Monumentos a visitar Nikkō

La calle de la estación lleva al río Daiya-gawa, a 1,5 km al oeste. Se cruza no muy lejos del Shin-kyō, un puente rojo sagrado con un arco, construido en 1636. Este bucólico puente fue destruido en 1902 por una inundación y reconstruido en 1907. Cuenta la leyenda que el monje Shōdō Shōnin, el primer monje budista que estableció su ermita en Nikkō en el año 782, quiso cruzar el río aquí para llegar a la cima del monte Nantai. Se dice que dos enormes serpientes de 28 metros de largo servían de puente. Hoy se puede cruzar de forma menos pintoresca por unos pocos yenes. Al otro lado del puente, en la base de la escalinata de Rin Nō-ji, un monumento de piedra erigido en 1648 está dedicado a Matsudaira Masatsuna, el señor que se encargó de las obras del Tōshō-gū y se comprometió a plantar unos 200.000 cedros. Hoy en día sólo quedan 13.000, lo que contribuye a la atmósfera religiosa y solemne del parque. Un poco más al norte, se puede ver el Hon-gū, una construcción de laca roja, y también el Shihon Ryō-ji, construido en 766 por el monje Shōdō. Ambos edificios fueron destruidos y luego reconstruidos en parte al mismo tiempo que el Rin Nō-ji, un gran templo construido en 766 por el mismo monje Shōdō. En este último, nótese la estatua de Kannon con mil brazos, que se atribuye a Shōdō, junto a dos estatuas que representan a Godaison y Shōdō. Se dice que esta hermosa pagoda de tres pisos fue construida por Minamoto Sanetomo, el tercer shogun del gobierno de Kamakura (c. 1200).

Esta villa fue ofrecida a la familia imperial en 1872. En realidad se originó en la residencia feudal de Edo, donde fue desmantelada y reconstruida en 1898 en Nikko para convertirse en la Villa Tamozawa. Tiene 106 habitaciones, incluyendo las ocupadas por la familia imperial, 23, y las otras por los sirvientes. Fue ampliada en varias ocasiones, y varios estilos arquitectónicos pueden ser admirados aquí. Un hermoso jardín, con un cerezo de cuatrocientos años, es perfecto para una visita.