Atracciones turísticas y monumentos Uganda

El objetivo principal de cualquier estancia en Uganda. Excepto en el Parque Nacional de Mgahinga, donde las posibilidades son aleatorias, todos los rastreos de gorilas en Uganda tienen lugar en el Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi. Es esencial que reserve su permiso con varios meses de antelación a través de una agencia o directamente en la UWA en Kampala. Le costará la nada despreciable suma de 600 $ por un encuentro con los grandes simios, estrictamente limitado a una hora. En caso de enfermedad (resfriados, gripe...), es aconsejable, para la salud de los gorilas, abstenerse y solicitar el reembolso de su licencia. Las expediciones se llevan a cabo en grupos de un máximo de ocho personas, una regla inflexible, y todos deben tener más de quince años de edad. Son supervisados por un guía equipado con un walkie-talkie, aparato que le permite mantenerse en contacto con el equipo de rastreadores responsables de identificar las familias de primates y, guiar a los caminantes. Otras tres personas, armadas con machetes y rifles, abren el camino a través del bosque y protegen al grupo, porque aunque la zona ya es segura, la frontera congoleña está cerca. Actualmente, el parque de Bwindi alberga dieciséis grupos de gorilas acostumbrados a los turistas (seis en Rushaga, tres en Buhoma, tres en Nkurigo y cuatro en Ruhija) y otros dos en proceso de habituación. Las citas son convocadas a las 7.45 h para una sesión informativa, pero las salidas para el seguimientotienen lugar alrededor de las 8.30 h. El grupo de Nkuringo es técnicamente el más difícil, con un terreno escarpado y un camino empinado seguido de un descenso por un terreno resbaladizo. La aproximación puede durar de una a cuatro horas, dependiendo de la posición de los animales. En Buhoma puede pedir, antes de la salida, que se le asigne el grupo más cercano si tiene un problema físico o falta de resistencia. En cualquier caso, lleve zapatos y ropa impermeable, así como una bolsa de plástico para proteger su equipo de fotografía o video. También provea suficiente agua y un bocadillo (la mayoría de los lodges le ofrecerán una canasta de pícnic). Si lo estima necesario, puede contratar a un porteador (15 $) para que le ayude a llevar sus cosas. Así equipado, ya estará listo para vivir una gran aventura, un momento mágico e intemporal: contemplar durante una hora a nuestros grandes primos peludos mientras comen, juegan y retozan en la hierba alta de la selva milenaria, como en los primeros días del mundo.

La actividad principal en Kibale. La población total de chimpancés se estima en más de 1200 individuos. Las salidas se realizan dos veces al día, a las 8 y a las 14 horas, y los grupos están limitados a seis personas. Por lo tanto, es importante, especialmente en temporada alta, reservar el permiso con antelación en una agencia o bien en la UWA en Kampala, aunque no es necesaria tanta antelación como para los gorilas. El permiso cuesta 150 $ por persona (incluyendo la entrada al parque). Las posibilidades de ver a los graciosos primates se estiman en un 90%, lo que significa que aunque las probabilidades son altas, el éxito no está garantizado. La excursión de la mañana es la más recomendable, y parece que los chimpancés se hacen de rogar después de las fuertes lluvias, cuando tienden a permanecer en lo alto de los árboles (mientras que a veces es posible verlos en el suelo). En cualquier caso, podrá escuchar su icónico grito mucho antes de verlos. La marcha de aproximación puede durar hasta tres ó cuatro horas, dependiendo de su posición, y normalmente no es demasiado difícil. El tiempo de observación está limitado a una hora, pero los guías son más flexibles que para los gorilas.

Si, desafortunadamente, nuestros primos burlones no están por allí, podrá consolarse viendo colobos, mangabeyes de mejillas grises, monos de cola roja o cercopitecos de L'Hoest. Las aves son difíciles de ver en el espesor del follaje, pero sus cantos son un encanto. Finalmente, los guías pueden informar a los aficionados a la botánica sobre un gran número de plantas. Para los más fanáticos de los primates, es posible hacer lo que se denomina la Chimpanzee Habituation Experience, que consiste en pasar un día completo en compañía de los monos; cuesta 200 $ incluyendo la entrada al parque.

