Los mejores restaurantes de Tanzania Tanzania

Una excelente relación calidad-precio en un ambiente distendido y rústico, a orillas del río Themi, que desemboca un poco más abajo. Este pequeño restaurante eco responsable está gestionado por una comunidad de mujeres víctima de los peligros de la vida y cuenta con el apoyo de una ONG italiana. Por 5.000 TSH, le servirán un buen plato de verduras (espinacas, judías, lentejas…) acompañado de deliciosas tortas de berenjena con todo el zumo de fruta que desee. Todo se cultiva en el lugar, en la huerta de la asociación. Cierra por la noche y los fines de semana.

Mzee Husa es la nueva joya gastronómica de Jussi, un chef sueco que ha trabajado en los renombrados hoteles Essque Zalu y Zuri. En su restaurante de precios democráticos, cocina según su inspiración, combinando influencias swahili, mediterráneas y nórdicas. Como este milhojas de berenjena con gambas y crema de aguacate, o este pescado con puré de remolacha y salsa de cítricos... Todo está delicioso y los platos están decorados con flores. Cócteles de autor y postres originales. Mesas con los pies en la arena o arriba, con vistas al océano.

Este nuevo restaurante local de la aldea de Jambiani ya es uno de los favoritos de los clientes habituales, que adoran sus platos económicos. Hay que decir que los cocineros se han formado en restaurantes de lodge, por lo que dominan el arte. Es un placer ver cómo se afanan en la cocina abierta. La sala al aire libre es modesta, pero limpia y fresca. La carta de platos de pizarra, copiosa y servida con rapidez, cambia a menudo. Nos encantó el solomillo de atún a la plancha incrustado de anacardos con salsa de mango y las cigarras a la plancha a precio de ganga.

Situado en la planta 21, y última, de las torres Golden Jubilee, a medio camino entre el club de golf y la terminal de ferris, el Akemi es el restaurante más elevado de la ciudad y también uno de los mejores. Su amplia sala, redondeada y rodeada de cristaleras, ofrece unas vistas panorámicas magníficas hacia el océano Índico, al oeste, y la cala de Kurasini, al sur. Las mesas están dispuestas en círculo alrededor del bufé central, que es un valor seguro y asequible (35.000 TSH). La base de la carta es la sabia mezcla de especialidades indias, asiáticas y occidentales con especias procedentes de Zanzíbar. Música en vivo todos los viernes entre las 17 y las 19 h. Es recomendable reservar para poder cenar.

Esta hermosa casa en la playa se ha convertido en un bar de moda. Nada más llegar, unos acogedores sofás blancos invitan a tomar el sol en la terraza, junto con mesas para comer, cenar o tomar un cóctel mientras se pone el sol. Música de DJ bien elegida los fines de semana y durante el brunch dominical. Se viene aquí por una copa de vino sudafricano o un buen cóctel preparado por auténticos camareros. Los platos, en cambio, decepcionan un poco en cuanto a sabores, que uno esperaría más sofisticados y frescos, sobre todo a este nivel de precio.

Si quiere comer algo local e indiscutiblemente fresco, este restaurante es el lugar indicado. En esta pequeña casa sin pretensiones, las mesas están puestas con coloridos manteles de tela de kanga, lo cual es original. El ambiente es sencillo y acogedor, los platos son reales. Aquí los sabores swahilis son auténticos y están aderezados con las especias de la isla, los platos rebosan de langostas, cigarras y mariscos servidos en cantidades gigantescas y a precios más que razonables. Se presta especial atención a la presentación de los platos.

Un buen local céntrico, no demasiado caro, en el que sirven todo tipo de bocadillos, platos del día, ensaladas, excelentes smoothies y parrilladas a precios muy correctos. Pida que le sirvan la salsa aparte, ya que si bien el marisco y los pescados son buenos, pueden ahogarlos en una inoportuna salsa de cóctel. Platos caseros, buen servicio y terraza exterior con wifi. La ensalada de gambas es deliciosa. Ideal también para el desayuno si el de su hotel deja mucho que desear. En el interior, el local merecería una buena limpieza.

Situado junto al hotel Tilapia, en la península frente al puerto y la isla de Saanane (parque nacional), la vista desde este restaurante recién inaugurado junto al lago es magnífica. La comida es deliciosa, aunque al principio uno se sienta un poco perdido ante las especialidades africanas, chinas, indias y occidentales. No importa, Mwanza es cosmopolita tanto en sus gentes como en sus platos. Realmente delicioso... El pescado al ajillo picante es delicioso, al igual que los platos chinos agridulces. Excelentes cócteles y cafés también.

No te lo puedes perder: cada día se repite el inmutable mercado nocturno de Forodhani. A los habitantes de Stone Town les encanta reunirse con sus familias en torno a los puestos y en el jardín para comer al paso un plato popular. Hay puestos que venden shawarmas (carne grasa), samossas y platos swahilis que se pueden probar, así como "crepes" (bricks hechos por encargo). Pero le desaconsejamos encarecidamente los kebabs de marisco, ya que le garantizan una intoxicación. Siga a los lugareños para encontrar los puestos adecuados.

