QUE LES CHIENS SONT HEUREUX...
Detrás de una pesada puerta estilo club privado, un bric con sillas, mesas y sillones desiguales, directamente salidos del anticuario, crea un ambiente propicio para relajarse. En las estanterías, los clásicos de la literatura incitan a plantearse. Y para perfeccionar esta decoración, las exposiciones de artistas pictóricos de la región se organizan regularmente, con rotación cada dos o tres meses. Lo único que queda es elegir entre los numerosos vinos de recolectores propuestos a la carta, el crudo que mejor acompaña este momento. A menos que prefieras picar en los cafés y los tés con degustación.
Para acompañar al vino (y no al revés), el establecimiento recurre a productos artesanales, fiambres, quesos, trucha humo del Jura y otro foie gras de pato. También se ofrecen nueces, higos y otros frutos secos de temporada a los clientes con su pedido.
Opiniones de los miembros sobre QUE LES CHIENS SONT HEUREUX...
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