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Múltiples influencias

Desde el principio, la literatura de la región fue una invitación a la ensoñación, ya que una de las primeras obras que produjo fue un relato del viaje de Odoric de Porderone (c. 1286-1331), misionero franciscano que recorrió el Extremo Oriente, en particular China y Sumatra, que visitó sólo unas décadas después de Marco Polo. El siglo XVII vio nacer la literatura friulana gracias al hombre considerado su padre, Ermes di Colloredo di Montalbano, que la utilizó profusamente en más de 200 sonetos, con tal sensibilidad y elocuencia que sentó las bases del friulano actual. Su apego a su tierra natal, no exento de cierto realismo, confiere a su obra un verdadero valor patrimonial. Por último, en 1861, Trieste tuvo el honor de asistir al nacimiento de Italo Svevo, el hombre que iba a llevar su voz a la escena internacional como ningún otro. Su árbol genealógico y el seudónimo que eligió para sí mismo (su nombre de nacimiento era Aronne Ettore Shmitz) dan fe de la importancia que concedía a su doble herencia cultural: su padre era un judío alemán que le envió a estudiar a Baviera cuando era adolescente (Svevo significa "suabo"), y su madre era italiana de nacimiento. Sin embargo, su carrera literaria es igual de interesante.

Aunque había emprendido la carrera de banquero, publicó su primer cuento en 1890(L'Assassinio di via Belpoggio) y luego dos novelas en régimen de autoedición(Un Inetto en 1892 y Selilità en 1898), que no tuvieron éxito ni de público ni de crítica. Desanimado, abandonó toda aspiración literaria, hasta que el destino intervino en 1903 con James Joyce (1882-1974), que pasaría muchos años en Trieste, futuro autor del inmenso monumento Ulises (en el que, por cierto, Italo Svevo serviría de modelo para el personaje de Leopold Bloom). Joyce le animó a seguir escribiendo, y acabó publicando La Coscienza di Zeno (Laconciencia de Zenón, ediciones Folio), que fue muy elogiada por Valery Larbaud y Benjamin Crémieux en Francia, y por el futuro premio Nobel Eugenio Montale en Italia. Fuertemente autobiográfica, pero también impregnada de su admiración por las investigaciones de Sigmund Freud, esta novela psicológica retrata a un hombre que se pregunta mucho más por su supuesto complejo de Edipo que por la entrada de Italia en la guerra contra el Imperio austrohúngaro en el año en que transcurre la acción. En forma de diario y bajo la apariencia del "flujo de conciencia" inventado por Joyce, Zeno Cosini se revela, no sin cierto humor, como un hombre de contradicciones y deseos, víctima constante de malentendidos e imbroglios. Italo Svevo murió en 1928 como consecuencia del hábito de fumar que compartía con su personaje. Aunque alcanzó cierta fama en vida, no sería recordado hasta después de su muerte, y aunque este escritor marcó un punto de inflexión en la literatura triestina, sólo fue un precursor, ya que otros siguieron pronto sus pasos.

Efervescencia, a pesar de todo

Trieste vio nacer a Silvio Benco en 1874, a Umberto Saba en 1883 y a Virgilio Giotti en 1885. Ciertamente no tenemos ocasión de descubrir la proteica obra del periodista convertido en libretista, dramaturgo y novelista que fue el primero de estos tres hombres, amigo de Joyce y de Svevo, pero su influencia fue tan notable que los poderes fácticos intentaron ponerle coto. En cambio, Umberto Saba (nacido Umberto Poli) afortunadamente ha hecho oír su voz en nuestra lengua, porque su poesía ha sobrevivido al paso del tiempo, igual que sobrevivió a los tormentos de las leyes raciales a las que fue sometido. Tras sufrir el exilio y un oscuro juego del escondite con las autoridades, recibió el apoyo de los más grandes poetas, entre ellos Eugenio Montale y Carlo Levi. Después de la guerra, sin embargo, su talento fue reconocido, como demuestran los prestigiosos premios que recibió. Hoy es posible descubrir sus poemas escritos durante su huida y publicados entonces en Lugano (Suiza), gracias a la magnífica editorial Ypsilon, que reeditó en 2020 Choses dernières: 1935-1943, así como sus relatos autobiográficos ambientados en Trieste en Comme un vieillard qui rêve (Le Bruit du temps). Seuil propone también la traducción de su novela póstuma Ernesto, que narra la iniciación sexual de un adolescente a principios del siglo XX. Por último, el poeta Virgilio Giotti, que utilizó el dialecto triestino en algunas de sus obras, vuelve al candelero con la publicación por Éclat, en 2022, de una versión bilingüe de su colección Petit chansonnier amoureux, una celebración de la vida cotidiana con un fuerte contenido autobiográfico publicada originalmente en Florencia en 1914.

