Arquitectura original
Los primeros yacimientos arqueológicos descubiertos en Panamá contienen vestigios de asentamientos,basureros, concheros y estructuras de piedra circulares o rectangulares que los investigadores consideran complejos funerarios o ceremoniales. En la desembocadura del río Tonosí, el yacimiento de Bucaro contiene todos estos elementos, así como vestigios de campamentos temporales instalados por los pescadores en la playa; mientras que el yacimiento de La Cañaza alberga un asombroso cementerio cuyos enterramientos se organizan en torno a una chimenea cilíndrica de 30 cm de diámetro y 50 cm de altura, una especie de pozo lleno de cenizas y desechos culinarios, alrededor del cual se disponían ofrendas y cerámicas que combinaban decoración policromada y cincelada. Más recientemente, los investigadores han desenterrado dos yacimientos fascinantes: el primero, Sitio Conte, con sus objetos de oro, es, para los científicos, la prueba de la existencia de una civilización que floreció del 250 a.C. al siglo XVI y que se conoce como la de los "Guerreros de Oro". Se cree que son los originarios del increíble Parque Arquelológico El Caño, donde se han desenterrado montículos de tierra que protegían tumbas, así como alineaciones de piedras y columnas de basalto. El elemento más estudiado es una tumba de varias plantas coronada por un techo de madera para un jefe cuyos restos se apoyaban en una plataforma formada por los cuerpos de 15 esclavos sacrificados. La tumba también contiene numerosos objetos preciosos, como oro y esmeraldas, un esplendor que explica por qué a menudo se hace referencia a estos yacimientos como El Dorado panameño.
En cuanto a la vivienda rural, la tradición precolombina de utilizar materiales naturales para construir estructuras sencillas y funcionales sigue muy viva hoy en día. En general, las viviendas se construyen con armazones y estructuras de madera (caña de azúcar, juncos), y tienen techos, generalmente cónicos, de hojas de palma tejidas, con una abertura en la parte superior para dejar salir el humo y con amplios aleros para protegerse del sol. Los palafitos se reconocen por su planta cuadrada, sus paneles de pared hechos de ramas y palos y su elevación sobre pilotes, lo que les permite acercarse lo más posible a los humedales. En los valles, los habitantes prefieren estructuras de troncos recubiertas de una mezcla de barro y construidas muy juntas para protegerlas del clima ventoso. Es en estas zonas rurales donde se perpetúa la tradición de la Junta de Embarre. Se trata de construir o reformar una casa para celebrar una boda. Toda la comunidad participa, desde la búsqueda de los materiales hasta la construcción de la casa. Sus estructuras están hechas de madera, plantas trepadoras, paja, hierba seca y tallos de caña de azúcar, y luego se cubren debarro. Una vez seca, la casa se pinta y se decora. Una colorida celebración del amor
Arquitectura colonial
Inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, las fortificaciones de la costa caribeña de Panamá forman un notable complejo defensivo, integrado de forma natural en un paisaje que se ha convertido en un activo estratégico. Entre los siglos XVI y XVIII protegieron el puerto de Portobelo y la desembocadura del río Chagres, por donde pasaban las mercancías más codiciadas con destino a España. Los primeros planos de las fortificaciones fueron elaborados por el ingeniero italiano Bautista Antonelli, que también diseñó las defensas de La Habana y Cartagena de Indias. La sucesión de baterías, terrazas, plataformas, fortines y "castillos" atestigua la adaptación de este sistema defensivo a los avances de la artillería. Macizas y almenadas, estas estructuras de piedra eran al principio resueltamente medievales. Luego, poco a poco, se fueron perfeccionando hasta adoptar rasgos neoclásicos, como demuestran los Fuertes de Santiago, Jerónimo y San Fernando.
Para admirar la arquitectura civil y religiosa de la época colonial, diríjase a Ciudad de Panamá. La capital alberga dos lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Panamá la Vieja - Panamá Viejo, vestigio de la primera fundación española, y el casco histórico o Casco Viejo. Fundada en 1519, la ciudad pasó de ser un simple puesto de avanzada colonial a convertirse en la prestigiosa sede de una corte real, un papel señero que se refleja en su trazado cuadriculado y su organización en torno a grandes plazas, pero sobre todo en los restos de su imponente arquitectura de piedra, con la alta torre de la catedral aún dominando el lugar. Fue aquí, en Panamá Viejo, donde empezó todo, antes de que la ciudad fuera trasladada en 1673 tras ser devastada por el ataque del corsario galés Henry Morgan dos años antes.
Para hacer inexpugnable su nueva ciudad, los ingenieros militares eligieron un emplazamiento junto al mar, donde diques y fosos convertían los elementos naturales en auténticas armas defensivas. Protegida por gruesas murallas, la nueva ciudad -el actual Casco Viejo- sigue teniendo un trazado cuadriculado, con manzanas regulares de viviendas dispuestas alrededor de plazas flanqueadas por edificios emblemáticos, empezando por los numerosos edificios religiosos.
