TEMPLO DE MANZUSHIR
Construido a principios del siglo XVIII, el monasterio de Manzushir era un gran complejo de veinte edificios, donde vivían más de 300 monjes. El complejo no sobrevivió a la represión rusa y mongola de la década de 1930, y hoy sólo quedan imponentes ruinas. Junto a ellas, un pequeño templo ha sido renovado y transformado en museo. Aquí se recogen los pocos objetos que se salvaron de la furia de la destrucción y una interesante colección de fotografías tomadas antes de la destrucción del complejo, de inmenso valor histórico.
El lugar es especialmente interesante por los paisajes que lo rodean, que se pueden apreciar desde el primer piso del templo. La vista es excepcional. Encima de este edificio todavía hay muchos altares rodeados de pañuelos azules, a los que los mongoles van a honrar con devoción, y al lado un enorme edificio -el más importante del complejo- completamente en ruinas.
A los pies del templo hay un pequeño museo, bastante kitsch y sin interés, en el que se exponen sobre todo animales disecados, así como una colección de fotos del templo en su época de esplendor y algunas máscaras de ceremonias tsam. Alrededor del museo hay un enorme caldero de bronce, fundido en 1726, y una piedra-hombre, un ejemplar de las estelas con forma humana que marcaban los antiguos lugares de enterramiento.
El templo de Manzushir es, sin duda, una visita obligada en todo viaje a Mongolia, y su proximidad a Ulán Bator lo facilita. La naturaleza, la historia y el paisaje que la rodean hacen que merezca la pena visitarla.