PASEO Y PLAYA
Un paseo marítimo pavimentado e iluminado, renovado en 2006, donde se ...leer más
VILLA AMMENDE
Decorado en estilo Art Nouveau, con cómodas habitaciones, biblioteca, ...leer más
RESERVA NATURAL DE MATSALU
leer másAl sudeste de Riguldi, tomar a la derecha en dirección a Haeska, donde comienza la reserva de Matsalu y donde se encuentran el centro de estudios y el museo de la Reserva, su centro administrativo está en Penijõe. Refugio de cisnes y otros miles de aves, Matsalu, uno de los santuarios naturales de Europa, cubre 400 km ². La reserva se creó en 1958, su centro de investigación ornitológica en 1970. En la península de Puhtulaid, al sur de la reserva, una torre de observación permite admirar la migración de numerosas especies de aves. Podrás alojarte en Puhtu (reservar por adelantado Tel. 477.8755).
También existen torres de observación en Penijõe, Kloostri y Haeska. En las aldeas de Matsalu, Haeska y Penijÿe, encontrarás guestas. En cualquier caso, es preferible informarse de las posibilidades antes de irse, ya sea al centro turístico de Haapsalu o, mejor aún (si no se está ya allí), a la Asociación de Ecoturismo de Estonia, cuyo centro está en Tallín.
En la entrada es de la reserva, en la carretera que vuelve a Tallinn, el puente de Kasari atraviesa el río del mismo nombre, el fuerte débito que arroja a la bahía de Matsalu.
En el límite sur de la reserva, la pequeña ciudad de Lihula posee las ruinas de un castillo medieval, una iglesia ortodoxa que data de 1889 y una piedra conmemorativa que recuerda una batalla del siglo XIII en la que los pueblos orientales consiguen rechazar a los invasores suecos, muy presentes en la región (cuya fortaleza de Lihula representaba uno de los puntos estratégicos). Más al sur, el puerto de Virstu y el embarcadero de ferris para las islas de Muhu y la gran isla de Saaremaa.
SENTIER DES PRAIRIES CÔTIÈRES
leer másAl final del paseo de la playa, encontrará el acceso al sendero de las praderas litorales, una parte preservada del biotopo especial que representan estas praderas saladas. Un sendero de madera elevado, en forma de bucle, permite admirar, sin dañarla, la flora y la fauna (aves, anfibios e insectos, así como vacas que se sacan en verano a pastar). A medio camino, una torre de observación permite contemplar el lugar y el mar a vista de pájaro. Unas vistas magníficas.