Los más bellos edificios religiosos Senegal

Esta iglesia fue construida, en 1830, sobre las cenizas de la anterior, que fue quemada por los ingleses cuando la isla fue tomada. El edificio está financiado por las signares de Gorea. Apreciamos su arquitectura sencilla y su atrio de columnas con vistas a una plaza tranquila.

La Mezquita Mayor es sin duda uno de los edificios más impresionantes de Dakar, dominado por un minarete de casi 65 metros de altura que se puede visitar para ver la ciudad de un vistazo. Construida en 1964, tras la independencia de Senegal, está magníficamente decorada, tanto por dentro como por fuera. Además de ser un lugar de culto, alberga el Instituto Islámico, un centro de investigación sobre el islam.

Gorea tiene una de las mezquitas más antiguas del país, construida en 1890. Se está llevando a cabo un proyecto para desarrollar la explanada. En particular, se prevén zonas de descanso y la integración de la zona de artesanía situada en la parte inferior del Castel. Vimos un elemento más moderno: una palmera falsa que esconde los altavoces del edificio.

La segunda mezquita más grande de Senegal, la mezquita de Massalikoul Djinane, que significa "los caminos del paraíso" en árabe, se alza majestuosa desde 2019 en el popular barrio de Colobane. Símbolo del poder de la Mouride, alcanza una altura de casi 80 metros y rinde homenaje al jeque Ahmadou Bamba, fundador de esta cofradía. El interior es grandioso, con sus paredes de mármol de Carrara, su cadena de columnas y sus lámparas de cristal de Baccarat

La catedral del Recuerdo de África, construida en la década de 1930 y consagrada en 1936, más conocida como la catedral de Dakar, destaca en el paisaje de la capital. Los materiales elegidos fueron importados de diferentes países (Sudán, Gabón, Túnez, Benín, Francia) y el resultado fue bastante sorprendente, debido a las numerosas influencias que confluyen en el edificio. Es enteramente blanca y era originalmente un tributo a los soldados africanos. La inscripción en su fachada, «À ses morts d'Afrique, la France reconnaissante» («A los muertos de África, de una Francia agradecida», en español), le dio el apodo de Panteón de África. Después, la inscripción fue sustituida por una frase más religiosa: «A la Virgen María, madre de Jesús el Salvador».

Construida en 1887, la iglesia de Popenguine es una de las más antiguas del país. Lugar de peregrinación católica muy conocido en Senegal (fin de semana de Pentecostés), testimonia, como muchas otras iglesias, la importante presencia del catolicismo en Petite Côte. Aparte de la multitud de peregrinos, la iglesia, la cueva y el santuario son de libre acceso.

Si hablamos de historia, no podemos olvidarnos de la iglesia bretona, la tercera más antigua del país (siglo XIX). Un recorrido por su interior reserva muchas sorpresas. Parece que estamos entrando por las puertas del pasado, un pasado que está cerca y lejos, dependiendo de los objetos y tiempos que encontremos en la visita. Su campanario fue financiado por una condesa de la aristocracia francesa. Resulta que ahora falta una de las campanas; se dice que está en Oussouye. En la que queda, caída y muy deteriorada, podemos leer su origen (Villedieu France) y su motivo: un regalo de una tal Sra. Wintz de Hocfelden, alsaciana, a su hijo en 1897. Dos gigantes almejas de verdad ya no contienen agua bendita, pero todavía hay un cuadro de una monja y una infinidad de antiguos escritos, algunos en wólof y otros en francés. No por mucho tiempo, porque el viento, las manos y el tiempo eventualmente se los apropiarán. En cuanto a las vidrieras y pinturas que cubrían las paredes, ahora están amarillentas. Abandonado durante muchas décadas, fue recientemente renovado, restaurando así su antiguo esplendor.

La de Podor es representativa, de estilo sudanés. A unos veinte kilómetros se encuentra otra mezquita, la mezquita de Guédé, construida en terracota. El reino de Tékrour, en el siglo XI, fue la cuna del islam en el África negra. Como resultado del importante comercio con los países saharauis, se dice que heredó el islam de la Meca de los almorávides. A lo largo de la isla de Morfil, hasta Saldé, hay pequeñas mezquitas construidas en terracota, como para confirmar este hecho: sí, la región es de gran importancia en la historia de la religión de Mahoma. Después, la mezquita de Alwar es particularmente importante, ya que El-Hadj Oumar Tall, nativo de esa aldea, solía rezar allí.

