Los mejores restaurantes Albania

Un lugar muy apreciado por los turistas. Pero, ¿por qué ir a tomar algo? Pues porque este restaurante juega con las tradiciones guegas (albanés del norte) y toscas (del sur). Instalado en una casa del siglo XVII, ofrece una amplia selección de especialidades de todo el país. Las carnes y quesos proceden de la región de Theth y se degusta todo tipo de rakis, incluido el del patrón, Djon. En invierno, nos encontramos en un amplio comedor con una inmensa chimenea y decorado con objetos artesanales de todo tipo. En verano, se come fuera, en un entorno no menos acogedor. Un magnífico lugar donde podrá degustar una excelente krap (carpa) del lago Shkodra, con música en directo los fines de semana. El establecimiento también ofrece bonitas y cómodas habitaciones, alquiler de bicicletas, comidas para llevar a las excursiones, etc.

Construido en 2010 por Altin y Anton Prenga, este establecimiento se impuso rápidamente como el mejor restaurante de la región norte de Albania, aprovechando ahora el sello de Slow Food. El credo de los hermanos Prenga: una cocina de alta calidad a base de productos ecológicos y de temporada, procedentes de un perímetro muy limitado. El lugar es agradable: manteles blancos, ambiente luminoso, servicio rápido y eficaz, presentación cuidada, gustos y texturas buscadas y bonitas vistas, todo ello por un precio ultracompetitivo. Lo ideal de este lugar es que no se nos oculta nada. Un gran cartel presenta a los proveedores: solo pescadores -el mar está muy próximo-, de la tierra cuyas explotaciones están a 20 km. Los hermanos Prenga también abren gustosamente su propio terreno con la cría de ovejas y cerdos, árboles frutales, colmenas, viñas, molinos solares, etc. Se trata de un antiguo campo de concentración del período comunista, y esto tampoco se oculta. La comida es excepcional, con pequeñas atenciones como ese maravilloso aceite de oliva casero y una amplia gama de sabores, con platos que mezclan recetas tradicionales y técnicas modernas como las emulsiones, la mezcla de productos crudos y cocidos, y todo regado por un vino de la región (ideal para un kallmet). En nuestra opinión, es imprescindible ir a cenar y luego dormir en el lugar (habitaciones muy bonitas y bien equipadas), para disfrutar del fantástico desayuno (infusiones, embutido, quesos, mermeladas, todos caseros, claro) y pasar por la pequeña tienda donde se venden los tarros dulces o salados. Los niños también pueden disfrutar de los animales de la granja y del pequeño tren gratuito (las donaciones sirven para financiar las buenas obras de la región). Como anécdota, el restaurante recibe su nombre del libro de poesía Mrizi i Zanave («la siesta de las hadas») publicado en 1924 por el escritor y sacerdote franciscano Gjergj Fishta (1871-1940) originario del pueblo.

Situado en una elegante casa cerca del Palacio de Justicia, entre los museos Bratko y de Arte Medieval, es el restaurante con mejor reputación de Korça. Cocina tradicional elaborada con esmero, platos vegetarianos, un agradable jardín, música en directo los fines de semana, un ambiente afable y platos de embutidos para degustar con un rakia e pjekur (raki con canela y miel). Sin embargo, no todo es perfecto: el servicio es deficiente, hay demasiadas salsas y, sobre todo, demasiadas veladas privadas. Pero si está abierto, no deje pasar la oportunidad.

En pleno corazón del barrio de restaurantes de Përmet, este está dirigido por el chef Urim Jaçe, que lanzó el movimiento slow food en Albania en la década de 2010. Con una decoración ligeramente kitsch que recuerda a un templo griego, propone platos tradicionales de la región como la panceta de oveja rellena de yogur seco (salcë shakulli) o la pierna de cordero rellena de almendras (kofshë qingji e mbushur), así como jabalí, conejo, pescado del Vjosa... Platos bien presentados, vinos ecológicos de la casa y buen servicio.

Una excelente pizzería en una gran sala sin florituras. Servicio eficaz y agradable, amplia selección de pizzas cocinadas al horno de leña, pero también ensaladas y frituras de marisco. El todo-Vlora se instala como invierno. Cuidado, los días de afluencia, a veces resulta difícil aparcar.

Ubicado en la antigua residencia de verano del dictador Enver Hoxha, este restaurante goza de un entorno encantador bajo los árboles del parque del Drilon. La carta ofrece una amplia selección de pescados (anguila, trucha del lago Ohrid, etc.) y ensaladas. En verano, se instalan algunas mesas en el jardín. Pero los asientos más codiciados están a orillas del río Drilon, en los pequeños palcos de madera sobre pilotes, a la sombra de sauces llorones y rodeados de cisnes. El establecimiento dispone también de seis habitaciones muy agradables. Aparcamiento.

A la derecha, subiendo la calle Dervish Hima desde el estadio, se puede ver un pequeño cartel que indica el restaurante. Pero no hay más indicaciones, porque está situado en el sótano. Es importante saber, que se sirve bastante comida italiana, algunos platos albaneses y muy buenos pescados bien preparados (al gusto). A excepción de la televisión que se oye de fondo y de que se acepta fumar dentro, aquí todo es perfecto. El servicio impecable, los platos generosos y el pan que sale del horno de piedra, es una maravilla. Para quien quiere gastar poco, se recomiendan los mejillones y la pasta, que no son caros. Se puede acudir, tanto para una comida de negocios, como para una comida romántica. 