También está Carlo Michelstaedter, cuyo lugar de nacimiento, Goritz (Gorizia), pertenecía al Imperio Austrohúngaro en 1887, año en que nació. Esta situación de ciudad fronteriza, tanto histórica como geográficamente, influyó en su obra como filósofo y, sin duda, dice mucho del alma de quienes nacen al borde de identidades difusas. Michelstaedter se quitó la vida el 17 de octubre de 1910, al día siguiente de haber terminado la que se considera su obra cumbre, La persuasión y la retórica (Éclat). Tampoco estaba lejos de Goritz donde, 5 años más tarde, moría en combate el triestino Scipio Slataper, autor de Il mio carso. Gallimard ha traducido esta obra en su colección L'Arpenteur bajo el espléndido título Années de jeunesse qui vous ouvrez tremblantes ... Por momentos sombrío y luminoso, este "libro del tiempo perdido y encontrado ", como anuncia la contracubierta, es sin duda una de las obras más seminales de la región de Friul-Venecia Julia. Está prologado por Biagio Marin (1891-1985), poeta que fue el primero en poner por escrito el dialecto veneciano. Por último, el conflicto mundial dejó su huella en la obra de Giani Stuparich (1891-1961), cuya editorial Verdier ha publicado L' Année 15, su diario de guerra, así como su novela L'Île, sobre un padre y su hijo.

En 2021, la magnífica editorial La Baconnière publicó un diario completamente distinto, pero igual de esencial, ya que nos permite (re)descubrir a una mujer de letras un tanto olvidada, a pesar de que desempeñó un papel fundamental en el ambiente intelectual del Trieste de posguerra. Su obra consiste en una colección de prosa poética, Les Saisons (1950), que se ha reunido con la posterior Promenade sous les armes en Confession téméraire (La Baconnière, 2019). Su famoso Diario 1944-1945 lo llevó bajo los bombardeos entre el 18 de octubre de 1944 y el 5 de agosto de 1945. Contrariamente a lo que esto podría sugerir, está sin embargo lleno de una gran sensualidad. Anita Pittoni mantuvo una larga correspondencia con su conciudadano Roberto Balzen (1902-1965) que, como ella, se convirtió en editor al cofundar Adelphi.Trieste es una descripción rigurosa, en todas sus aparentes contradicciones, de una ciudad donde se mezclaban lenguas y nacionalidades, medios burgueses y provincianos, exigencia cultural y feliz ruralidad. Allia presenta también Comment faire carrière dans les grandes administrations de Giorgio Voghera (1908-1999), uno de sus amigos, como una visión de conjunto, en forma de ensayo sobre la gestión de posguerra, de una obra literaria que incluye también la novela Notre Maîtresse la mort (Circé). Debido a su condición de judío, Giorgio Voghera, como algunos de sus coetáneos, fue víctima de las leyes raciales que le obligaron a retirarse a un kibbutz cerca de Jaffa, experiencia de la que sacó material para otros textos que completarían su ecléctica obra.

Plumas muy grandes

A partir de entonces, una sucesión de escritores alcanzaría rápidamente una inmensa fama. El primero de ellos fue sin duda Boris Pahor, producto también de la historia de su región natal, en el sentido de que se convirtió en un escritor italiano de lengua eslovena nacido en Trieste, que entonces formaba parte del Imperio austrohúngaro. Su larga vida -¡murió a los 108 años, el 30 de mayo de 2022! - estuvo marcada por el choque a veces violento de culturas, por su encarcelamiento en Dachau y luego en Bergen-Belsen, y por las enfermedades que padeció. Dejó una obra abundante y rica, que lo convierte en uno de los escritores eslovenos más conocidos, a pesar de su nacionalidad, y que incluye varias novelas de lectura obligada, de La Porte dorée (Rocher) a Printemps difficile (Libreto), de Jours obscurs (Phébus) a Pèlerin parmi les ombres : nécropole, la historia de su deportación publicada por La Table ronde. Su destino no es muy diferente del de Mario Rigoni Stern (1921-2008), que también se inspiró en su cautiverio para escribir una obra igualmente densa. Escritor de frontera, que evoca en Histoire de Tönle (Verdier), Stern es también un cantor de sus amadas montañas, como lo confirma Requiem pour un alpiniste (Les Belles Lettres), en el que relata sus recuerdos de cazador alpino durante la Segunda Guerra Mundial.

Aunque nació en Bolonia en 1922 y fue asesinado en Roma en 1975, Pier Paolo Pasolini no puede pasarse por alto porque pasó muchos veranos en Casarsa della Delizia, la ciudad natal de su madre, y sobre todo se apasionó tanto por el friulano que escribió en esa lengua(Poèmes oubliés publicado por Actes Sud, La Nouvelle jeunesse publicado por Gallimard, y los cuentos de Douce et autres textes publicado por Actes Sud). También gracias a Magris y a una de las revistas que fundó(Quaderno Romanzo), Novella Cantarutti pudo dar a conocer su poesía friulana(Ultima stella, en edición trilingüe publicada por Fario). En conclusión, Claudio Magris y Paolo Rumiz, ambos nacidos en Trieste en 1939 y 1947 respectivamente, siguen conquistando los corazones de los lectores de todo el mundo, el primero con su obra erudita que le convierte regularmente en futuro Premio Nobel de Literatura, el segundo con sus relatos de viajes impregnados de espiritualidad.