Se entra por la puerta de la biblioteca desde el lado este y se sale al otro lado de la calle, por la puerta oeste. Tiene cuatro guías a su disposición, pero no olvide pedirles el carnet. Ofrecen información precisa e interesante sobre la mezquita y la hermandad Mouride. La entrada es gratuita, pero hay que pensar en el guía a la salida… ¡Cuidado! Pantalones para hombres, pañuelo en la cabeza y falda larga para mujeres (sin pantalones). De todas formas, se pueden adquirir estas prendas en la entrada. Situarse de pie frente a la mezquita, toda de mármol blanco y rosa, de yeso y porcelana, nos dará una idea del tamaño de la hermandad y de la influencia que puede tener en sus fieles. El edificio original fue construido entre 1927 y 1963, antes de ser ampliado en 1987. Actualmente en renovación, incluye un minarete central de 87 m de altura, cuatro minaretes de esquina y un total de catorce cúpulas de color púrpura. En cuanto a sus cinco minaretes, cada uno de ellos representa los cinco pilares del islam. Con cada oración, el almuédano sube a la cúspide para hacer la llamada. Los altavoces tienen un alcance de entre tres y cuatro kilómetros. En la cúpula principal se encuentra la tumba del jeque Ahmadou Bamba, el fundador, y otros cinco mausoleos albergan a los otros califas importantes de la hermandad. Cada viernes se instalan ochocientas alfombras para la gran oración y alrededor de diez musulmanes se reúnen allí, hombres y mujeres, por supuesto, separados. Pero la devoción de los fieles destaca sobre todo en la peregrinación anual a Touba, que debe ser realizada por todo buen mouride: el Gran Magal o el Magal de Touba. Establecido en julio de 1928 por el primer califa del jeque, el Magal exalta el regreso triunfal del jeque Ahmadou Bamba de su exilio en Gabón. Parece entonces que el resto de Senegal se vacía para pasar a poblar esta ciudad. Es difícil encontrar sitio en autobuses, taxis, autobuses rápidos…; en resumen, en cualquier transporte hacia Touba.

Levantado en 1981, su techo tuvo que ser reconstruido después de la gran tormenta de 1999. Hoy en día es de chapa metálica. El edificio no es nada excepcional, pero la gente viene aquí especialmente para asistir a una misa acompañada de percusión todos los domingos a las 9.00 horas en gregoriano, francés, serere y wólof. También, servicio de misas todas las mañanas a las 7.00 horas.

Además de ser una «casa de Dios» donde la búsqueda de la contemplación, de la religiosidad y de la espiritualidad de los fieles laicos convive con la búsqueda de la serenidad o la sed de curiosidad de otros visitantes, el monasterio de Keur Moussa es también conocido por sus koras (muy solicitadas para la exportación), sus pollos de engorde, su fábrica de queso y los productos de su explotación agrícola, opciones muy diversas que pueden adquirirse en la entrada de la abadía, donde también puede comprar las koras.

Monjes músicos. Desde principios de la década de 1970, la abadía de Keur Moussa fabrica koras, instrumentos musicales tradicionales de África Occidental que los monjes utilizan durante sus servicios. El monasterio es conocido en todo el mundo por esta música religiosa y cuenta con cerca de veinte CD en su discografía, así como con distinciones internacionales, como el Premio de Música Albert-Schweitzer 2003 y el Premio de las Academias Pontificias 2004. Aunque usted no sea católico practicante, trate de asistir a la misa de Keur Moussa, pues las canciones y las melodías de los monjes llegan al corazón de todos.

La iglesia más antigua de África Occidental, dañada durante mucho tiempo por el tiempo y la erosión, ha recuperado su antiguo esplendor tras más de un año de reformas. Durante mucho tiempo sin un lugar de culto, los cristianos de Saint-Louis se reunían en el siglo XVIII en varios lugares de la ciudad para rezar a Dios. Tras la marcha de los ingleses en 1817, que habían prohibido toda ceremonia religiosa, la llegada de Ana María Javouhey, fundadora de la orden de las Hermanas de San José de Cluny en 1822, cambió la situación. De hecho, la monja exigió la construcción de una verdadera iglesia para los fieles y recibió el apoyo de las autoridades coloniales. La primera piedra fue colocada el 11 de febrero de 1827 por el barón Roger y la iglesia fue consagrada el 4 de noviembre de 1828. Inicialmente se construyó en estilo clásico, pero con el tiempo sufrió importantes cambios arquitectónicos, como la adición de una puerta neoclásica en el exterior. La iglesia no se convirtió en catedral hasta 1966, con la llegada del primer obispo a la isla, Prosper Dobbs, que hoy está enterrado en el edificio. Financiadas por la Agencia Francesa de Desarrollo, las obras fueron realizadas por la empresa Eiffage, que tuvo que seguir un pliego de condiciones muy preciso para tener en cuenta todas las especificidades relacionadas con la renovación de la catedral. Las vidrieras han sido restauradas a sus antiguos colores e ilustran las virtudes teologales a través de escenas de la vida. En cuanto al órgano, que llegó de Francia en 1890, es el único que se puede reparar en Senegal.