Qué ver y hacer Litoral Adriático

Esta antigua ciudad fortificada, construida a los pies del monte Rumija en un espectacular entorno natural, es el mayor yacimiento arqueológico medieval de Montenegro. Actualmente en ruinas y deshabitada, bien merece una visita. Al pasear por sus estrechas calles bordeadas de higueras y cipreses, se topará con los vestigios de varios centenares de edificios públicos y religiosos.

Con el sello de las distintas civilizaciones que se han sucedido, son un testimonio inestimable de la turbulenta historia de Montenegro. Excavaciones recientes han revelado que el yacimiento estuvo ocupado ya en el año 800 a.C. Los autobuses circulan cada hora de 5 a 23.30 h.

Visita guiada. Una visita al casco antiguo dura dos horas como mínimo. La mejor manera de descubrirla es pasear por sus callejuelas en busca de los detalles arquitectónicos que adornan las ruinas de sus edificios. Las vistas son espléndidas y permiten apreciar plenamente su posición estratégica, con el mar a un lado y una sucesión de montañas al otro. He aquí los puntos clave que conviene recordar:

Al noroeste del recinto, se puede ver un acueducto construido en el siglo XVII durante la ocupación otomana. Como el resto de la ciudad, quedó parcialmente destruido en el terremoto de 1979.

Del periodo otomano, la ciudad ha conservado otros dos importantes recuerdos: un baño turco del siglo XVIII ubicado en un palacio veneciano y una torre del reloj. Esta última se levanta en el emplazamiento de una torre más antigua del siglo XV.

En el extremo oriental de las murallas se encuentran los cimientos de una iglesia dedicada a San Jorge, patrón de Bar. Transformada en mezquita en el siglo XVII, fue destruida por una explosión en 1882. Bajo sus muros, los arqueólogos han encontrado vestigios de los cimientos de una iglesia del siglo VI.

En la calle principal, en el centro de la ciudadela, se alza la iglesia ortodoxa de Sveti Luka (San Lucas), de aspecto muy latino. Es famosa por los frescos e iconos bizantinos que adornan su interior.

No lejos de allí se encuentra la iglesia de Santa Veneranda, construida en el siglo XIV y hoy convertida en sala de conciertos.

La iglesia de San Nicolás, hoy en ruinas, fue convertida en mezquita bajo la ocupación turca. Conserva restos de frescos serbo-bizantinos.

La parte superior de la fortaleza erigida en el siglo XI se utilizó como prisión durante la Segunda Guerra Mundial.

Al pasear por la ciudadela, se topará con una pequeña y bonita escultura que, con el paso de los años, se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Sobre una roca en el recodo de una playa, la joven bailarina realiza un arabesco hacia el mar mientras espera a su amado. En el camino que va de la ciudadela a las playas de Mogren, déjese llevar por el encanto de la Sirena de Budva, aunque no estará solo, pues muchos turistas se acercan para hacerse fotos con ella. Se dice que tocarla trae buena suerte en el amor.

Una visita obligada solo por las vistas. Situada al este del casco antiguo de Budva y frente al mar, esta ciudadela ofrece una hermosa panorámica del casco antiguo. Visitará una impresionante biblioteca de libros y mapas antiguos, entre los cuales se encuentra un libro publicado en 1576 en París sobre la historia de Jorge Castriota Skanderbeg, y tendrá la oportunidad de tomar una copa o comer en una terraza con vistas de 360 grados.

Erigido sobre una pequeña cala conocida como Perazića Do, este monasterio, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media (siglo XIII ), destaca por su esbelto campanario, terminado a principios del siglo XIX. Restaurados en varias ocasiones, los edificios que componen el monasterio recibieron apoyo financiero regular de la corte rusa hasta 1907, ya que el superior local —o archimandrita— vivió en Rusia durante casi cuarenta años tras abandonar Montenegro a principios del siglo XIX.