La catedral basílica de Santa María la Antigua es uno de los mejores ejemplos. Flanqueada por dos torres huecas originalmente pintadas de rojo y con incrustaciones de nácar, es una de las catedrales más altas de Latinoamérica. Su fachada de piedra esculpida, abrigada por tres elegantes pórticos, se abre a tres naves cuyas bóvedas de madera están sostenidas por 67 columnas cruciformes de piedra y ladrillo. No se pierda la sacristía, único ejemplo de edificio colonial rematado por una cúpula. Como muchos otros edificios religiosos de la época (la iglesia de San José, la iglesia de la Merced y el Salón Bolívar, que fue sala capitular del antiguo monasterio de San Francisco), presenta las características del barroco jesuítico, con sus curvas, arcadas, columnatas y hornacinas esculpidas.
Las fachadas están animadas por balcones de hierro forjado y ventanas con grandes postigos de madera, que confieren al conjunto una elegancia cálida y típicamente colonial.
La arquitectura colonial civil y residencial se caracteriza por muros de piedra, a menudo revestidos de estuco de colores pastel o encalados, y tejados de tejas de terracota en tonos ocre-rojizos con voladizos protectores. Las fachadas están jalonadas por balcones con elegantes herrajes y ventanas protegidas por grandes contraventanas de madera. Esta arquitectura civil opta a menudo por influencias neoclásicas, sobre todo en la repetición y simetría de los porches y arcos de entrada de las residencias, pero a veces matizadas con influencias neomudéjares (patios interiores, galerías y columnatas elegantemente entrelazadas, etc.). La Casa Góngora y el Palacio de las Garzas (palacio presidencial) son los dos mejores ejemplos del Panamá colonial.
Ingeniería y eclecticismo
Tras el triunfo de su Canal de Suez, Ferdinand de Lesseps quiso repetir la hazaña con el Canal de Panamá. Este titánico proyecto comenzó en 1880. Decenas de miles de hombres excavaron con palas, antes de que impresionantes excavadoras de cuchara vinieran a ayudarles en su tarea. Hubo tantos accidentes que hubo que construir canales de desvío y presas de retención. El proyecto se retrasaba y los costes de construcción se disparaban, por lo que Lesseps se vio obligado a revisar sus planes y optar por un canal con esclusas, más barato y rápido de construir. Gustave Eiffel incluso diseñó para la ocasión unas innovadoras esclusas con compuertas deslizantes sobre raíles, pero esta primera vida francesa del canal fue un fracaso. El proyecto sólo se reanudó bajo el impulso de los estadounidenses, que querían convertir el canal en una baza estratégica y militar. 320 m de largo, 33 m de ancho, 13 m de profundidad y compuertas de 25 m de altura: las esclusas del canal son monumentales, capaces de acoger cargueros Panamax, los gigantes de los mares con las dimensiones máximas (294,10 m de largo y 32,30 m de ancho) necesarias para pasar por las esclusas. Pero maniobrar un buque de este tamaño por un canal tan estrecho no es tarea fácil, por lo que se creó un sistema de amarre único: los buques son arrastrados y retenidos en el centro de la dársena por locomotoras eléctricas que circulan sobre raíles dispuestos a ambos lados del canal.
Franceses y estadounidenses no sólo dejaron su huella en el canal, sino también en la arquitectura de la época. Si las ciudades panameñas, empezando por el Casco Viejo de la capital, le recuerdan el ambiente de Nueva Orleans, ¡es natural! Los franceses reprodujeron esta colorista mezcla de influencias hexagonales, españolas y caribeñas. Los tejados con ventanas abuhardilladas, los exteriores cuadrados y simétricos y los tejados empinados le dan un aire provinciano francés. Cabe destacar que los marcos y estructuras de madera han sobrevivido a múltiples incendios porque están protegidos por gruesas capas de yeso. En cuanto a los tejados de tejas, los amplios patios interiores, las fachadas interiores salpicadas de logias, las fachadas exteriores con balcones en ménsula protegidos por voladizos... esta vez, estos elementos son de influencia decididamente española, mientras que los colores vivos y cálidos aportan un toque caribeño.
Lejos de este ambiente tan ecléctico, los estadounidenses optaron por una sobriedad estilística sólo igualada por el monumentalismo de sus estructuras. La Estación de Ferrocarril de Panamá lleva el sello del estilo Beaux-Arts, mientras que el famoso Edificio de la Administración del Canal de Panamá mezcla neoclasicismo (frescos, cúpula de cristal, columnatas, simetría) y modernismo. La misma mezcla de estilos y épocas se puede encontrar en la nueva ciudad de Colón, en el otro extremo del canal, con su catedral de San Juan Bautista, con su juego de curvas barrocas y pureza de volúmenes que anuncia la llegada del Art Déco. El Art Déco, y su variante conocida como Streamline, está especialmente presente en la ciudad de Panamá, que cuenta con numerosos edificios con esquinas curvas que recuerdan los camarotes de un barco, así como bellos edificios públicos como el Teatro Balboa, con sus volúmenes geométricos que alternan curvas y líneas rectas y su bella caligrafía, y el Banco Nacional de Panamá.
