CAMPAMENTO DE YURTAS DE AYAZ KALA
Este campamento de yurtas, que se encuentra debajo de Ayaz Kala, le permitirá pasar una noche como un nómada en el corazón del desierto. El campamento es autónomo, equipado con algunos paneles solares y con duchas y baños en construcciones estables. Un total de quince yurtas dominan el desierto circundante. El sistema está bastante bien establecido y los visitantes suelen pasar tres días y dos noches en el lugar. Los clásicos paseos en camello que se ofrecen duran generalmente media hora y se suman a la tarifa de pensión completa. Negociando, es posible organizar una excursión de un día a Kul Kala, a unos diez kilómetros de Ayaz Kala. Las noches son animadas con canciones tradicionales alrededor de una hoguera. Si el campamento está lleno, lo que puede ocurrir en temporada alta, se puede negociar la instalación de una tienda de campaña en la zona mientras se disfruta de los servicios de higiene y de las comidas en el campamento. También puede simplemente almorzar o cenar en el lugar para descansar antes o después de visitar la ciudadela. Aquí tendrá la oportunidad de probar el ayran, una bebida a base de leche de camella. El campamento está abierto todo el año: hay muchas posibilidades de que fuera de temporada pueda encontrase solo frente al desierto. En temporada alta no podrá evitar los grupos de turistas.
Ces tentes en feutre sont équipées d’un matelas posé sur les tapis qui couvrent le sol. Les yourtes sont faites d’une armature de bois en arceaux ; les parois sont recouvertes de tissus peints de couleurs vives. L’extérieur est habillé de feutre recouvert de toiles blanches, tenues par des cordages. Les bagages déposés, on s’installe à l’ombre d’un auvent de paille, avec le panorama du château des sables et de l’étendue du désert infini devant nos yeux brûlés par le vent chaud.
Passées les grosses chaleurs, nous grimpons le sentier sableux qui mène à la citadelle, ce qu’il reste des fortifications et du chemin de ronde qui encercle cet immense espace. Imaginez qu’il abritait jusqu’à 12 000 personnes. Les murailles semblent avoir fondu sous le feu ardent du soleil. En hiver, tout cela est recouvert de neige glacée par le vent de Sibérie, pendant trois mois. Notable différence avec le Sahara.
le repas servi le soir fut excellent et très digeste
idem pour le petit dejeuner