Situada cerca de la "Pequeña Playa" en el centro de la ciudad, esta mezquita erigida en 1719 por Klič Alija de Constantinopla es la más antigua de la ciudad. De tamaño y arquitectura modestos, se distingue de las demás mezquitas del país por la presencia, junto a ella, de un pequeño hammam. Es el único hammam del país, lo que lo hace aún más interesante. La mezquita lleva la siguiente inscripción en su muro: "Se inauguró con alegría y progreso para el pueblo, y durante mucho tiempo. »

Justo al lado de la anterior, podemos ver por fin la iglesia de Santa María in Punta, que data del año 840. Primero benedictina y luego franciscana, fue requisada en 1807 por las tropas napoleónicas para resguardar sus caballos. Un campanario con tres ventanas adorna la iglesia y sus losas funerarias revelan inscripciones en latín. En su día albergó el famoso icono milagroso de la Madre de Dios (Nuestra Señora de Budva) del siglo XIV, considerada la patrona de la ciudad.
Actualmente se utiliza como espacio expositivo y para conciertos de música clásica.

Construida en 1804, la iglesia está decorada con pinturas de Nicholaos Aspioti, un artista de Corfú.
En la fachada destacan las tres campanas y sus ventanas con forma de lanceta redondeada. El iconostasio de esta iglesia fue realizado por pintores de iconos griegos en el siglo XIX y tiene un mérito artístico excepcional. Rodeada de una zona bellamente pavimentada, delante de la iglesia se encuentra la tumba de Stefan Mitrov Ljubiša, escritor y político nacido en Budva.

Situada en una colina sobre Sutomore con magníficas vistas al mar y al macizo de Rumija, fue fundada por los venecianos en el siglo XV. Mencionada en 1542 como la Fortezza de Spizi, fue diseñada para resistir a las armas de fuego. En el punto más alto de la ciudadela, a 225 metros de altitud, se encuentra la pequeña iglesia de San Dimitri, del siglo XIII. En su pequeño cementerio, se enterró tanto a ortodoxos como a católicos hasta 1868.

Situada a los pies del casco antiguo, en medio de un olivar, esta iglesia fue construida en 1890 en el emplazamiento de un antiguo monasterio del siglo XV.
Merece también una visita otra iglesia en el centro de la ciudad, cerca de la carretera nacional Bar-Ulcinj, dedicada igualmente a san Nicolás y que es testigo del pasado otomano de la ciudad. Como los turcos prohibieron la construcción de edificios más altos que los minaretes de las mezquitas, esta iglesia se edificó en un nivel ligeramente inferior al del suelo.

Situado en un promontorio rocoso sobre la playa de Buljarica, el monasterio aparece mencionado por primera vez en 1305. Consta de tres iglesias, un claustro y una muralla defensiva. La primera iglesia, dedicada a san Nicolás, está decorada con frescos del siglo XVII que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. La segunda, dedicada a san Sava, se construyó en el siglo XIX. La tercera, más pequeña, está dedicada a la Virgen María. También decorada con frescos del siglo XVII, alberga bustos de la dinastía Nemanjić.

Budva está rodeada de playas de arena fina, lo que explica su atractivo turístico. Una de las más grandes y animadas es la Slovenska Plaža (1600 m). Las playas de Mogren, detrás del hotel Avala, son más bien tranquilas.

Jaz se extiende entre dos pequeñas colinas, en una zona deshabitada (acceso por carretera secundaria desde la autopista). Hay un gran camping y varios cafés y restaurantes a lo largo de la playa. Merece la pena desviarse hasta la cala de Trsteno, más pequeña (cien metros), situada en las proximidades. Aquí también hay un restaurante al aire libre donde alternar baños y comidas.

Cerca del casco antiguo —en la carretera nacional, unos kilómetros después del puente, una señal indica la dirección del lugar a la izquierda—, es aquí, en Mirovica, donde se encuentra el olivo más antiguo de Europa. Plantado hace dos milenios, está protegido por ley desde 1963. Su tronco mide diez metros de diámetro y sigue dando frutos. Cuenta la leyenda que las familias enemistadas solían reunirse bajo este árbol, que tiene el don de la reconciliación.

Esta playa de arena fina (y gris) es una de las más famosas de Montenegro. De 12,5 km de largo, se extiende desde el canal de Milena hasta el río Bojana. En parte bordeada de un bosque de pinos, es famosa por la riqueza de sus minerales cuyas virtudes benéficas sobre el cuerpo humano fueron reconocidas desde principios del siglo XX. Hay varios restaurantes de madera, pero lo suficientemente espaciados (12 km es largo…) para que la playa conserve su aspecto salvaje.

