ABADÍA DE SAINT MICHEL DE CUIXÀ
Cómo llegar y contactar
Esta abadía estuvo antaño ocupada por monjes cistercienses, y desde 1965 una comunidad de benedictinos trabaja en su restauración.
En el año 878, una vez acabada la reconquista carolingia de los territorios ocupados por los árabes, los benedictinos eligieron el bucólico escenario del valle del Cuixá, adornado con sublimes colores en primavera, cuando florecen los melocotoneros, para establecerse. La abadía, construida en tres etapas entre los siglos X y XII, incluye una amplia iglesia prerrománica, un campanario románico con vanos geminados, una cripta, un claustro y una tribuna de mármol rosa, todos ellos espléndidos ejemplos de la escultura románica del Rosellón. Gracias a la protección de los condes de Cerdaña-Conflent y a la influencia de los abades Garin y Oliba (fundador de Montserrat), la abadía tuvo un rápido desarrollo y disfrutó de una gran expansión hasta mediados de la Edad Media. Luego, el papel intelectual y político del monasterio decayó, y la Revolución francesa completó su declive. Cuixá resurgió de sus cenizas en 1919 y fue sometida a un amplio programa de restauración. La abadía está ahora ocupada por una comunidad de benedictinos que continúa con la vida monástica iniciada hace once siglos. Conocida por su excepcional acústica, la abadía de Cuixá acoge cada verano, en julio y agosto, conciertos de música de cámara en el marco del famoso Festival Pau Casals. El lugar sigue siendo igual de encantador y, sin duda, merece una visita con la familia, en particular, el paseo por el río que fluye bajo los pies de la abadía. El sotobosque y los prados floridos son una bella invitación a un bucólico pícnic.
Reserve las mejores actividades con Get Your Guide
Opiniones de los miembros sobre ABADÍA DE SAINT MICHEL DE CUIXÀ
