MONUMENTO A LA LIBERTAD (BRĪVĪBAS PIEMINEKLIS)
Esculpido de 1931 a 1935 por el famoso Kārlis Zāle, el Monumento a la Libertad es muy querido por los letones. Es un testimonio del amor del pueblo por la patria y sigue siendo un símbolo de su deseo de independencia. El lema grabado a los pies de la estatua, Tevzemei un Brivibai(Patria y Libertad), resuena en la mente de todos. El monumento de 42 metros de altura se construyó con donaciones de la población. En los relieves del primer nivel están representados los héroes mitológicos letones y personajes simbólicos. Así, reconocerás a Lāčplēsis, el desgarrador de osos. En la parte superior, Milda, la Marianne letona, sostiene a distancia las estrellas que simbolizan las tres regiones, la Kurzeme, la Vidzeme y la Latgale (la Zemgale surgió posteriormente). Prohibida su celebración durante la época soviética, este monumento es hoy el más florido y el más querido de la ciudad. En el parque situado junto a la estatua, el bastión de Bastejkalns se alza al borde del canal de Pilsētas. Esta colina fue creada en 1857 con los últimos restos de las fortificaciones de Rīga. En una de sus laderas fluye una pequeña y deliciosa cascada artificial que, si la sigues, te llevará al Puente de los Amores. Cada candado representa a una pareja y simboliza el amor que resiste la prueba del tiempo. A pocos metros, se pueden ver las cinco losas del monumento en honor a las víctimas de los sucesos de enero de 1991. Más al sur, en Aspāzijas bulvāris, la Ópera Nacional, dirigida por Wagner en 1837, fue reabierta en 1995.