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El oso, un animal prehistórico

Las huellas del oso y sus antepasados son anteriores a las del hombre. El antepasado del oso apareció en la Tierra hace 20 millones de años. Tenía cola y era tan grande como un perro. Fue durante la Edad de Hielo, hace 250.000 años, cuando el oso de las cavernas y el antepasado directo del oso pardo iniciaron su migración de Asia a Europa. La especie del oso de las cavernas se extinguió hace 10.000 años, dando paso al desarrollo del oso pardo tal y como lo conocemos hoy. El hombre prehistórico los cazaba no sólo por su carne, sino también por su piel y sus huesos, que se utilizaban para fabricar armas y herramientas. Las pinturas murales de las cuevas prehistóricas atestiguan el respeto que se profesaba a estos animales en aquella época. Estas pinturas se interpretan a menudo como rituales para el éxito de la caza.

Ritos y costumbres eslavas

El oso es un animal legendario que alimenta los mitos de muchas civilizaciones: animal totémico para los indios americanos, animal con poderes curativos para los chamanes de Siberia, el símbolo del oso también está muy presente en los ritos y costumbres eslavos. Durante las "fašiangy", los carnavales, los aldeanos confeccionaban tradicionalmente máscaras de oso y se disfrazaban con pieles de oso. El oso también forma parte del imaginario popular a través de numerosos cuentos, mitos y leyendas, que generalmente narran historias de niños criados por un oso. Los osos también aparecen en la música y la danza folclóricas, y la canción más famosa es Medveďu, daj labu ("Oso, dame tu pata"). Se remonta a la época de los gitanos nómadas que cantaban y bailaban por todo el país. El oso era un animal cotidiano, por lo que a menudo aparecía tallado o representado en objetos de uso diario, por ejemplo en los tradicionales vasos de madera(črpák). También aparecía en los escudos de armas de los condados de Orava y Spiš, y aún hoy puede verse en los de algunos pueblos.

La caza está en marcha

En el pasado, los osos disponían de espacio suficiente para vivir pacíficamente, pero sus territorios se fueron reduciendo ante el deseo del hombre de transformar los bosques en tierras de cultivo o zonas de pastoreo. La convivencia entre el hombre y el oso evolucionó entonces y surgieron los primeros conflictos. Debido a la falta de espacio, los osos empezaron a atacar al ganado y a visitar colmenas y campos de cereales. Percibidos como parásitos, no sólo eran cazados por placer por la nobleza, sino también por los campesinos. Cualquier método era bueno para capturarlas y matarlas: atraparlas en fosos o cercados y atraerlas con cebos. En el siglo XVIII se llegó a pagar una recompensa de siete monedas de oro por cada oso abatido. Una vez cazados, se comía su carne (la pata de oso era la más apreciada), se utilizaba su piel para confeccionar ropa y su preciada bilis se empleaba como remedio según los preceptos de la medicina tradicional. Esta matanza duró hasta el periodo de entreguerras, cuando en Eslovaquia sólo quedaban unas decenas de osos.

Una política de protección exitosa

En 1932, el público y las autoridades se dieron cuenta de que el oso estaba en peligro, y se aprobó una ley para proteger la especie durante todo el año. Poco a poco, su población se fue extendiendo desde sus principales zonas de origen, los bosques del norte y centro de Eslovaquia. Es difícil determinar el número exacto, ya que los osos viven en libertad, en una vasta zona de difícil acceso. En la actualidad, los expertos eslovacos estiman su población en unos 1.200 ejemplares. La ley de protección del oso sigue vigente y está dando sus frutos. Los especialistas vigilan la evolución de su población y el Ministerio concede cada año unas decenas de permisos de caza de osos. El marco es muy preciso: el oso cazado debe pesar menos de 100 kg (excepcionalmente 150 kg), para preservar a los machos dominantes en su papel de reguladores del equilibrio natural. A veces también se concede un permiso excepcional a un oso cazado que haya cometido daños importantes o cuyo comportamiento se haya convertido en una amenaza para el ser humano.

Hoy en día, la conservación de este majestuoso animal en su entorno natural parece asegurada gracias a la cooperación entre ecologistas, trabajadores del parque nacional y cazadores, así como turistas y amantes de la montaña. Ávido de tranquilidad, la presencia del oso pardo es un buen indicador del equilibrio de los bosques frente al dominio del hombre sobre la naturaleza. En la actualidad, el oso se ve amenazado no sólo por la caza furtiva, sino también por la creciente invasión humana de su territorio. La construcción de carreteras, infraestructuras y centros de ocio está dividiendo y reduciendo el espacio vital del oso. A falta de fuentes de alimento, se ven obligados a acercarse a las zonas ocupadas por los humanos, con el riesgo de encontrarse con ellos.

La vida del oso

A pesar de su fuerza, el oso no es un buen cazador, por lo que poco a poco se ha convertido en omnívoro, con un 85-90% de su dieta de origen vegetal. En primavera, se alimenta de hierba, pero también de animales muertos. En verano y otoño, su dieta es más variada. Consiste en arándanos, frambuesas y otros frutos del bosque, bellotas, hormigas y larvas. Sin embargo, dado su gran número en Eslovaquia, los que no tienen suficiente espacio se ven obligados a buscar comida en zonas habitadas por humanos y poco a poco se acostumbran a su presencia. Bajan de sus montañas para hurgar en las colmenas, los vertederos y los cubos de basura de pueblos y casas de campo, a ver si encuentran algo que llevarse a la boca.
Luego se aprovisionan de comida antes de invernar de diciembre a febrero o marzo. Los osos se aparean de mayo a julio. Las hembras adultas suelen tener de uno a tres oseznos cada dos o tres años. Los oseznos nacen en invierno en la madriguera y pesan menos de 0,5 kg. Por término medio, permanecen con su madre hasta los dos años y medio.

