PRIEURÉ SAINTE-BATHILDE

El origen de la Congregación de Mujeres Benedictinas: la búsqueda espiritual de una mujer protestante a principios del siglo XX, Marguerite Waddington-Delmas. Pionera en el establecimiento de una vida monástica femenina abierta y fuerte, vio confirmadas muchas de sus obras en sus líneas principales por el Concilio Vaticano II. En su búsqueda espiritual, que la condujo a la Iglesia católica, Maguerite se unió gradualmente a la familia benedictina a través de la oblatura secular, es decir, prometiendo seguir la regla de San Benito en su vida privada sin ingresar en un convento. El 11 de julio de 1918, se incorporó a la orden de forma regular en la abadía de Ligugé. Tomó el nombre de Hermana Benedicta. Ese mismo año, en la abadía de Sainte-Croix de Poitiers, participando por primera vez en todas las horas del oficio, descubre la oración litúrgica que se convertirá en el corazón de su vida. Fue entonces cuando se despertó el deseo de entregarse por completo a Dios. Dom Besse, otra figura central en la creación de la orden, y a quien ella se confió, pensó inmediatamente en una oblatura regular. Soñaba con ver la creación de casas donde las mujeres llevaran la vida benedictina en un entorno abierto. A través de diversas pruebas y tribulaciones, en 1919 tomó forma un ensayo con un grupo de oblatos que se instaló en París en una pequeña mansión de la avenida de Ségur. Pero no fue hasta 1926 cuando esta nueva congregación, fundada con el nombre de Misioneros Oblatos de San Benito, fue aceptada por la Iglesia. El comienzo de la historia de la comunidad de Vanves corresponde al del nacimiento de la Congregación hasta 1934, cuando la fundación de Ambositra en Madagascar dio a Vanves el rostro de una comunidad en comunión con otra.

En el priorato de Sainte-Bathilde, toda la comunidad recibía a los huéspedes, aunque algunas hermanas se encargaban de la hostelería. La hermana encargada de la portería y las hermanas encargadas de la casa de huéspedes están disponibles y aseguran el trabajo de mantenimiento, presencia, enseñanza y acompañamiento. La comunidad recibe a personas o grupos que buscan un lugar de renovación espiritual y de silencio. Les invitan a la oración de la comunidad y estas personas pueden conocer a una hermana si lo desean. La comunidad de monjas benedictinas también ofrece retiros y diversas sesiones que organizan: bíblica, de oración, de canto o de cítara... También dirigen la librería religiosa de Vanves, que está junto al monasterio.