El canal de aproximadamente 35 kilómetros de longitud que une el lago Edward con el lago George ofrece la oportunidad de realizar un trayecto en barco de dos horas, que es sin duda la actividad más popular en el parque. La UWA programa cuatro o cinco salidas diarias (a las 9, 11, 13, 15 y 17 h) desde el muelle ubicado debajo del Mweya Safari Lodge. Los billetes (30 $ por persona) hay que comprarlos en la oficina del parque. Se puede subir al techo del barco para disfrutar al máximo de la panorámica pero, cuidado, el sol aprieta fuerte en el fondo del Valle del Rift. Los más afortunados podrán ver como un leopardo sacia su sed, pero probablemente tenga que conformarse con ver hipopótamos chapoteando, búfalos revolcándose por el suelo, elefantes mojándose, águilas planeando y martines pescadores buceando. ¡Un espectáculo impresionante!

Los safaris se realizan por la orilla norte del Nilo, a través de una red de senderos, bastante próximos al río entre Paraa y el delta del lago Albert, conocida como circuito Buligi. Todos los hoteles ofrecen un tentempié (o una bolsa de desayuno) antes de salir para la aventura. Con sus vastas extensiones de sabana, el Parque Nacional de las Cartaratas Murchison ofrece los que probablemente son los paisajes más próximos a la imagen que solemos tener de la sabana africana. Verá elefantes, jirafas, búfalos, búbalos, cobes de Uganda, antílopes jeroglífico, leones y, con mucha suerte, leopardos. Y, por supuesto, miríadas de aves: águilas, halcones, martines pescadores, abejarucos, avutardas, francolines, cálaos, barbudos, zorzales, papamoscas... En otras zonas del parque se pueden ver monos y pequeños antílopes, pero los grandes mamíferos son menos numerosos.

Si viaja por su cuenta, puede alquilar los servicios de un guarda del parque por veinte dólares. No es obligatorio pero le será de gran ayuda para encontrar animales, e incluso puede permitirle ocasionalmente salir un poco fuera de los senderos (si no, esto se castiga con una multa).

Ya sea en Mweya y en las llanuras de Kasenyi, cerca del lago George, o al sur, en el sector de Ishasha, el parque Queen Elizabeth ofrece excelentes oportunidades para ver los emblemáticos mamíferos de la sabana, con la excepción de los rinocerontes (que han desaparecido) y las jirafas, históricamente ausentes. El circuito a lo largo del canal Kazinga presenta una red de senderos bastante estrechos, caracterizados por una densa vegetación, donde le llevarán para buscar leopardos y donde, con certeza, se cruzará con elefantes. Esta zona se puede explorar en unas dos horas desde Mweya, pero la ruta clásica consiste en cruzar la carretera principal y continuar hacia el lago George hasta las llanuras desnudas, cubiertas de euforbias candelabro, de Kasenyi, donde abundan los leones. También hay grandes rebaños de cobos de Uganda, topis, búfalos y un gran número de aves. Mucho menos frecuentados, los senderos del sector de Ishasha permiten, sin embargo, un encuentro extraordinario con una población de leones arborícolas de unos cuarenta individuos. Esta particularidad felina, que solo se ha observado en el parque del lago Manyara en Tanzania, todavía no ha sido objeto de ningún verdadero estudio científico, pero la hipótesis es que estos leones, al subir a los sicómoros, intentarían escapar de los insectos portadores de enfermedades. Las salidas de los safaris suelen ser al amanecer, pero los leones se quedan en los árboles cuando hace más calor. Además de esta atracción leonina, la zona de Ishasha, con sus acacias y sabanas herbáceas, se adapta a los más aventureros: de hecho, es posible acampar cerca del lago Edward (Edward Flat), en medio de la nada, en una zona de gran riqueza de vida salvaje: ¡es obligatoria la presencia de un guarda del parque de la UWA (calcule 40 $)! La mayoría de los viajeros realizan sus safaris como parte de un tour organizado con un conductor. Si usted tiene su propio vehículo, puede llevar a bordo a un guarda del parque que le ayudará a rastrear animales por 20 $ por vehículo. Pregunte en la oficina del parque en Mweya o en la entrada de Ishasha. Los viajeros que van por libre a Mweya pueden probar suerte en el Mweya Safari Lodge, que organiza safaris.