Encuentro con un oso

Aunque los osos no son devoradores de hombres, encontrarse con ellos en la naturaleza no siempre es una experiencia fácil.
En determinadas circunstancias, pueden ser peligrosos para el ser humano, por lo que merece la pena informarse sobre dónde y cómo viven y, sobre todo, qué hacer si se cruza con uno en el bosque. Por supuesto, ver un oso en libertad es el sueño de muchas personas, y es totalmente posible hacerlo realidad. Para ello, lo mejor es encontrar un lugar seguro, sin contacto directo, donde pueda observarlo desde una distancia prudencial. Algunos especialistas ofrecen viajes de observación de osos en zonas que conocen al dedillo:Liptov Active, Slovak Wildlife Society, Watching.sk.

Eslovaquia central y los Altos Tatras son tierra de osos. Los osos viven en las montañas y se concentran principalmente en los parques nacionales del centro y norte de Eslovaquia: Bajos Tatras (Nízke Tatry), Pequeña y Gran Fatra (Veľká Fatra, Malá Fatra) y, sobre todo, los Altos Tatras (Vysoké Tatry), donde las cifras hablan por sí solas. En 2019, los residentes y visitantes de los Altos Tatras informaron de la presencia de osos en zonas residenciales en 97 ocasiones. Los excursionistas se toparon con osos en sus alrededores más de 700 veces, sobre todo en los alrededores de las ciudades de Tatranska Lomnica, Stary y Novy Smokovec. Cabe señalar que se ha producido un aumento de su población en la mitad sur de Eslovaquia central, en los Montes Metálicos (Slovenské Rudohorie) y el macizo de Poľana.

Cómo evitar encontrarse con un oso. Mantente lo más alerta posible cuando salgas a pasear por el bosque, ya que podrías estar en la casa de un oso. Esté atento a las señales de su presencia, como huellas en los árboles, arbustos de frambuesas o frutales dañados, pisadas o excrementos de oso.

Si encuentras un animal muerto, abandona la zona inmediatamente. Los osos son carroñeros por naturaleza y pueden oler presas muertas a más de 30 km de distancia. Es el único mamífero terrestre con un olfato más potente que el de un perro. No tema hacer ruido, hablar alto, silbar o, como los lugareños, tocar una campanilla cuando atraviese zonas de visibilidad reducida. Los osos tienen buen oído. Si se percata de su presencia a tiempo, lo más probable es que le evite. Evite pasear con perro por el bosque. Es arriesgado, ya que el perro puede oler al oso y empezar a seguirlo, o incluso atacarlo, o en la otra dirección, puede huir de un oso y traer al animal directamente hacia usted.

¿Qué hacer si te encuentras con uno? Si te encuentras con un oso, es fundamental que mantengas la calma. Sobre todo, no intentes huir: no tendrás ninguna posibilidad, porque los osos corren tan rápido como los caballos. Si ves un oso que no actúa de forma agresiva y no está cerca de ti, intenta volver sobre tus pasos de forma gradual y discreta. Vigila siempre al oso y sus reacciones, pero evita en la medida de lo posible el contacto visual directo, ya que el oso podría verlo como una provocación o un desafío No intentes acercarte al oso ni darle de comer, como ocurre a veces en algunos lugares de vacaciones donde podrías sentirte seguro. Si te cruzas con algún osezno, no intentes interactuar o establecer contacto con él, ya que la madre osa no estará lejos, vigilando y dispuesta a hacer cualquier cosa para defender a sus queridos oseznos. Esta es claramente una de las situaciones más peligrosas. Si el oso te persigue y tienes la oportunidad de subirte a un árbol, es una posibilidad. Ten en cuenta, sin embargo, que el árbol debe ser adecuado y que necesitas trepar al menos cuatro o cinco metros Los osos adultos no son capaces de trepar tan alto por los árboles, sólo los pequeños. Si el oso te persigue, intenta tirar parte de tu equipo o de tu mochila para poder "entretener" al oso durante un rato. Por último, si ocurre lo peor y el oso se levanta sobre sus patas traseras y se dispone a atacarte, tírate al suelo y "hazte el muerto". Mientras lo haces, protégete la cabeza, el cuello y el abdomen en una posición parecida a la de un feto en el vientre de su madre. No te muevas hasta que el oso abandone tu zona. Intenta mantener la calma y gestionar esta alarmante situación lo mejor que puedas; algunos testimonios han demostrado que esto funciona.

Ten en cuenta que sólo son recomendaciones y no garantizan al 100% un "resultado feliz". Es difícil saber de antemano cómo reaccionarías en una situación así, sobre todo en lo que se refiere a la gestión emocional que te permite mantener la cabeza fría o no. Desde la noche de los tiempos, el oso ha tenido en el imaginario colectivo la imagen de una bestia violenta, cuando en realidad su costumbre es evitar a los humanos. Los ataques suelen estar provocados por animales heridos, sorprendidos o molestados durante su hibernación. El oso es un animal solitario que vive solo en su territorio. Es si tiene que salir de su territorio para conseguir comida y acercarse a zonas habitadas por humanos cuando puede surgir una situación de riesgo. Esta proximidad a los humanos puede crear la oportunidad de un encuentro fortuito, en el que el oso puede sentirse amenazado y atacar.