Guía de viaje Monastir

A 24 km de Sousse, Monastir es una ciudad muy agradable con un rico pasado histórico. Sus recuerdos y su grandeza la convierten naturalmente en un faro cultural y turístico del país. Monastir debe la mayor parte de su prestigio a dos grandes hombres, César y Burguiba. El general romano hizo de esta pequeña aldea de origen púnico su campamento base durante su campaña africana contra Pompeyo (en el año 50 a.C.), y la rodeó con una triple muralla, que aún puede verse en algunos lugares de la ciudad. Así entró en la historia Ruspina, la futura Monastir, cuyo nombre era la deformación del púnico Rouss Penna. A finales del siglo VIII, Monastir fue elegida por la dinastía árabe de los abasíes para albergar el primer ribat tunecino, un monasterio, del que probablemente la ciudad toma su nombre; entonces fue ocupada por monjes-soldados (los mourabitines) que dividían su tiempo entre la oración y la lucha contra los invasores. La ciudad se convirtió así en un ejemplo arquitectónico y en una fortaleza esencial. En el siglo XI, tras el desarrollo de Mahdia, elegida por los fatimíes como capital, Monastir se convirtió en un importante centro religioso, ganándose el título de ciudad santa. Bajo la dominación turca, en el siglo XVI, recuperó su papel de plaza fuerte. Tras la independencia, la ciudad volvió a beneficiarse de la ayuda de un hombre para salir de las sombras. Habib Bourguiba, primer presidente de la República Tunecina, oriundo de Monastir, le ofreció enormes medios para desarrollarse en los años 60. Más del 10% del presupuesto nacional se dedicó a Monastir, tanto para la restauración de sus monumentos como para la construcción de modernos equipamientos. Fue en Monastir donde el Presidente Bourguiba puso fin a su vida. Está enterrado en un mausoleo cuyo esplendor ilustra su vida.Hoy en día, Monastir es un importante centro turístico y universitario, con un aeropuerto internacional, un amplio puerto deportivo, numerosos hoteles y jardines públicos. Todo esto para una ciudad de al menos 60.000 habitantes; más pequeña, la ciudad es más tranquila que Sousse.Algunos pueden encontrar la ciudad moderna un poco fría, con sus vastos espacios. Sin embargo, el casco antiguo sigue siendo animado y auténtico. Monastir tiene un encanto innegable, con sus tres puertos, sus playas de arena fina y sus casas antiguas, uno no puede dejar de ser seducido.