Al igual que el recorrido por el canal Kazinga en el Parque Nacional Queen Elizabeth, este crucero por el Nilo es una visita obligada. En tres horas de ida y vuelta, el barco, cuya cubierta permite una vista de 360°, remonta tranquilamente la corriente a lo largo de las orillas repletas de papiros, palmeras y acacias, y se pueden observar enormes ejemplares de cocodrilos, hipopótamos, búfalos, antílopes diversos, elefantes que se divierten en el agua y, más raramente, jirafas, algún león o algún leopardo bebiendo. Aún son más numerosas las aves, especialmente las especies acuáticas como las garzas y las cigüeñas... El paseo culmina con la llegada a las impresionantes cataratas Murchison, que fluyen desde la cima de un cañón a 45 metros de altura.

Los cruceros organizados por la UWA (30 $) salen de Paraa (orilla izquierda) a las 9 y a las 14 h. Wild Frontiers (www.wildfrontiers.co.ug) organiza sus propias excursiones (32 $), también desde Paraa, a las 8.30 y a las 14.30 h. En caso de mucha afluencia, se programa una tercera salida a las 11 h.

En la orilla derecha del Nilo, no lejos de las extintas cataratas Ripon, el sitio simbólico de la supuesta fuente del río se ha convertido en un hub turístico repleto de vendedores de recuerdos. De forma desordenada, también se ubican allí el Source of The Nile Recreation Park (famoso por sus reptiles; entrada: 5000 ush), bares y restaurantes (Rumours at the Source of the Nile, The French, Rippon Falls Leisure Resort Bar), el busto de Gandhi y, a su lado, los «ganchos» y empleados de una empresa que ofrece escapadas náuticas por el río, una placa que marca el inicio del curso del Nilo hacia el Mediterráneo y un panel con información sobre el río, su fuente (en Jinja, ¡por supuesto!), Speke o las cataratas Ripon.

El piragüismo es una actividad muy popular. La mayoría de los hoteles ofrecen alquileres de barcos (canoas, kayaks, etc.), por horas o por días, con o sin guía, así como cruceros. Seguramente podrá ver una nutria mientras recorre el lago Bunyonyi de una isla a otra. Durante el día se puede, por ejemplo, almorzar en islas como Bushara, Itambira y Njuyera. Es posible que se encuentre con escolares que regresan de la escuela en canoa desde la isla de Bwama, la más importante del lago, donde puede atracar para ver algunos de los restos de la antigua colonia de leprosos (fundada a finales de los años 20 y 30 por el Dr. Leonard Sharp, un misionero británico) y comprar algún recuerdo en la tienda de artesanía. Le contarán la historia de la isla de Akampene, conocida como la isla del castigo ya que, hasta mediados del siglo XX, los bakiga enviaban allí en penitencia a las jóvenes que se quedaban embarazadas antes de casarse, hasta que morían de hambre o se ahogaban intentando escapar (a no ser que fueran rescatadas por la noche por los campesinos locales que querían tomar una esposa sin pagar la dote). O la leyenda de Bucuranuka, la isla que se volcó, víctima de la mala suerte de una mujer a la que los juerguistas que vivían allí le negaron un sorbo de cerveza casera... Para una visita guiada a las islas del lago, a bordo de una lancha rápida, cuente de 22 a 55 US$/embarcación (de 1 a 3 horas).

Lanzado hace una década, el globo aerostático ofrece vistas espectaculares y perspectivas de inmersión sobre las vastas extensiones de la sabana del parque nacional. Desde tu cesta puedes ver a los animales retozar, correr y beber en zonas normalmente inaccesibles a los vehículos. Los vuelos - organizados temprano en la mañana y al atardecer - parten de Paraa (orilla derecha), duran 45 a 60 minutos, dependen de la dirección del viento y oscilan entre 50 y 1.000 pies de altitud.

Desde el Centro de Visitantes de Ntebeko, es posible realizar una sencilla caminata guiada hasta la plataforma panorámica (1 hora de ida y vuelta, 10 dólares) que ofrece magníficas vistas de la región. Este paseo, aunque está dentro de los límites del parque, no requiere el pago de una cuota de entrada (40 dólares). Más difíciles, el Sendero de la Frontera y el Sendero de la Garganta de Sabinyo le llevarán respectivamente a la frontera congoleña (5h de caminata) y a la exuberante garganta del mismo nombre (5 a 6h de caminata) donde prosperan las aves y (a veces) se pueden ver monos dorados.

