parte de la vertiente de la cordillera volcánica del Pacífico. Tiene la dinámica de un ecotono -una zona de transición ecológica entre dos ecosistemas- para la fauna, como las aves, pero también para la flora, entre las especies neárticas y las neotropicales. La vegetación es frondosa y las precipitaciones abundantes.

La sabana tropical húmeda. Ocupa la llanura del Pacífico y está atravesada por un gran número de ríos que han favorecido el desarrollo de la ganadería y los pastos. Hay playas marinas, estuarios y bosques de galería.

El bosque de la montaña. Esto constituye la mayor parte del Altiplano. Abundan los pinos y robles, así como los prados subalpinos en las partes más altas.

El matorral espinoso. Se trata de zonas de bosques de cactus y zarzas de tierras bajas. Varias regiones áridas están afectadas, como la zona de Nentón, en el departamento de Huehuetenango, y las llanuras de Jalapa y Jutiapa.

El bosque nublado. Se encuentra entre las montañas de la región formada por la Alta Verapaz y la Baja Verapaz. Se trata de una estructura florística compleja en un terreno irregular, con un gran número de hábitats. Es un entorno muy húmedo, con una exuberante vegetación de bosques mixtos -compuestos por árboles de hoja caduca y coníferas- donde crecen musgos y helechos.

Ecosistemas naturales amenazados

Desde el suministro de alimentos, agua dulce, materias primas y recursos genéticos, hasta la regulación del clima, la erosión y el ciclo hidrológico, el reciclaje de residuos y la depuración de aguas residuales, la diversidad de genes, especies y ecosistemas de Guatemala beneficia a la sociedad y al sistema económico. También tiene una importancia considerable en términos de control de enfermedades y plagas, polinización y reducción de los daños causados por los desastres naturales.

Sin embargo, la pérdida de los ecosistemas naturales del país se ha acelerado. Según las últimas cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la deforestación bruta pasó de 100.000 hectáreas anuales entre 2001 y 2006 a más de 132.000 hectáreas en el periodo 2006-2010, dando lugar a una de las tasas anuales de deforestación más altas de América Latina. Peor aún: en 2006, el 18,2% de todas las especies que viven en el país estaban en peligro de extinción. En respuesta a esta alarmante situación, el CONAP -Consejo Nacional de Áreas Protegidas- ha aumentado la superficie protegida del país hasta el 32% para 2021. Esta cifra no ha dejado de aumentar desde la creación del organismo en 1989.

Las principales áreas protegidas del país

La Reserva de la Biosfera Maya. Situada en el norte del país, en el departamento de Petén, es la más importante de las áreas protegidas guatemaltecas, ya que representa casi una quinta parte del territorio nacional, es decir, más de 21.129,40 km2. Alberga el 34% de las especies de plantas vasculares del país, el 71% de las especies de aves, el 43% de las especies de anfibios, el 64% de las especies de mamíferos y el 39% de las especies de reptiles. También incluye varios parques nacionales, el primero de los cuales fue creado en 1955, Tikal. Surgido de la naturaleza, sus restos están a medio camino entre el patrimonio natural y el cultural.

La Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Minas. Declarada zona protegida en 1992, abarca 236.626 hectáreas y alberga más de 885 especies de aves, mamíferos, anfibios y reptiles. También contiene el 60% del bosque nuboso de Guatemala, un ecosistema único y amenazado. Alberga El Salto de Chilascó, una de las mayores cataratas de Centroamérica, con 130 metros de altura. También alberga la Piedra del Ángel, un lugar donde se puede ver el famoso quetzal, el ave emblemática del país.

Refugio de Vida Silvestre Bocas de Polochic. Esta zona, protegida desde 1996, bordea el lado occidental del lago de Izabal e incluye los pequeños ríos que desembocan en él. Albergan una rica fauna y flora. Hay unas 396 especies de plantas, 250 de aves y 26 de plantas acuáticas. También se pueden ver manatíes, monos aulladores y cocodrilos.

