KREMLIN
El muro de piedra del Kremlin data de finales del siglo XVI. Entre sus muros se encuentran las iglesias de la Transfiguración, la Dormición, San Felipe, la Santísima Trinidad, San Guillermo, la Capilla de la Anunciación, las celdas de los monjes (bratskiy korpus), el gran refectorio (trapeznaïa), la sección museística del monasterio, la sede de la administración del Museo del Estado y la exposición dedicada a SLON (el acrónimo del campo de Solovki, Severnaya Lageria Ossobovo Nazatchenia, que se traduce al francés como "Camp du Nord à destination spéciale", típico del novlangue soviético). También hay edificios que el museo y el monasterio comparten más o menos. Pero en este lugar pacífico, una lucha territorial feroz está teniendo lugar. Los monjes luchan incansablemente por la recuperación de todos los bienes arquitectónicos, no sólo del monasterio, sino del archipiélago en su conjunto, argumentando que todos los monumentos fueron concebidos originalmente. El museo, por su parte, considera que los monjes no están en condiciones de preservar y/o restaurar monumentos clasificados como patrimonio nacional y mundial. De ahí un conflicto insoluble que ha permanecido en silencio entre Iglesia y Estado durante casi treinta años, en uno de los lugares más simbólicos de los excesos del régimen soviético. Para hacerse una idea de la majestuosidad del lugar, basta con devolver un billete de 500 rublos: el monasterio con su muro circundante y la catedral de la Transfiguración con vistas a un pequeño lago se muestran en la parte posterior.