LA SEBASTIANA
Esta casa de vivos colores perteneciente al poeta Neruda cuenta con un jardín con columpios, esculturas, una cafetería y una librería.
En 1959, Pablo Neruda pidió a sus amigas Sara Vial y Marie Martner que le buscaran una casa pequeña y económica en Valparaíso, ya que se sentía "cansado de Santiago". Finalmente eligió esta casa, construida en parte por el español Sebastián Collao hasta su muerte en 1949. Pero le pareció demasiado grande, así que la compró en copropiedad con Marie Martner y su marido, el doctor Francisco Velasco, y se instaló en los pisos3º y4º. Según Neruda, Collao quería convertir la tercera planta en una pajarera y la terraza en un helipuerto para posibles "astronavegaciones". Como homenaje a su arquitecto, el poeta bautizó la casa con el nombre de Sebastiana. Se inauguró el 18 de septiembre de 1961, y Neruda escribió un poema en su honor. El vestíbulo y la entrada de la casa están adornados con cuadros de Delia del Caril, la segunda esposa de Pablo Neruda, apodada la Hormiguita. Otro cuadro, colgado detrás de un soberbio sofá, representa a José Miguel Carrera, el héroe de la independencia chilena. El mural de piedra coloreada y el mosaico del suelo son obra de María Martner. Las vidrieras de colores, de las que Neruda era un gran admirador, confieren al vestíbulo una luminosidad maravillosa. En la primera planta se encuentran el salón, el comedor y el bar. De nuevo en homenaje a la independencia, los visitantes son recibidos por representaciones de Lord Cochrane, el héroe de la toma de Valdivia. También hay una serie de rarezas, como un caballito de tiovivo que atestigua los gustos lúdicos de Neruda, una vaca de cerámica sobre una mesita redonda utilizada para preparar ponche, etc. En el salón, además del tucán disecado Coro-Coro, hay una mesa de amonita esculpida por Maria Martner y los vasos de colores que, según el poeta, "hacían que el agua supiera mejor". A continuación llegamos al bar, guarida secreta del poeta, donde era el único autorizado a oficiar y donde su poesía tomaba consistencia líquida, sobre todo con su famoso cóctel Coquetelón. Hay una impresionante fotografía de Whalt Whitman, que, junto con Baudelaire y Rimbaud, era el poeta favorito de Neruda. No todo en la casa es de buen gusto, pero aquí cada objeto tiene una historia que contar. La arquitectura y los colores brillantes de la casa merecen sin duda una visita, ¡incluso si no sabe nada del poeta! El museo también tiene un magnífico jardín con columpios de colores y esculturas, así como una pequeña cafetería y una excelente librería.