Dirección con terraza en París que sirve carnes, verduras y un menú de mercado.
A dos pasos de la iglesia Saint Sulpice otro santo, el Bon Saint-Pourçain. En las mangas un tal David Lanher. Decoración bistró un poco burguesa (fachada azul oscura y mobiliario de terraza 100% Baumann) y clientela que pega a la cosa. La carta sale del mercado y todo está cocido en el minuto. En la cocina Mathieu Techer, que ha recorrido una vuelta entre Senderens y El sargento reclutador, sabe desenmascarar nuestras papilas con sus calabacines semicocidas, coronación y crema de espárragos. La red bonita de cerdo, remolacha y marmelada de naranja está justo cocida como es necesario para dejarlo mullida y el salado-azucarado muy logrado. En postre, el baba del ron del que nunca se cansa es una buena puntuación.