La estación seca

La estación seca, que dura de diciembre a abril, ofrece días soleados, temperaturas especialmente agradables y escasas precipitaciones. También es la estación más popular para los turistas, especialmente las "aves migratorias" británicas, estadounidenses y canadienses que vienen a pasar el invierno. No es de extrañar que también sea el periodo en que suben los precios de la vivienda.

La estación de las lluvias

En julio comienza la temporada de lluvias y huracanes. Esta estación dura hasta finales de octubre y se caracteriza por chubascos esporádicos y periodos de mayor humedad. Sin embargo, incluso durante esta estación, los días soleados son frecuentes y la lluvia suele caer en forma de chubascos tropicales breves y refrescantes. También es la época en la que más bajan los precios de la vivienda, que a menudo se reducen a la mitad o incluso se multiplican por tres.

Barbados, situada más al este del arco principal de las Antillas Menores, queda ligeramente fuera del "corredor de huracanes" y rara vez se ve afectada. El último gran huracán que azotó la isla, Janet, se produjo en 1955.

La temporada baja

En Barbados hay dos temporadas de verano, en la transición entre la estación seca y la húmeda. La primera va de mediados de abril a junio, y la segunda hasta noviembre. Esta temporada intermedia es un excelente compromiso entre clima y precio. La estación lluviosa aún no ha llegado, o está a punto de hacerlo en noviembre, cuando las temperaturas empiezan a descender, y al irse el grueso de los turistas, el alojamiento resulta un poco más asequible.

Víctima del cambio climático

Por desgracia, la situación podría cambiar como consecuencia del cambio climático, y Barbados no se libra. El calentamiento de los océanos intensifica la potencia de los huracanes y amplía su zona de impacto, lo que pone a Barbados en una situación de riesgo mayor de lo normal. Esta situación es igual de preocupante para el arrecife de coral que rodea Barbados, que protege a la isla de las tormentas pero también alberga un rico ecosistema (peces, tortugas marinas, crustáceos, etc.) cuya existencia se vería amenazada si el arrecife se blanqueara y muriera. Además de una catástrofe ecológica, la pesca artesanal se vería gravemente amenazada. La isla también es especialmente vulnerable a la erosión costera y ya experimenta crecientes periodos de sequía, lo que plantea un problema cada vez más grave de abastecimiento de agua para los sectores agrícola y turístico. Con su terreno bajo, Barbados también corre el riesgo de sufrir inundaciones.

La estación seca dura ya más tiempo y la primera temporada alta, entre mediados de abril y junio, es cada vez más calurosa y rápida.

Otro cambio visible en las playas esta vez es el aumento de la frecuencia del sargazo, el alga marrón que arrastran las corrientes en forma de grandes manchas. Desde 2011, como en el resto del Caribe, hace apariciones regulares y cada vez más duraderas. Su proliferación se debe al calentamiento global y al vertido de aguas residuales industriales al mar. El aumento de nitrógeno y fósforo en el océano acelera la velocidad y la escala de reproducción de esta planta marina, agotando el oxígeno del agua de mar y provocando la muerte masiva de peces. Para los humanos, no sólo son un obstáculo para la pesca, sino también para nadar, y cuando llegan a la playa, liberan un gas con olor a huevo podrido que, en algunos casos, puede causar problemas respiratorios. Un verdadero problema de difícil y costosa solución.