Organizada por la comunidad de Buhoma, esta actividad de tres horas de duración permite explorar los alrededores de la localidad para sumergirse en la cultura tradicional local: la medicina a través de las plantas, las diferentes variedades de plátanos, los secretos de la fabricación de cerveza y del waragi (incluida una degustación), la visita a una escuela y a una plantación de té o de café... La visita culmina muy tristemente con el encuentro de los batwa, aunque no hay contacto directo con ellos. Se nos explica, por ejemplo, que hoy en día, debido a los cambios en su forma de vida, estos pigmeos ya no son tan pequeños como en el pasado... Los batwa realizan algunos bailes a los que solo los niños parecen prestarse voluntariamente. Un «espectáculo» que nos dejó muy incómodos pero que podrá juzgar usted mismo, antes de comprarles unos collares de semillas. ¡Al menos sabemos con seguridad que ese dinero será para ellos! Esta caminata, que en conjunto es muy agradable, es organizada por el Buhoma Community Rest Camp por una tarifa de 15 $ por persona, y las ganancias revierten en la comunidad. Aunque menos desarrolladas, se pueden organizar otras caminatas similares en el lado de Nkuringo, donde podrá ver a los niños realizando un «baile de los gorilas» o visitar a los herreros tradicionales. También están previstas reuniones con los batwa, pero parece más respetuoso abstenerse de realizar este tipo de «atracción».

Puesto que en Bwindi no solo hay gorilas, una incursión adicional al parque nacional (tendrá que pagar la entrada al parque) está totalmente justificada. Buhoma es el punto de partida de cinco rutas (con duraciones que van desde la media hora hasta ocho horas) para conocer la riqueza de la fauna y flora del bosque ecuatorial. Los expertos en ornitología podrán identificar cerca de un centenar de especies de aves durante la jornada. Entre ellas, se pueden ver el alete gorgirrojo, el papamoscas de Berlioz, el zorzal de Piaggia, el abejaruco negro, el abejaruco de montaña, el pito del Gabón, el barbudo pintado, el mosquitero ugandés, el akelat ecuatorial, el papamoscas cenizo, el bulbul picofino, el suimanga gorjiverde, el águila azor congoleña, el francolín noble, el toco coronado, el barbudo piquigualdo, el turaco gigante...

Excepto la primera ruta, el resto se deben realizar con un guía del parque (30 $ por persona).

El sendero del río Munyanga discurre por las cercanías del parque (por lo tanto, no hay derecho de acceso). Desciende hacia el valle para seguir el río Bizenga hasta su confluencia con el río Munyanga. La caminata comienza al final del camino a Buhoma y se puede completar en media hora durante la cual, especialmente al principio o al final del día, se pueden ver diferentes especies de aves (incluyendo el martín pescador azul) y quizás monos.

El sendero de la cascada es la ruta más recomendable. En un circuito de cuatro horas, se entra en el corazón de una de las zonas más bellas del bosque, poblada de monos, helechos gigantes y orquídeas, y siguiendo el río Munyanga se llega hasta una cascada de 33 metros de altura.

El Rushura Hill Trail y el Muzabajiro Loop Trail tienen una duración de unas cuatro horas, durante las que se asciende a varias colinas para disfrutar de las vistas de la selva y las montañas Virunga.

El sendero del río Ivi exige, a los buenos caminantes, ocho horas de marcha. Se dirige al sur del bosque, hasta cerca de Nkuringo, y es una ruta especialmente recomendable para los ornitólogos que quieran observar especies endémicas del Valle del Rift.

Además de estas rutas, se pueden emprender otras diversas excursiones o caminatas de varios días, en el interior de la selva de Bwindi o en los alrededores, con la agencia Nkuringo Walking Safaris más información: (tel: +256 392 176 327 o www.nkuringowalkingsafaris.com).

El Batwa Trail le permitirá descubrir la cultura tradicional local, la de los pigmeos que vivían en el bosque. Esta caminata cultural (y de turismo solidario, ya que parte de los fondos van destinados a la comunidad) está gestionada por guías batwa, que a lo largo del recorrido describen las diferentes características de su antigua vida en el bosque: técnicas de caza, configuración de cabañas, plantas medicinales, creencias... La caminata finaliza con una visita a una cueva (llamada Garama) donde los batwa se refugiaron durante los conflictos con las poblaciones circundantes. Se trata de una cueva enorme, con una anchura de trescientos metros, que forma parte de una red de galerías que cruzan la montaña hacia Ruanda. Traiga buenos zapatos para caminar y una buena linterna (con pilas) para la cueva. Al final de la excursión se suelen organizar bailes con canciones batwa. Calcule 80 $ por una caminata de entre tres a cuatro horas y media aproximadamente (servicio de guía y entrada incluidos; parte de este dinero se destina a la comunidad batwa).