Muy buena ubicación en una casa del siglo XIX, junto a la iglesia ortodoxa de la Natividad de Cristo, con una bonita decoración y platos tradicionales. En el menú: hojas de parra rellenas (japrak), pimientos rellenos de arroz con tomate (speca te mbushura), burek con espinacas o carne, y bamje me mish, okras de carne cocinadas con tomate, cebolla, ajo, vinagre y aceite, así como muy buenas pizzas. Los mismos propietarios dirigen también el recientemente inaugurado y encantador Çoçja Boutique Hotel, en la calle Vilson, a 250 m al sur de la plaza Demokracia (desde 69 € para dos personas con un buen desayuno).

Esta dirección no parece gran cosa desde la carretera, pero es conocida por los albaneses que van hacia el sur. En verano, se suele hacer aquí una parada para refrescarse en el patio trasero, donde fluye una inmensa cascada (ujara en albanés): ¡un verdadero placer! Así, aunque el servicio sea lento, el menú un poco pretencioso y la cascada algo ruidosa (tampoco es el Niágara), el lugar gusta mucho. Además, el propietario conoce casi todas las habitaciones para alojarse en casa de los habitantes de Borsh. Resulta práctico si no sabe dónde dormir.

La bahía de Porto Palermo solo cuenta con dos restaurantes (el segundo, el Panorama, se encuentra al sur de la bahía, pero en nuestra última visita estaba cerrado). Este, muy rústico, pero muy bien situado, propone, en particular, pescado y crustáceos que proceden directamente del puerto pesquero o de la piscifactoria, ambos situados en frente: ostras (gocë deti, 2.400 lek/kg), salmonetes (barbuni 3.600 lek/kg) y otro pescado (a partir de 700 lek/unidad). También se sirven ensaladas, pastas, risottos y buenos desayunos. Es mejor reservar en pleno verano.

Si solo hay un lugar que probar en Tirana, ese es el Mullixhiu (molinero, pronunciado «mulidiu»). Formado en algunos de los mejores restaurantes de Europa (incluido el Noma de Copenhague), el chef Bledar Kola aporta un toque moderno a la cocina albanesa en un ambiente rústico e íntimo, que recuerda a un antiguo molino. Ha ideado un concepto de moda que atrae a los foodies más exigentes: cocina 100% local, pero con una gran elaboración. La comida es muy buena, un poco cara pero con una excelente relación calidad-precio. También nos encanta la tienda gurmé y ciertos detalles como los cubiertos escondidos en los cajones de las mesas.

¡Ah! ¡Qué terraza tan bonita! Sombreada, verde… es muy sencilla y parece una postal. Aquí se sirven especialidades del sur, como las ancas de rana (këmbu bretkose), pero también ensaladas y parrilladas. Servicio lento pero simpático.

Este restaurante abierto en 2002 ofrece las vistas más bonitas del golfo de Saranda, la laguna de Butrint y la isla de Corfú con unas magníficas puestas de sol. En cuanto a la cocina, es algo más, ya que es demasiado caro. Ni siquiera se habla de la calidad de los platos, del servicio tan lento como aproximado o de los horarios de apertura totalmente fantasiosos. En resumen, tal vez no se coman aquí, pero se tomarían las migajas.

Este asador tradicional (zgar) sirve económicas carnes a la parrilla bastante buenas, pero un poco grasas, así como ferges (ternera braseada), plato típico de la capital. Tiene dos locales en la animada calle de Kavaja. El más cercano a la plaza Skanderbeg (Zgara e Tironës by Le Noir) ofrece un ambiente algo frío y de comida rápida, cerca del albergue de mochileros Tirana. El segundo (Tek Zgara e Tironës), 250 m más allá por la misma acera, es nuestro favorito, con su decoración rústica, su terraza y sus manteles a cuadros.

Este amplio restaurante ofrece unas magníficas vistas a la laguna de Patok, su inmensa superficie y sus pequeños barcos de pesca. La decoración interior, muy nacionalista, está dedicada al antiguo Primer Ministro Sali Bersiha, de la Gran Albania. Lo que le encantará es la gran variedad de pescado fresco capturado en el Adriático o en la laguna: koce (dorada), barbun (salmonete), levrek (lubina), lojb (liche, primo del jurel), merluc (merluza), ngjale (anguila), qefull (mújol), romb (rémol) o burdullak (Zosterisessor ophiocephalus). Aunque lamentamos que el agua sucia de las cocinas se vierta directamente en la laguna.

Este restaurante, situado junto al lago, a 300 m del mar Adriático, se inauguró en 1995 con una pequeña cocina de gas y algunas mesas en plena naturaleza. Desde entonces, la «rosa mística» (Trëndafili Mistik), símbolo del misterio de la Encarnación entre los católicos, se ha convertido en un establecimiento célebre donde acuden de Tirana y Durrës a comer en familia en las grandes ocasiones. Instalado en una gran casa de piedra y madera, se ofrecen pequeñas anguilas fritas y pato salvaje procedentes de la laguna, así como gambas, pescado, bureks, ensaladas frescas y pan de maíz casero. La sala de arriba, climatizada con un buen fuego de chimenea, da a la laguna donde se encuentra la terraza de verano. En la planta baja, un pequeño museo alberga trajes tradicionales de la región de Shkodra. Hay que tener en cuenta que los precios varían según se pague en efectivo o con tarjeta de crédito.

Aunque el restaurante «Ali el caballo» no está señalizado, es conocido por todo el país. Y con razón: el dueño, Ali, le trae los pedidos a lomos de su caballo, haciendo que su montura se agache para dejar sobre la mesa sinfín de pescados a la parrilla, gambas, carnes a la brasa, ensaladas, miel casera y vino tinto. Es bastante bueno y fresco y, sobre todo, muy copioso (el pescado y las gambas son ilimitados). En invierno, las comidas se sirven en una agradable sala con chimenea de decoración rústica. Y, durante todo el año, se pueden acariciar a los caballos.