Qué ver y hacer Estambul Y La Región De Mármara

Nombrado en honor de un arquitecto turco, y no del famoso cantante francés, este pasaje fue construido en 1883 y restaurado en 1993. Una vez fue sede del Café du Commerce. Poco después de la entrada, encontrará tiendas de recuerdos de todo tipo. Cuenta con dos plantas. A la izquierda, puede tomar una escalera hasta el sótano. Hay un bar, tiendas de cómics (solo en turco) y tiendas de ropa. También hay una sala de billar y un gimnasio.

Es más un han (patio comercial) que un pasaje. Construido a principios del siglo XIX en estilo neoclásico, fue utilizado por el consulado ruso hasta 1924 y también sirvió como prisión. Recientemente restaurado con su fachada de color salmón, desafortunadamente ya no tiene mucho que ver con lo que solía ser. Todavía tiene un patio interior y ahora alberga algunas tiendas y el Museo de las Ilusiones.

Este templo de Lego está diseñado para el placer de los niños y sus acompañantes. Compuesto por un Miniland (parque de atracciones hecho con piezas de Lego), una zona de «Misión Espacial», talleres, tiendas, un cine 4D, una visita a la fábrica de Lego y juegos láser, este parque de Lego no deja indiferentes a sus visitantes, ya sean pequeños o mayores. Ideal para familias y para visitarlo entre semana; prohibido el sábado si no quiere tener una fuerte migraña al final del día debido a la gritería de la multitud de niños. Es posible que sus tímpanos se lo agradezcan, pero sus hijos seguro que lo harán.

Este museo fue creado por la Fundación Suna-Inan Kıraç, que le dio al mundo del arte y a la ciudad de Estambul un regalo inestimable. En cinco plantas, el museo ocupa un edificio de 1893 completamente reformado, donde se exponen obras de arte de la colección privada de la pareja. Las obras se exponen por temáticas. La primera planta se estructura en torno a los pesos y medidas de Anatolia y los azulejos y la cerámica de Kütahya. La primera parte se presenta como una colección única a esta escala de dicho campo: contiene varios instrumentos utilizados en Anatolia de varias épocas. Por su parte, la colección de Kütahya incluye más de cuatrocientas piezas. Si ha visitado el palacio de Topkapı con antelación, la segunda planta será un complemento perfecto. En un ambiente espacioso y abierto, se exhiben pinturas sobre el Imperio otomano. Se pueden ver retratos de sultanes, sobre todo de los dos últimos siglos, pero también pinturas de la corriente orientalista, generalmente un reflejo imaginario de los pintores de la época, ya que a nadie se le permitía entrar en un harén. El tema ha sido objeto de muchas fantasías en Occidente e impregnó ampliamente su literatura, mezclando la imaginación con la realidad. La pintura El domador de tortugas se presenta como la más valiosa de la colección. En cuanto a las tres plantas superiores, se reservan para exposiciones ocasionales destinadas a mostrar jóvenes talentos de diversas tendencias.