Este es el nuevo restaurante que hay que probar en Nungwi: un precioso jardín que permanece fresco y sombreado a la hora de comer, con mesas iluminadas por velas por la noche, y un ambiente estupendo. El menú ofrece algunas creaciones exquisitas, como el tartar de atún con remolacha e hibisco como entrante, y los langostinos con bisque y pan tierno como plato principal... También apreciamos la carta de cócteles, igualmente inspirada, como el Prophecy, con ginebra de remolacha y vainilla, tónica y lima. Hay que reservar con antelación, sobre todo por las noches, ya que el local está muy concurrido.

Este lodge de ensueño cuenta con un excelente restaurante abierto a los no huéspedes, que sirve buena cocina basada en ingredientes locales, con especial atención a las verduras. Las gambas, la langosta, el pescado a la plancha o el pescado en salsa se acompañan siempre de una colorida ensalada o de crujientes verduras. Los sabores son excepcionales. Nos gusta la atención prestada a las guarniciones, la disposición de los platos, la decoración, en la que no se ha pasado por alto ningún detalle, así como los hermosos cócteles.

Michamvi ya tenía su restaurante The Rock encaramado a una roca de coral en el mar, Matemwe ha hecho lo mismo. Inaugurado en 2019, este restaurante abraza la playa de Matemwe gracias a su promontorio natural: una roca en Kigomani donde ha hecho su nido. La vista es espléndida, se extiende hasta Mnemba a un lado y Kiwengwa al otro, con decenas de pequeñas embarcaciones amarradas en Kigomani en perspectiva. En el menú, abundantes entrantes y platos principales, con mayor o menor éxito. El tartar de atún con pimienta estaba bueno, el kefta de carne un poco seco, pero original y aromatizado con especias.

Este pequeño café, que solía existir cerca del puerto pesquero en la playa central, se encuentra ahora en una bonita casa frente al mar. Atractiva terraza exterior frente a la playa con baldosas de mosaico de hormigón y mobiliario sencillo. En la carta, las mismas especialidades de antes a precios razonables. Nos encanta la ensalada de aguacate, los langostinos servidos generosamente, los sabrosos platos swahili, el pez rey con salsa de mango... Una dirección estupenda desde el desayuno hasta la cena.

En este restaurante familiar local, Kim está en el comedor, su madre en la cocina, y la comida y el servicio son aún más auténticos. El verdadero sabor swahili cocinado en ollas según recetas familiares se sirve a los clientes, muchos de los cuales son habituales. Las creaciones de la mamá, como el atún con costra de coco y su clásica receta de pulpo con curry de la isla, son divinas. Los grandes pescados estofados con lima están perfectamente cocinados. El ambiente es musical y relajado, y la acogida muy cálida.

Este pequeño restaurante local está situado no lejos del Meli, junto a una pequeña escuela de kitesurf, y también tiene una pequeña tienda con precios muy razonables. En unas rústicas mesas de madera colocadas sobre la arena, se puede disfrutar de un buen plato de auténtica cocina swahili a precios realmente asequibles. Los entrantes incluyen samosas y kachori (bolas de patata picantes). De plato principal, nos gustó la sopa de pescado con plátanos verdes en salsa de coco, y los platos con arroz, pilau o biriyani. No se sirve alcohol.

Esta popular dirección en el distrito de restaurantes de Station Road ofrece platos tanzanos clásicos y deliciosos como el Pilau N'Gombe, arroz con carne al estilo suahili, pero sobre todo maravillosos platos picantes a la barbacoa, la gran especialidad de la casa. Las pizzas para compartir también están en la carta y puedes hacerte tu propio batido a la carta, un buen plan de la mañana a la noche para llenarte de vitaminas.

El nuevo restaurante de moda del centro de la ciudad, donde se encuentran expatriados y tanzanos alrededor de una cocina suajili de calidad. Hay dos terrazas a la sombra para airearse con vistas a las cocinas. Los amantes del ugali, el chapati y el arroz pilaf (aquí le llaman arroz pilau) disfrutarán de todo corazón, los demás tomarán una pizza. ¿Mambo vipi? Poa poa («¿Cómo está? Super»).

A dos pasos del centro de la ciudad, en el paseo marítimo, es en el restaurante de este hotel, donde podrá saborear la auténtica especialidad de la costa: el camarón. La carta le permite seleccionarla a partir de 12.000 TSH, cocinado de unas diez maneras diferentes. Los amantes del pollo también tendrán con que deleitarse con más de veinte platos dedicados a las aves de corral. Toda la carta es de influencia india (masala, curry…) y el naan ha sustituido aquí el chapati como torta de acompañamiento. 

A unas decenas de metros de la torre del Reloj, en un pequeño parque situado a lo largo del paseo marítimo, hay varios bares sin pretensión pero que permiten compartir al aire libre y en compañía de autóctonos, la comida callejera tanzana. No dude en recorrer la carpa en la que están acondicionados los puestos para hacerse una idea de la oferta de hamburguesas, samosas y chapatis (buñuelos). También puede entregarse al goce del billar al aire libre.