Restaurante japonés con un menú agradable y uniforme.
En esta sala con paredes azules y madera recubiertas de cuadros del monte fuji o de estampas, en mesas bien alineadas y sillas más cómodas que de costumbre, se espera encontrar un suplemento de alma en la carta, un hotel-no sé qué tipo de menús de estos restaurantes japoneses funden en el mismo molino. Pues bien, si bien esta dirección montmartroise sin sorprender los menús sushis, sashimis y yahitoris, se distingue también, hecho raro, por una bonita tarjeta de entrante como el Agedashi tofu a saber una rosquilla de tofu salsa tempura, los edamana o los gimnasios. El bento del día también viene a romper la eterna faranta de los menús estandarizados. En cuanto al papel y al plato, el resultado es bastante exitoso: los yakitoris son mejores que la media parisina y el pescado crudo está bien tratado con un sushimano y una sushiwoman todo en su caso, en cuanto al servicio es agradable y atento.
Même la qualité n'est plus la même ainsi que le service.
Thé vert offert pendant l'attente des plats.
Nous reviendrons !