Vibrante arquitectura contemporánea
Construido en 1962, el Puente de las Américas impresiona por sus dimensiones. Tiene 1.654 m de longitud y se eleva más de 110 m sobre el nivel del mar. Durante mucho tiempo fue el único puente asociado al canal, pero ahora está asociado a otras dos obras maestras de la ingeniería. Construido en 2004, el Puente del Centenario es un soberbio puente atirantado de 1.052 m de longitud sostenido por dos torres de 184 m de altura diseñadas para resistir terremotos frecuentes. Inaugurado en 2019, el Puente Atlántico es el puente de hormigón pretensado más largo del mundo. Se eligió el hormigón en lugar del acero por su mayor resistencia en un entorno extremadamente corrosivo. Sus dos pilones de 212 m de altura le confieren una silueta muy aérea. Igual de aéreos son los cientos de rascacielos que conforman el skyline de Ciudad de Panamá. La capital es una de las ciudades con mayor densidad de rascacielos Con 293 m y 70 pisos, la torre JW Marriott Panamá es la más alta de Latinoamérica después de la Gran Torre Santiago, en Chile. Aunque la mayoría de las torres tienen poco interés arquitectónico, otras sí destacan. Es el caso de la Torre de las Artes, que forma parte del complejo residencial de lujo YOO Panamá. Creado por Philip Starck y John Hitchcox, YOO inspired by Starck pone su sello colorista e imaginativo en los mejores hoteles y resorts del mundo. Aquí, el vestíbulo con sus asombrosas columnas doradas imitando árboles y las bonitas cabañas que rodean la piscina son una visita obligada. Otra fantasía: la Torre F&F, apodada Torre Tornillo o Torre de la Revolución, por su estructura en forma de hélice retorcida que sobresale del paisaje de la capital. A la sombra de estos gigantes de cristal y acero se desarrolla una arquitectura asombrosa. Algunos de los mejores edificios contemporáneos son : la Bolsa de Diamantes de Panamá, con su perfil futurista y su fachada de paneles de aluminio perforados en patrones que recuerdan los ángulos de un diamante tallado; el Estadio Maracaná, con su juego de curvas y líneas rectas, sus columnas de acero y hormigón armado, su estructura de tejado de celosía de acero y sus cubos esquineros cubiertos de chapas perforadas que les dan un aspecto pixelado ; y, por supuesto, el Biomuseo, "situado en la desembocadura del Canal de Panamá, este espacio de formas irregulares y coloridas superpuestas se reapropia de la paleta tropical de la región, como una oda a su biodiversidad. " Se trata del único proyecto en América Latina del célebre arquitecto Frank Gehry, cuya esposa es panameña.
Hacia una arquitectura más sostenible
Deforestación, contaminación... Panamá se enfrenta a grandes retos climáticos y, desde hace algunos años, trata de avanzar hacia una arquitectura más virtuosa y sostenible. Algunos proyectos sorprendentes dan testimonio de esta voluntad, como la Plastic Bottle Village, en Isla Colón (Bocas), cuyas casas (¡y castillo!) están diseñadas con armazones de acero que se rellenan con botellas de plástico vacías para aislarlas y luego se recubren de hormigón. La SaLo House, de Patrick Dillon, cerca de Santa Catalina, también recicla materiales, con el objetivo de recrear un ecosistema y cuestionar la arquitectura tropical con esta residencia de paredes transparentes desmontables diseñada íntegramente para proporcionar ventilación natural. Otros proyectos interesantes son el ecolodge Vistas Cope, cerca de El Copé, cuyas vigas de madera y acero están hechas con materiales reciclados de bases americanas abandonadas; cerca de Gamboa, impresiona el Panamá Rainforest Discovery Center, con su centro de visitantes construido sobre pilotes en una zona que ya ha sufrido la deforestación para evitar infligir más daños a la naturaleza, y su torre de observación que se funde con los árboles. Es un compromiso defendido por Ocean Builders, empresa especializada en tecnología marina. En Panamá, la empresa inauguró sus primeros Sea Pods, viviendas flotantes autosuficientes y ecorrestaurativas encaramadas a 3 m sobre el nivel del mar, gracias a un sistema de tubos de acero llenos de aire que les permiten flotar, y que a su vez se convierten en soportes de nuevos ecosistemas marinos. Drones, barcos autopropulsados para limpiar el océano, robots para dar servicio...: la empresa también quiere convertir sus vainas en una revolución tecnológica. ¡Panamá está a la vanguardia de esta renovación!