Los caminantes experimentados pueden afrontar uno de los tres picos del parque en un día de trekking. Se requiere una buena condición física y el equipo adecuado, incluyendo zapatos impermeables, un K-way y ropa de abrigo. El ascenso al monte Gahinga no requiere más de seis o siete horas desde Ntebeko. Permite observar diversas aves en los bosques de bambú y pequeños antílopes que evolucionan en la cima del cráter pantanoso. La subida al monte Sabinyo (3669 m) es un poco más difícil: son catorce kilómetros que le exigirán entre seis y ocho horas de caminata. Su cumbre está dividida en tres picos. En el último, estará en Uganda, Ruanda y el Congo, simultáneamente. Finalmente, el mayor desafío es la ascensión al monte Muhavura (4127 m), cuyo punto de partida (Muhavura Trailhead) se encuentra a cuatro kilómetros al este de Ntebeko. Se recomienda acampar allí el día antes del trekking para comenzar lo antes posible. Calcule un mínimo de nueve horas de caminata, ida y vuelta, para cubrir los doce kilómetros que le llevarán abruptamente desde una altitud de 1700 metros a los 4100 metros de la cumbre (se puede notar la falta de oxígeno). En el camino, quizás tenga la oportunidad de cruzarse con alguna magnífica suimanga de Johnston, un paseriforme endémico de la flora afroalpina, mientras que al final de la carretera le espera un pequeño cráter (posibilidad de nadar, ¡pero el agua está muy fría!) rodeado de lobelias gigantes y, sobre todo, una panorámica extraordinaria sobre Virunga, el rift albertino, el lago Edward e incluso, en un día muy claro, el macizo de Rwenzori. Para cada una de las tres ascensiones le será esencial un guía familiarizado con la zona: calcule 80 $ por un día. Pregunte en la entrada del parque o en la oficina de la UWA en Kisoro.

En ausencia de gorilas, puede poner a prueba sus habilidades primatológicas explorando los bosques de bambú en busca de monos dorados(Cercopithecus Kandti), una especie rara de primate, endémica de las montañas Virunga y clasificada como población animal en peligro de extinción, ya que un gran número de individuos fueron asesinados durante el genocidio ruandés. Este bonito mono se caracteriza por su cuerpo, mejillas y cola de color naranja dorado, que contrasta con el negro de su cráneo, extremidades y punta de la cola. La población de monos dorados en Mgahinga se estima en 4000 individuos. Siendo sus hábitos territoriales más marcados que los de los gorilas, es casi seguro que los encontrará, en grupos de treinta individuos de promedio. El coste es de 90 $ (incluyendo la entrada al parque) por aproximadamente dos horas.

En la región de Mgahinga viven unos 45 gorilas. Pero en este triángulo dorado formado por Uganda, Ruanda y la R. D. del Congo los animales no conocen fronteras, y nadie puede predecir con exactitud su ubicación. Hasta no hace mucho tiempo había una familia que vivía permanentemente en el parque, y posiblemente otras tres que se desplazaban entre los tres países. Puesto que sus movimientos son impredecibles, la UWA normalmente no expide permisos para Mgahinga por adelantado. Para los viajeros que no han podido obtener un permiso en Bwindi, esta es la última oportunidad. Todo lo que tiene que hacer es ir a Kisoro y consultar con la oficina local de la UWA, planificar unos días de espera y mantener los dedos cruzados. Los guardas del parque vigilan diariamente los movimientos de los monos. Si los gorilas están allí, puede comprar su permiso en el último minuto (600 $ por una hora, solo en compañía de un guarda) y prepararse para una caminata de entre tres a ocho horas para descubrir a nuestros primos gigantes que habitan en los bosques de bambú.

Físicamente, la excursión es más fácil que en Bwindi, con un terreno más plano. En cuanto al grupo de gorilas accesible a los turistas, se trata del grupo de Nyakegezi, compuesto por nueve individuos, entre los que se encuentran cuatro ejemplares de espalda plateada (machos adultos), tres hembras y dos jóvenes.