Este museo es un interesante complejo histórico de interés formado por varios edificios dentro de la misma muralla del casco antiguo. Una vez dentro del recinto del museo, verá a su izquierda una serie de bóvedas protegidas por rejas. Durante mucho tiempo se utilizaron como celdas. Cuenta la leyenda que Cervantes (1547-1616) se quedó aquí tras ser herido en la batalla de Lepanto.
La gran torre junto a la iglesia-mezquita es conocida como la torre de los Balšića y data de finales del siglo XIV, por tanto, pertenecen a la dinastía Balšića. La pequeña plaza situada frente a la iglesia y la torre se conoce como plaza de los Esclavos. En ella se celebraba el principal mercado de esclavos negros de la ciudad, de una extensión del mercado de esclavos de la ciudad de Trípoli, en Libia. Aún dentro de las murallas de la ciudadela, se pueden ver los restos de los primeros cimientos de la ciudadela (construcciones ciclópeas). Para verlos, hay que pasar por debajo del pasadizo abovedado situado al fondo y a la izquierda de la plaza desde la puerta de entrada. Las ruinas se observan claramente después de algunos escalones, a la izquierda, detrás de un pequeño muro. La iglesia de Santa María, en el centro de la plaza de los Esclavos, alberga una pequeña colección de objetos antiguos, entre ellos dos hachas que datan de la Edad de Bronce, así como esculturas de piedra de origen turco y jónico (un orden de la arquitectura griega que apareció hacia el 560 a. C.).

Este club de alpinismo organiza caminatas y excursiones de montaña al monte Rumija.
Con mar, montaña y cañones, no le faltarán opciones para disfrutar de unas vacaciones activas. El club ofrece rutas de senderismo señalizadas. Desde la costa hasta las colinas y montañas, hay dieciséis senderos con una longitud total de 150 kilómetros. Combine vacaciones activas y tranquilidad con senderismo, ciclismo, barranquismo, cruceros por el lago y observación de las aves. Aquí podrá disfrutar plenamente de la naturaleza.

Construida en 1885, esta residencia frente al mar originalmente se destinaba a alojar a los invitados oficiales de la corte real que llegaban en barco. Actualmente alberga el Museo Municipal de Bar, donde se exponen cerámicas italianas de los siglos XV y XVI, objetos de una necrópolis eslava del siglo VII, trajes tradicionales y una tumba paleobizantina del siglo VI, la pieza más importante del museo. De visita obligada.

La oficina de turismo proporciona mapas de la ciudad y catálogos con la lista de particulares que ofrecen habitaciones, apartamentos o casas en alquiler. El equipo de la oficina es bastante joven, dinámico y servicial, dispuesto a responder a todas sus preguntas. El personal habla inglés con fluidez y podrá ayudarle con cualquier duda que tenga. Son jóvenes locales que conocen especialmente bien Montenegro y sus tesoros. No dude en preguntar.

Consta de dos iglesias. La primera, dedicada a san Nicolás (patrón de los viajeros y marineros), se construyó en 1847. Está decorada con frescos que representan a Stefan Nemanjić (de la dinastía que unificó los territorios serbios en la Edad Media), a su hijo Sava (santo patrón y fundador de la Iglesia ortodoxa serbia) y a Cristo entre los profetas Salomón y David. La segunda iglesia está dedicada a la Santísima Trinidad. Disfrute de la impresionante vista del mar.

Encaramado en una meseta, se accede a él por la carretera secundaria de Kamenovo. Construido en el siglo XIV durante el reinado del emperador Dusan, fue restaurado en 1995. Los murales interiores muestran figuras sagradas suntuosamente adornadas. El konak (sala de descanso de los monjes) original, situado al lado, ya no se utiliza. Sustituido por un pequeño edificio de dos plantas, más cómodo, presenta una arquitectura típica de las antiguas casas de la zona.

Uno de los lugares más bellos de Budva, escondido bajo el hotel Maestral, entre Bečići y Sveti Stefan.

Este pequeño pueblo de pescadores formado por una encantadora cala, con su puerto y sus casas antiguas, se conserva de la urbanización de Budva. Las aguas azul turquesa permiten disfrutar de la vida submarina. Los amantes del snorkel y el buceo encontrarán aquí su felicidad. Un pequeño trozo de paraíso para visitar durante una estancia en la costa. Un lugar para descubrir!