Qué ver y hacer Gustavia

A sólo 5 minutos del centro de Gustavia, la playa de las Conchas es una agradable sorpresa. Aquí no hay arena blanca, sino miles de fragmentos de conchas, de ahí su nombre, que dan a la playa su tonalidad rosada. La playa ofrece una vista única de las islas vecinas de Saint-Eustache y Saba. Está bien protegida del viento. Allí podrá tomar una copa o comer algo. El ambiente es a la vez elegante y relajado. Los niños suelen venir a nadar después del colegio. Es un lugar ideal para contemplar la puesta de sol.

Uno de los fondeaderos más bellos del Caribe Puerto deportivo y comercial a la vez. Hasta hace unas décadas, Gustavia no era más que un pueblecito en medio de la nada. El auge de la isla como destino turístico a principios de los años 80 propició un rápido desarrollo de sus infraestructuras. Hoy en día, es muy divertido pasear por los muelles y fantasear con los barcos que llenan el puerto durante la temporada. En Navidad, los muelles se transforman en fiestas tradicionales, con los magníficos yates como telón de fondo.

Detrás del faro rojo y blanco de Gustavia, construido en 1961, se alzaba el Fuerte Gustav. Sólo quedan algunas piedras de los muros, las cisternas, el polvorín y la panadería. Varios cañones y balas de cañón encontrados en la isla datan de esta época. Construido por los primeros colonos, fue muy utilizado durante el periodo sueco. Perdió su importancia cuando la isla fue devuelta a Francia en 1878. Es un mirador perfecto desde el que disfrutar de la puesta de sol.

Tras unos pasos, se llega al lugar donde una vez se alzaron las fortificaciones. Por desgracia, no queda nada de este antiguo fuerte, llamado "Karl" por el duque Karl, hermano del rey Gustavo III. Sólo se conservan algunas piedras, los restos de un antiguo polvorín y algunas zonas pavimentadas. Según los arqueólogos, este emplazamiento nunca fue un lugar de armamento impresionante... ¡Pero las vistas bien merecen las distracciones! Le espera una hermosa panorámica de Shell Beach y las islas vecinas (Saba, San Eustaquio, San Cristóbal y Nieves).

Hélène Bernier es una apasionada de su trabajo. Le encanta transmitir la belleza de su isla, pero también su fragilidad. Oriunda de la isla y actual Vicepresidenta del COM, conoce mejor que nadie todas las facetas de Saint-Barth. Preserva la naturaleza, protege la cultura y comparte sus conocimientos con nosotros durante sus visitas guiadas y excursiones. Los paquetes de visita + comida son ideales y pueden adaptarse según las necesidades. Para hacer un poco de ejercicio, opte por las excursiones guiadas a Colombier o a las piscinas naturales.

Situado en la planta baja de la Casa de la Muralla, junto al Hôtel de la Collectivité, el museo está dedicado al patrimonio histórico de la isla. El edificio, que data del siglo ^XVIII, fue completamente restaurado por Compagnons en 1995. En el exterior del edificio pueden verse las ruinas de un horno de pan. El museo da vida a las grandes horas que presidieron el desarrollo de la isla, a través de documentos y fotografías, y de una exposición de objetos y trajes de época. Se anima regularmente con exposiciones temporales.

Inaugurado en 2002, era antiguamente el ayuntamiento y cambió de estatus cuando la isla se convirtió en colectividad de ultramar, en virtud del artículo 74 de la Constitución, el 15 de julio de 2007. En aquel momento, Saint-Barth era un municipio y un distrito, dependientes del departamento de ultramar de Guadalupe. El Consejo Territorial se reúne en este edificio. Está representado en el Senado por una senadora, Micheline Jacques, desde 2020. El Consejo Territorial tiene 19 miembros, con un Consejo Ejecutivo de 7 miembros y un Presidente (Xavier Lédée).

La misión de la Oficina de Turismo es promocionar la isla y organizar eventos. La pequeña oficina de Gustavia está repleta de información, con folletos sobre la historia de la isla e información práctica sobre restaurantes, hoteles y actividades. La página web también le permite organizar su estancia en Saint-Barth, con contactos y todos los atractivos turísticos, naturales y económicos de la isla. ¡Perfecto para preparar su viaje!

