Este restaurante sigue atado a esta buena mesa de las regiones, con un inclinado por los grandes clásicos de Périgord (foie gras), Borgoña (los caracoles), Cévennes (las sepas y la tripa). La terraza está sombreada y acogedora, la sala del restaurante está revestida de hierro forjado, en la que una mesa de estilo mudéjar, de un menestral grandeza natural, guiada por otra vida, cuadros tauromacáticos, rojo y negro, y una sorprendente colección de pequeños cerdos. En cuanto a los peces, los salmonetes están flanqueados por pastis mientras que, según las llegadas, la dorada auténtica salsa de albahaca o el lobo parado alternan su lugar. En cada fórmula, la elección de plato del día es interesante con el menú de los muslos o magret de pato, un filete de buey o un pescado con adornos de temporada. Los platos, bien servidos, se presentan de forma sencilla pero tranquilizadora por un personal sonriente y servicial. Una buena mesa en definitiva.
Personnel agréable et à l’écoute.
Passez votre chemin, il a beaucoup d'autres restaurants où vous serez mieux accueillis.