GRAN MEZQUITA AHMED AL FATEH
Una mezquita de ambiente tranquilo y sereno, símbolo de los profundos lazos que unen al reino con el Islam y con capacidad para 7.000 personas.
Es un centro de estudios islámicos, compuesto por una mezquita, una biblioteca, una madrasa y el centro cultural Sheikh Isa. Inaugurada por el difunto rey en 1988, la mezquita es una joya de la arquitectura bahreiní. Lleva el nombre del primer Al Jalifa que gobernó Bahréin (Al Fateh significa "El Conquistador") y simboliza los profundos lazos del reino con el Islam. Cuando Abu Al-Ala'a Al-Hadhrami llegó a Bahrein en el siglo VIII, llevaba una carta en la que invitaba a Bahrein a adoptar el Islam. El rey Al-Tamimi, tras consultar a los jefes de las tribus vasallas, aceptó esta nueva religión sin vacilar. Bahrein se convirtió así en el primer país extranjero en abrazar la religión nacida en Medina en el año 622.
La mezquita está decorada con kufis, un estilo caligráfico nacido en Irak y considerado uno de los más puros. Sus motivos geométricos permitían a los artistas dar rienda suelta a su imaginación, ya que el Islam prohíbe la representación humana, pues distraería del mensaje divino. Una vez atravesada la puerta monumental, diríjase al mostrador de recepción situado a su derecha, donde podrá informarse y elegir un guía. El centro forma a su propio personal multilingüe, y varios de sus miembros hablan un excelente francés. También es aquí donde las mujeres pueden ponerse una abaya para estar cubiertas cuando visiten el lugar sagrado. A continuación, deje los zapatos frente a la pila de abluciones, situada en un patio exterior decorado con arcadas y caligrafía. Una vez dentro de la masyid, la mezquita propiamente dicha, que puede albergar hasta 7.000 personas a la vez, quedará encantado por la calma y la serenidad del ambiente. Aunque los materiales elegidos para decorar la mezquita figuran entre los más lujosos del mundo (mármol de Italia, araña de cristal de Austria, madera de teca india...), la impresión que da este decoro es de sencillez y devoción. La gigantesca cúpula, hecha enteramente de fibra de vidrio, pesa más de 60 toneladas.
Si tiene suerte, se cruzará con Abdulrahman, el supervisor de la mezquita. Este antiguo ingeniero decidió en 1998 retirarse del mundo y dedicarse al estudio del Corán. Lo verás sentado con un Corán en la mano, leyendo piadosamente las suras del Profeta, esperando la siguiente oración. Si accede a charlar un rato contigo, compartirá contigo algunos de sus conocimientos. Una oportunidad que no debe perderse.