FORTALEZA DE SALSES
Un verdadero espécimen de la transición entre el castillo medieval y la fortaleza moderna, geométrico y hundido en el suelo
«¡No es un castillo, es una fortaleza!» Grande y compacta, completamente curva, con sus colores ocre y arena que se confunden con los tonos del paisaje circundante, parece directamente salida de Star Wars IV. Lo que ve al pasar por la A-9 o desde el tren es solo «la punta del iceberg» de una magistral máquina de guerra que se hunde bajo tierra y solo deja entrever su espalda redonda.
Una obra maestra de la arquitectura militar. La fortaleza de Salses, nombrada monumento histórico en 1886, es una muestra de transición entre el castillo medieval y la fortaleza moderna, rigurosamente geométrica y hundida en el suelo. La fortaleza de Salses controlaba la frontera entre el Rosellón, que por entonces pertenecía a España, y el reino de Francia. En el corazón de la llanura vitícola, las enormes paredes de ladrillo y piedra se hunden en el suelo. El fuerte rectangular (115 x 90 m) cubre casi una hectárea. Está rodeado de fosas de 12 a 15 m de ancho y 7 m de profundidad. La muralla alcanza 12 m de espesor, de los que solo la parte alta supera el suelo, con el fin de resistir aún mejor la artillería. En las esquinas, las cañoneras atraviesan cuatro torres circulares. Los bastiones salientes controlan todas las vías de acceso. Se muestran los elementos clásicos de la arquitectura defensiva medieval: fosos, torreones, troneras, cortinas murarias y puente levadizo. Los establos podían acoger a 300 caballos. Los cobertizos, en el camino de ronda, estaban diseñados para 1500 hombres. El torreón, alto como un edificio de siete pisos, con techo o con bóveda de forma sucesiva, estaba destinado a dar aposento al gobernador. Así, encontramos elementos de lujo e incluso de espectacular modernidad: calefacción, cuarto de baño con agua caliente y sauna…
Salses, puerta del Rosellón. Este lugar altamente estratégico a orillas de la vía Domitia que conducía hasta Cádiz, ha sido una plaza fuerte desde la antigüedad. Pero a partir de 1497, tras la destrucción del pueblo de Salses y de su castillo por parte del ejército francés de Carlos VIII, el rey de España, Fernando el Católico inició el proyecto de una fortaleza inexpugnable. Así, encargó al ingeniero aragonés Francisco Ramiro López la construcción de un castillo-fortaleza capaz de resistir los cañonazos y todas las innovaciones más recientes en el arte de la guerra. Sin embargo, en 1503, cuando los trabajos de modificación aún no habían terminado, la fortaleza cayó en manos de los franceses. Este solo sería el comienzo de numerosos conflictos entre Francia y España, Salses sería por turnos francesa o española hasta el 7 de noviembre de 1659, fecha de la firma del Tratado de los Pirineos, que define la frontera entre Francia y España. El Rosellón pasó a pertenecer a la Francia de Luis XIV. Al desplazarse la frontera, el fuerte perdió su interés estratégico y quedó más o menos abandonado. Incluso se dictaron varias órdenes de destrucción, que nunca llegaron a aplicarse. La fortaleza sería restaurada por Vauban en 1691, antes de convertirse en prisión estatal.
Opiniones de los miembros sobre FORTALEZA DE SALSES
La visite de l'intérieur se fait uniquement sur visite guidée mais celle ci n'est ni trop longue ni trop courte.
Durée parfaite surtout quand il y a des enfants.
Le château propose régulièrement des animations ce qui rend le lieu dynamique tout au long de l'année.
Très bien entretenu, on peut voir un bâtiment qu'on ne trouve pas partout
Visite guidé sur la moitié de la forteresse puis en autonomie sur le reste
Jolie vu du haut de la forteresse
Petit plus pour les petits comme pour les grands : des jeux de société sont installé dans une salle, on peut alors s'amuser a défier son coéquipier de visite
Visite gratuite pour les moins de 26 ans du l'union européenne
La visite est libre pour les parties basses (écurie pour 300 chevaux, logis pour une garnison de 1500 hommes, infirmerie, salle de distribution d’eau, cuisines, chapelle, etc) et guidée pour les parties hautes (essentiellement les terrasses d’où on a une jolie vue et le donjon qui comporte des éléments très modernes pour l’époque comme les lavabos) – compter 45 minutes.
Dommage toutefois que la visite des soubassements ne soit plus possible en raison des chauves-souris qui y nichent et dont le repos est protégé. Accompagnés de nos deux enfants il y a une vingtaine d’années, cette visite accompagnée d’un guide hors pair avait mérité 5 étoiles dans nos cœurs.
Attention, hors saison les heures de visite ne sont pas en continu - vérifiez sur internet!