La observación de aves es bastante difícil en el interior del bosque debido a la densidad de la vegetación, por lo que los aficionados a la ornitología suelen ir unos kilómetros más al sur, a las marismas de Bigodi, un santuario ecoturístico gestionado por la KAFRED. Todos los beneficios de las visitas a este lugar se invierten en la financiación de proyectos comunitarios en la aldea de Bigodi, como la creación de una biblioteca o de una escuela primaria. Las caminatas que proponen (25 $) duran tres horas a través de un sendero de cinco kilómetros, a lo largo del cual se pueden identificar fácilmente unas cuarenta especies de aves, de las casi doscientas que anidan en los pantanos. Este sendero es una visita obligada para conocer la avifauna del este de África. Una de las aves emblemáticas de la zona es el magnífico turaco azul. También se pueden ver la grulla coronada cuellinegra, los cálaos, las ruidosas nubes de loros yaco, el barbudo pintado, el águila coronada, el bubú de los papiros y, con suerte, el papamoscas gris, el indicador picogrueso y el indicador insigne o incluso el francolín de Nahan... por citar solo algunos. Los pantanos son también el hogar de miles de mariposas, muchos monos (de las mismas especies que en el bosque), nutrias, tímidos sitatungas y serpientes (cobra, mamba, víbora, culebra esmeralda).

Para salir a la exploración de este mundo acuático, los excelentes guías le esperan en la oficina de KAFRED en Bigodi. Allí también podrá alquilar botas, que le serán muy útiles para caminar por el barro. No olvide traer un par de binoculares. Los especialistas que buscan especies muy específicas pueden mencionar esto de antemano, ya que algunos guías son más expertos que otros en la búsqueda de especies concretas. Y también les será más útil realizar la caminata por la mañana temprano.

Aquellos que no estén especialmente interesados en los chimpancés pueden realizar caminatas por el bosque para descubrir los diferentes tipos de hábitats a un menor coste. El paseo nocturno merece ser mencionado: es ideal para aprehender a la luz de las antorchas un universo fantasmagórico (murciélagos, gálagos, serpientes, etc.): ¡sensaciones garantizadas! Salida a las 19.30 h desde las oficinas de la UWA (si no llueve); calcule 70 $ por persona (entrada incluida) para aproximadamente dos horas de caminata.

Este bosque es el hogar de muchos chimpancés pero, a diferencia de sus homólogos de la garganta de Kyambura, no están acostumbrados a la presencia del Homo sapiens y no hay nada organizado para observarlos. En cambio, podrá escuchar su característico y emblemático grito. Poco desarrollado para el turismo, el bosque de Maramagambo es, sin embargo, fácilmente accesible por la pista que conduce al Jacana Safari Lodge. Varias especies de monos (en particular el adorable cercopiteco de L'Hoest) y aves (bulbules, suimangas, pájaros carpinteros...), así como algunos pequeños antílopes, sacan provecho del ramaje y el sotobosque. Desde el albergue de los guardas del parque de la UWA parten tres excursiones guiadas (de dos horas a media jornada) para descubrir la biodiversidad del bosque (calcule unos 30 $ por persona). En estas excursiones se camina alrededor de lagos, como el Nyamusingire, y se visita una gruta habitada por murciélagos y cuatro pitones (otra «cueva», no lejos de allí, sirve como guarida de algunas cobras...).

La garganta de Kyambura, que marca el límite oriental del parque, es un cañón de unos cien metros de profundidad, dieciséis kilómetros de largo y un kilómetro de ancho, por cuyo interior discurre el río Kyambura hacia el canal Kazinga. Un descenso con cierto grado de dificultad permite observar una colonia de chimpancés que se ha instalado en los enormes árboles del bosque de ribera. El tiempo de encuentro con los animales está limitado a una hora. Las salidas tienen lugar a las 8 y a las 14 h, pero parece ser que las posibilidades de ver a los primates son mayores por la mañana. Es posible inscribirse en la oficina del parque, pero como el número de plazas es limitado, lo más seguro es reservar con antelación en la sede de la UWA en Kampala. El precio del rastreoes de 50 $ (frente a los 150 $ que cuesta en Kibale). La pista de acceso a la garganta está bien señalizada desde la carretera principal. Además de los chimpancés, aquí también habitan colobos, cercopitecos verdes y babuinos, así como muchas aves (como el abejaruco negro y el martín pescador).