La Casa del Mayor estaba destinada al jefe de la guarnición y a la policía en la década de 1780. Este edificio fue sucesivamente tribunal, escuela y luego estación de bomberos. La escritura de retrocesión de la isla a Francia fue firmada dentro de estos muros el 16 de marzo de 1878. Tras una renovación idéntica en 2006 destinada a restaurar su carácter original, sus paredes se cubrieron con revestimiento y su techo con esencias. Ahora alberga servicios administrativos.

Esta antigua residencia privada, construida entre 1796 y 1799, fue comprada por la corona sueca en 1816, que la convirtió oficialmente en su Aduana. Dañada durante el huracán de 1837, fue restaurada antes de convertirse en Casa del Gobernador en 1861, y luego en Ayuntamiento de San Bartolomé tras la devolución de la isla a Francia. Fue abandonada en 2001. Hoy sólo se conservan la base de piedra volcánica, la cocina y la cisterna.

El edificio data de la época sueca (principios del siglo ^XIX ) y, tras ser reconvertido para diversos usos (¡incluso como prisión!), se convirtió en la sede de la subprefectura en 1963. En 1995, sufrió graves daños a causa de uno de los terribles ciclones (Luis) que marcaron el pasado de la isla. Se reconstruyó inmediatamente después. Su arquitectura es típica, con zócalo y escalera de piedra. El tejado de hojalata a cuatro aguas recuerda a las casas de estilo criollo. Probablemente verá ondear permanentemente una bandera francesa.

La iglesia se construyó durante el periodo sueco, entre 1784 y 1878. El padre anglicano Rock, de camino a Antigua y Anguila, ayudó a la pequeña comunidad anglicana a organizar un servicio religioso. Se construyó con piedra local entre 1853 y 1855. Fue devastada por el huracán Luis en 1995 y restaurada gracias a la generosidad y el trabajo voluntario de la población local. En la iglesia se celebran numerosos conciertos, entre ellos los del coro de Saint-Barth.

Anteriormente llamada "Place du Bicentenaire". Evoca la devolución de la isla a Francia tras noventa y tres años de posesión sueca. El ancla, de 10 toneladas, fue encontrada por casualidad por un remolcador en 1981. Lleva la inscripción "Liverpool... Wood... London". Se cuenta que procedía de un barco que navegó por el Caribe entre 1700 y 1825, armado con unos 60 cañones. La tripulación cortó el ancla y su cadena en el fondo del puerto de Gustavia para dejarla a la deriva...

Bajo el campanario sueco, esta iglesia tiene la particularidad de estar elevada para protegerse de un maremoto. Fabricado con piedra volcánica de San Cristóbal y San Eustaquio, es sin embargo robusto. El edificio data de principios del siglo XIX y su fachada principal es de influencia hispánica. La particularidad de esta iglesia es que su campanario está separado del edificio. Se habría construido en la década de 1880, cuando se instaló el Abad Prual.

Cerca de la subprefectura, el campanario de piedra y madera verde lazada recuerda a los tejados puntiagudos de las iglesias escandinavas. Es uno de los pocos edificios que han sobrevivido a los siglos casi sin daños. En 1799, en el marco de la remodelación de la ciudad, que vio sus calles pavimentadas, la Corona sueca regaló a Carénage, que desde entonces se llama Gustavia, un campanario especialmente preparado en Estocolmo. La campana instalada recibió el nombre de Sofía Magdalena (en referencia a la reina sueca María Magdalena de Dinamarca). Se fundió en Estocolmo y se transportó al puerto de San Bartolomé. El sonido de la campana avisaba de las muertes en la isla y hacía sonar el toque de queda establecido por los escandinavos a las 6 de la mañana y a las 8 de la tarde. Si se piensa que en el siglo XIX sólo había unas 6.000 almas en la isla, se puede entender el papel que debió desempeñar este campanario en la vida cotidiana de sus habitantes. La iglesia que estaba junto al campanario desapareció en el siglo XIX. La campana ya no suena en la ciudad desde que el ayuntamiento la sustituyó por un reloj en la década de 1930. El^{1 de} agosto de 1995, el campanario fue declarado monumento histórico. El campanario se había colocado más alto que la iglesia para que el sonido llegara más lejos y para evitar que cayera sobre las casas en caso de ciclón. En 2017, una vez más la fuerza de los vientos dañó el techo del campanario. El devastador huracán Irma no lo perdonó pero todo vuelve a estar en su sitio.