Segunda ciudad del departamento, Villeneuve-sur-Lot no ha tenido durante mucho tiempo el destino que se merecía. Esta doble bastida a caballo del Lot fue creada en 1253 por Alfonso de Poitiers, conde de Toulouse, que "negoció" con mano de hierro con el abad de Eysses por la orilla izquierda y el señor de Pujols por la opuesta... erigiendo aquí una fortaleza en el Haut-Agenais, cuyas dos torres -conocidas como París y Pujols- siguen circunscribiendo el perímetro de la ciudad. De carácter rebelde, el Villeneuvois fue castigado en el siglo XVII, obligado a demoler sus fortificaciones por orden real, de las que no queda nada. En 1642, el Puente Viejo fue reconstruido después de que las inundaciones provocaran el derrumbe de dos de sus arcos. En su día estuvo coronada por tres torres defensivas, construidas en el siglo XIII y destruidas en el siglo XVI. Puerto de considerable importancia, Villeneuve-sur-Lot construyó al mismo tiempo una capilla adyacente, Notre-Dame-du-Bout-du-Pont, una pequeña joya para los conductores de gabarras, las embarcaciones de fondo plano que transportaban mercancías por el caprichoso río Lot. La plaza Lafayette, antigua plaza des Cornières, es el centro neurálgico de la bastida de la orilla derecha, típica de las plazas cuadradas del suroeste. Desde la Edad Media, aquí se celebra el agradable mercado de los sábados por la mañana (los martes por la mañana, tiene lugar frente a la Tour de París, en la plaza de la Liberación). Los soportales de la plaza están coronados por casas de los siglos XVII y XVIII finamente restauradas, que contrastan con la orilla izquierda más popular, antaño llena de curtidores, tintoreros, sastres y otros comerciantes. No obstante, la orilla izquierda del Lot alberga la capilla de estilo barroco de los Penitentes Blancos, antiguo lugar de culto de la cofradía del mismo nombre. A finales del siglo XIX, la industrialización galopante impulsó la construcción de un segundo puente: el Pont Neuf (Puente Nuevo), todo de ladrillo y pronto imitado, a principios del siglo XX, por la imponente iglesia de estilo románico-bizantino de Sainte-Catherine, diseñada para sustituir a la antigua iglesia del siglo XV, juzgada demasiado antigua. Las vidrieras de la nueva iglesia son en parte de época El puente de Basterou, la última incorporación a la Bastida, ofrece una vista excepcional de las dos orillas: el Cale (anfiteatro al aire libre a orillas del Lot) a la derecha y el centro náutico a la izquierda, pero también de la cadena de puentes. Para los que les gusten las vistas panorámicas, suban al mirador de Pujols.