Diez animales emblemáticos de Guatemala

Húmedas o boscosas, las distintas zonas de Guatemala ofrecen un hábitat ideal para la mayoría de las especies autóctonas y migratorias, como aves, anfibios, reptiles y mamíferos. En total, hay casi 20 ecosistemas diferentes. Sin embargo, la destrucción de los bosques está afectando a la fauna del país, lo que dificulta la observación de animales en su entorno natural. Las aves son quizá las más fáciles de avistar, ya que miles de ellas emigran cada año a Sudamérica. La Alta Verapaz, el Petén y la costa caribeña ofrecen una gran riqueza ornitológica. He aquí diez animales emblemáticos de Guatemala:

El quetzal. El quetzal, ave nacional de Guatemala, ha dado nombre a la moneda del país y figura en su bandera. Es originario de las tierras altas, boscosas y húmedas de Baja Verapaz, donde los afortunados pueden avistarlo en la reserva Ranchitos del Quetzal. Sus sublimes colores van del verde esmeralda al azul turquesa en el dorso y las alas, y al rojo vivo en el pecho. Su larga cola está formada por unas pocas plumas que triplican el tamaño de su cuerpo.

El buitre del Nuevo Mundo. Es uno de los distintos tipos de buitres que viven en Guatemala. Su particularidad es que, a diferencia de otros buitres de este tipo, busca la comida por el olfato y no por la vista. En el mundo maya, su primo, el buitre papa, era el mensajero entre los humanos y los dioses.

El tucán. Esta ave tropical vive principalmente en las regiones de Petén y Alta Verapaz. En Guatemala hay tres especies: el tucán esmeralda, el araçari de collar y el tucán de quilla. Se consideran vectores positivos para el medio ambiente y la biodiversidad porque se alimentan principalmente de frutas (pero también de insectos y pequeños lagartos), cuyas semillas dispersan para ayudar a la germinación de nuevos árboles frutales.

Guacamaya roja. Comúnmente conocida como "loro", es el ave más grande y exótica de la naturaleza guatemalteca. Se reconoce por sus vivos colores, que van del rojo al azul pasando por el amarillo. Hoy en día, las guacamayas rojas se rescatan de la caza ilegal en varias reservas naturales del país.

El jaguar. Considerado el tercer felino más grande del mundo, el jaguar vive principalmente en la selva de Petén. Vital para estabilizar el ecosistema, fue uno de los animales autóctonos venerados por las antiguas culturas mesoamericanas. Su representación culminó en la civilización maya, donde el dios Jaguar adoptaba cada mañana la forma del dios Sol para perpetuar el ciclo del día y la noche. De este modo, viajaba por el cielo hacia el oeste, para volver a caer en el inframundo, su hogar y el de los muertos. Una ilustración del derecho divino de los dioses, que también desafiaban a la muerte renaciendo cada día.

El aullador guatemalteco. Este primate es característico del país, aunque también puede encontrarse en ciertas regiones de Belice y en Yucatán (México). Su nombre proviene de su hueso hioides agrandado -situado encima de la laringe, debajo de la base de la lengua-, que le confiere un potente grito.

El atel. Caracterizado por sus extremidades anchas y delgadas, incluida una cola tan grande que puede alcanzar los 89 centímetros, también se le conoce como "mono araña". Su agilidad le confiere una mayor libertad de movimientos y le ayuda a balancearse de rama en rama sin utilizar las patas.

Tapir. Está considerado uno de los mamíferos herbívoros más grandes de Centroamérica. Su hocico alargado, que puede describirse como una probóscide, lo hace único, al igual que su capacidad para correr rápidamente, lo que le permite escapar de los depredadores.

La iguana. Este animal prehistórico, considerado descendiente de los dinosaurios, vive en los bosques tropicales de Guatemala. Aunque pertenece a la familia de los herbívoros, algunas especies prefieren los insectos.

La tortuga marina. La tortuga marina, una de las especies dominantes en las costas del país, tiene una importancia crucial para los ecosistemas. Ante el riesgo inminente de extinción, varias organizaciones promueven actividades como la liberación de tortugas en el océano. En el Pacífico, en Monterrico, el CECON -Centro de Estudios para la Conservación- es una de ellas.